El patrón del buque ruso que arrolló a un pesquero en Barcelona acepta dos años de cárcel
“El barco pasó por encima y salí del agua”, explica el superviviente del siniestro que en 2017 costó la vida a dos pescadores frente al puerto
El accidente entre El Fairell y el Midvolga, que en marzo de 2017 costó la vida a dos pescadores frente al puerto de Barcelona, fue responsabilidad de los patrones de los dos barcos, que no vigilaron como es debido los movimientos de la embarcación que tenían delante. Ambos han aceptado este martes, seis años después del siniestro, su parte (desigual) de culpa. Xavier Huguet, el capitán del pesquero catalán, ha asumido el pago de una pena de multa por un delito de homicidio imprudente leve. Dmitry Popov, primer oficial que estaba al mando del mercante ruso, ha aceptado una condena de dos años de cárcel por homicidio imprudente y la prohibición de navegar en aguas españolas durante tres años; el pacto pasa por suspender la pena, por lo que no ingresará en prisión.
Pese al reconocimiento de los dos acusados, el juicio sigue adelante porque no hay de acuerdo en otro asunto esencial: el dinero. Después de tres intentos fallidos para que se celebrara la vista oral, las partes implicadas (empresas, aseguradoras) siguen sin ponerse de acuerdo sobre quién tiene que asumir las indemnizaciones a los familiares de los dos hombres que fallecieron, ambos de 36 años: el marroquí Mfeddal Sarghini y el senegalés Cheikhou Mané. La Fiscalía pide el pago de 600.000 euros a las familias y de otro medio millón a Salvamento Marítimo por las tareas de rescate.
La colisión se produjo pasadas las 15 horas del 20 de marzo de 2017. El mar estaba en calma, había buena visibilidad y las condiciones meteorológicas eran excelentes. El Midvolga, un buque de 137 metros de eslora con matrícula de San Petersburgo, salía del puerto de Barcelona al tiempo que El Fairell, una embarcación mucho más pequeña (21 metros) regresaba de una jornada de pesca. El buque ruso pasó por encima del pesquero y los tres marineros que iban en la cubierta cayeron al agua. Además del capitán, hubo otro superviviente, el pescador Ricardo Segura.
Segura ha explicado este martes, en la primera sesión del juicio, que él y sus compañeros apenas tuvieron tiempo de reaccionar. “Íbamos para el puerto. Escuché a un compañero gritar, me levanté y vi que venía el barco. Me fui para popa, les dije que se agarraran y después que se tiraran al agua”. Tras caer el mar, el pescador salió un momento a la superficie “para coger aire” y se sumergió de nuevo cuando el barco pasó por encima del pesquero. “No pude salir hasta que el barco fue aminorando. Entonces pegué un empujón y salí”, ha dicho. Tanto el capitán como él mismo fueron rescatados por el buque ruso. No corrieron la misma suerte sus compañeros Sarghini y Mané, que fueron encontrados tres días más tarde, a casi 160 metros de profundidad, por la nave de salvamento Clara Campoamor. Murieron por asfixia.
Sin contacto visual
Tras permanecer atracado toda la mañana en el puerto de Barcelona, el Midvolga puso rumbo a Alejandría. El capitán había dejado a su primer oficial, Dmitry Popov, al mando y se había retirado a su camarote a descansar. Popov, que tenía entonces 30 años, detectó un eco en el radar y comprobó, con los prismáticos, que se trataba de un barco pesquero. El oficial consideró que le pasaría por la derecha y no alteró la velocidad ni el rumbo. En el otro lado, en El Fairell, el capitán Xavier Huguet había puesto el piloto automático y estaba rellenando el informe de marea que debía enviar antes de llegar al puerto.
Elena Delgado era la coordinadora de seguridad del puerto de Barcelona cuando se produjo el siniestro y es la autora del informe que ha establecido qué hizo mal cada embarcación. “Constatamos que hay una responsabilidad compartida. Una de las causas del accidente fue la falta de vigilancia visual por parte de los oficiales de los dos barcos”, ha explicado en la vista oral. Delgado considera que el accidente fue en un 70% responsabilidad del mercante ruso y en un 30%, del pesquero barcelonés. “Este porcentaje es en función de la gravedad de las reglas del convenio que incumplió cada una de las embarcaciones”, ha detallado. Para evitar la colisión, el Midvolga tendría que haber realizado la maniobra para cambiar de rumbo al menos con cuatro o cinco minutos de antelación. Cuando Popov hizo sonar las alarmas para eludir el choque, ya era tarde.
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