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El PSC se encomienda a Pedro Sánchez para el asalto a la alcaldía de Barcelona

El presidente del Gobierno intensifica su agenda catalana para apuntalar la proyección de los candidatos a las municipales

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a Jaume Collboni, candidato a la alcaldía de Barcelona, el pasado día 10 de marzo.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a Jaume Collboni, candidato a la alcaldía de Barcelona, el pasado día 10 de marzo.Ceci Fimia/PSC (EFE)

La política catalana esquiva la previsibilidad. La acción de gobierno de la Generalitat se ha empantanado por la falta de apoyos de Esquerra, muy aislada por las disputas fratricidas con Junts y la CUP; y Pere Aragonès no encuentra la estabilidad tras lograr que el PSC le aprobara los Presupuestos. Salvador Illa busca jugar esa baza para que los socialistas sigan arañando espacio al independentismo. “Responsabilidad”, esgrime de manera recurrente el jefe de la oposición. En el mapa de Illa, el camino hacia la Generalitat pasa por los ayuntamientos, y el PSC tratará de exprimir la imagen de Pedro Sánchez para el empujón en las municipales de mayo. “Lo que cuenta es el candidato, pero Pedro Sánchez le da peso a la marca”, indican desde el PSC.

La gira catalana del presidente del Gobierno arranca este domingo, con un acto en L’Hospitalet de Llobregat para dar apoyo a la candidata Núria Marín, que lleva 15 años gobernando. Sánchez comparecerá al lado de Salvador Illa. Junto a ellos estará Jaume Collboni, el candidato por Barcelona. Los socialistas no esconden que la capital catalana es una prioridad. “La apuesta es Barcelona, es la madre del cordero”, subraya una fuente cercana a la dirección del PSC. Collboni tiene la misión de revertir la tendencia que se inició en 2011, cuando Jordi Hereu sucumbió ante la Convergència de Xavier Trias. “Contar con el secretario general del partido suma”, valoran desde el PSC.

Pedro Sánchez ha puesto a Barcelona como objetivo prioritario de las elecciones municipales. De hecho, la posibilidad que se maneja es cerrar allí la campaña del 28-M, como ya se hizo en las elecciones generales de noviembre de 2019. La apertura sería en Sevilla, la principal urbe con un alcalde del PSOE.

Una táctica parecida tratan de jugar los comunes. La actual alcaldesa, Ada Colau (Barcelona En Comú), buscará sacar partido de su buena relación con la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social, para reforzar su imagen y revalidar su mandato. Díaz es la política mejor valorada por los ciudadanos, según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Díaz roza el aprobado con un 4,89 sobre 10, y tras ella se encuentra el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, que obtiene un 4,41.

Sánchez no tiene concretada la agenda que seguirá en la campaña de las municipales, pero el PSC avanza que la visita de este domingo a L’Hospitalet no será un hecho puntual. El cinturón metropolitano de Barcelona, tradicional granero de votos para el socialismo, es una zona marcada en rojo a la hora de planificar las visitas de las figuras del partido con más tirón entre la militancia y los simpatizantes. “Aspiramos a ser la primera fuerza progresista y capitalizar la alcaldía de Barcelona también con el voto transversal”, explican fuentes de la dirección federal del PSOE.

El PSC pone de relieve que el escenario catalán ha dado un vuelco. Las soflamas independentistas han bajado de tono y los discursos más excitados pierden adeptos. Esta semana, en apenas 48 horas, el Govern tuvo que lidiar con el barullo provocado por el regreso a Cataluña de la exconsejera huida Clara Ponsatí y con la sentencia que condena a Laura Borràs por un caso de corrupción. La movilización popular en ambos casos fue discreta, pero la cascada de reacciones ha puesto a Esquerra en el centro de la diana, justo en un momento en que el Govern necesita aliados para desplegar un plan de recorte del consumo de agua ante la peor sequía en más de un siglo.

El mosaico político se ha abierto a nuevos encajes y todos los partidos catalanes coinciden en que se verán alianzas impensables hace unos meses. “El PSC no está comprometido con el fin de la represión”, manifestó en octubre Oriol Junqueras, presidente de Esquerra. Sin embargo, su partido ha terminado abrazando al PSC para desbloquear los presupuestos y se encomienda a los escaños socialistas para aprobar medidas en el Parlament. Junts también admite que tendrá que explorar pactos con el PSC después de las municipales. El más vehemente es Xavier Trias, candidato de la derecha independentista por Barcelona, quien no esconde la buena sintonía con Jaume Collboni. En ese escenario, se disipan las dudas acerca del rédito que dan las visitas a Cataluña de cargos de peso de la política española.

“Nos hemos convertido en la opción preferente de izquierdas, progresista y posibilista que puede atraer a votantes de ERC que antepongan las políticas sociales y económicas en la pandemia y por la guerra de Ucrania antes que la ideología independentista, así como de centro moderado que valoren la estabilidad, la gestión y la solución al procés”, añaden en la sala de máquinas de la campaña electoral de Ferraz.

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