Desokupa, un lucrativo negocio cimentado en las redes sociales
La empresa, con una facturación de casi 900.000 euros al año, gravita en torno a los vídeos de su carismático dueño y las retransmisiones televisadas en directo de sus desalojos
Se colaron en el portal. Reventaron la puerta. Y okuparon el piso. Sucedió en mayo de 2019 en un edificio de la calle de Atocha, en pleno centro de Madrid, a pocos metros de donde Desokupa ha colgado ahora una lona gigante contra Pedro Sánchez. El piso en cuestión era propiedad de un banco. Un bajo de apenas 30 metros cuadrados con una minúscula habitación. Ahí dentro convivieron hasta 15 jóvenes. Hicieron de la casa un mercadillo de droga ambulante, incluso durante el confinamiento. El final de esta historia llegó el 8 de julio de 2020. La empresa Desokupa se presentó en el rellano de la puerta con tres empleados enormes tras ser reclamada por los vecinos. Allí aparecieron tres armarios empotrados, con tatuajes y de mirada desafiante. Atemorizaron a los okupas, que en menos de 10 minutos se marcharon de allí ante la mirada atónita del vecindario y de millones de españoles, porque la hazaña se retransmitió en directo en El Programa de Ana Rosa, en Telecinco. Después aparecieron más televisiones, más conexiones en directo, y el vídeo acabó viralizado en las redes sociales.
Desokupa es una de las empresas que se dedican a los desalojos extrajudiciales en España. Con prácticas que exploran los márgenes de la ley, su dueño, Daniel Esteve, ha capitalizado como nadie las redes sociales y los programas de televisión de máxima audiencia agitando el fantasma de las okupaciones. De la maraña de empresas que Esteve administra (cuenta con 10 cargos activos) vinculadas a la hostelería, la cosmética y el ocio nocturno, el buque insignia es Conciencia y Respeto 1970 S. L., el nombre social de Desokupa. La compañía se nutre de una legión de seguidores en Instagram, Twitter, YouTube y TikTok. Una audiencia fiel de más de medio millón de personas para sus vídeos de desalojos y sus agresivas opiniones políticas en contra de los partidos de izquierda. Pero también para los momentos en los que se abraza con personas mayores, con niños enfermos o en defensa de los animales.
Una de las últimas bazas publicitarias que ha jugado es la colocación de una lona gigantesca en la fachada de un edificio en obras en el centro de Madrid, con un mensaje dirigido al presidente del Gobierno: “Tú a Marruecos. Desokupa ¡a La Moncloa!”. La lona, que está contratada hasta el 23 de julio, la ha financiado Xaime da Pena, dueño de DP Abogados Consultores S. L., y el nombre de este bufete aparece en el cartel. “Yo le pagué a Desokupa 40.000 euros”, confirma Da Pena por teléfono. “La idea de la lona se le ocurrió a él y yo supervisé que no hubiera delito de odio”, explica. La relación entre ambos es “por temas de abogados y profesionales”, detalla el letrado. “Yo no comparto con Dani muchísimas cosas. No soy ni de Vox, de hecho era más naranjito [en referencia a Ciudadanos] que otra cosa. Esto es algo más de marketing y de sarcasmo”, asegura, sobre su aventura con la empresa que, a su criterio, es la número uno en el mercado de los desalojos extrajudiciales.
Las últimas cuentas depositadas por Desokupa en el Registro Mercantil revelan que la compañía cerró 2021 con pérdidas de 180.000 euros (con una facturación de 888.799), frente a los 240.000 euros que ganó el año anterior. Pero sigue siendo una compañía con pocas deudas y saneada, en la que Esteve cobra un sueldo anual de 184.842 euros. Dispone de nueve trabajadores y dos sedes oficiales, aunque solo consta una dirección en Barcelona. Allí, el portero asegura que Desokupa se mudó “hace unos meses”, sin dar más detalles. Más dudoso es el historial de una de sus filiales, Dem Urbanas, ya en liquidación, pero que llegó a contar con 52 empleados, según sus propios datos. Varios de ellos denunciaron en 2021 que Esteve les debía horas extras o les había contratado en negro. Poco después de la polémica, la compañía se disolvió.
“Muchas personas no saben ni lo que firman cuando contratan a Desokupa”, critican fuentes judiciales sobre la manera de proceder de la empresa. Una de las vecinas que recurrió a ellos para el desalojo de los bajos en la calle de Atocha de Madrid cuenta que les conocieron “por internet”. “Muchos de los vecinos no querían participar en la contratación de Desokupa. Al final los que estábamos de acuerdo éramos más o menos la mitad del bloque. Firmamos un contrato con Desokupa de, creo recordar, unos 4.000 euros”, explica la mujer, que prefiere no ser identificada. Fuentes judiciales explican que, antes de intervenir, Desokupa estudia el valor catastral y el tipo de vivienda, y a partir de ahí decide el precio del desalojo.
Los Mossos d’Esquadra han investigado a Esteve y sus empresas en diversas ocasiones. Apareció en el radar policial hace más de una década, cuando empezó a dedicarse al cobro de morosos. La policía catalana le detuvo en dos ocasiones, acusado de formar parte de un grupo de extorsionadores profesionales. El pasado mayo, los servicios de información se pusieron de nuevo tras su pista después de su irrupción en la campaña electoral municipal de Barcelona. Esteve espoleó un conflicto hasta entonces inexistente con unos edificios okupados en la zona alta de la Bonanova. Y convocó manifestaciones con el apoyo de la extrema derecha de Vox, en las que algunos de sus participantes hicieron saludos nazis. “Es un asunto que está siempre encima de la mesa”, afirman fuentes policiales sobre el dueño de Desokupa.
Pero hasta el momento las investigaciones de los Mossos contra Esteve no han prosperado. El empresario catalán, de 53 años, criado en el mundo de la seguridad en el ocio nocturno, ha sido siempre absuelto. Tampoco han salido adelante las denuncias contra él o sus fornidos trabajadores en desalojos por lesiones, coacciones, amenazas… La policía administrativa de los Mossos también analizó si Esteve y los suyos cometían un delito de intrusismo profesional en el mundo de la seguridad privada. En sus informes, constatan que Desokupa se ha ido adaptando para evitar problemas legales: pasaron a identificarse como controladores de accesos y en la actualidad se definen como “mediadores, abogados y/o representantes legales de la propiedad”. El Ayuntamiento de Barcelona también ha presentado denuncias por delito de odio ante la Fiscalía.
La única muesca en su currículum es una sentencia del pasado 27 de junio del Juzgado de Primera Instancia número 42 de Barcelona. La resolución afecta al pilar sobre el que descansa el éxito de Desokupa: las redes sociales. Esteve debe indemnizar con 5.899 euros por atentar contra su derecho a la imagen a un hombre al que grabó en uno de sus desalojos extrajudiciales en enero del año pasado, y que después subió a sus cuentas de Instagram y de Facebook. La sentencia considera que las redes sociales de Esteve son una plataforma para publicitar Desokupa y para la “captación de potenciales clientes futuros”. Y que, por tanto, utilizó sin su permiso la imagen de una persona para darse publicidad. Esteve ha anunciado, también a través de sus redes, que recurrirá la sentencia.
El viernes, el líder de Desokupa anunció que a las seis y media de la tarde descolgaría su gigantesca lona en el centro de Madrid, que había sido denunciada por el PSOE y por ERC ante la Junta Electoral, porque ya había hecho dinero suficiente con ella. “Hemos multiplicado por cinco nuestras expectativas, hemos superado los 10 millones de euros en impactos de publicidad”, dijo en un vídeo. “Hemos hechos miles y miles de contrataciones, es una locura, tenemos trabajo hasta noviembre […] Descolgamos el cartel porque desde luego ya hemos sacado más de los que nos pensábamos que íbamos a sacar”, afirmó. Tres horas después, se burló de todos los medios apostados delante del inmenso anuncio a través de otro vídeo. Leyó la resolución de la Junta Electoral, según él notificada por la mañana, que dictaminaba que no había obligatoriedad de retirarla, y alzando una copa de cerveza al aire gritó: “¡La lona se queda! ¡Por mis cojones y los del juez!”.
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