Ada Colau acelera actos e inauguraciones para lucir obras en marzo y cumplir con la ley electoral

Que las obras en Barcelona se concentren a final del mandato es lo normal. Porque planearlas, aprobarlas, sacarlas a concurso y ejecutarlas, cuesta tiempo. Si a esto se suma el frenesí de transformaciones urbanísticas del gobierno de la alcaldesa Ada Colau, el retraso por el parón obligado durante la pandemia y las obras que deben hacerse a toda velocidad para cobrar fondos europeos Next Generation (kilómetros de carriles bici, por ejemplo), el resultado es que la ciudad está patas arriba. La paradoja del Gobierno es que la gran mayoría no estarán terminadas hasta poco antes de la campaña electoral, cuando la ley electoral ya no permite inaugurar. En el actual periodo electoral, el día límite es el 4 de abril: queda un mes.

De ahí que la alcaldesa y su equipo preparen inauguraciones de lo ya terminado; o visitas de obras, fiestas ciudadanas, paseos en calles todavía por terminar. Amplio despliegue de actividades para enseñar sus obras de gobierno. También en los distritos habrá actos de pequeño formato. Las diez áreas áreas de la ciudad están capitaneadas, mitad y mitad, por concejales de los dos partidos del gobierno municipal, cinco de Barcelona en comú (Ciutat Vella, Eixample, Sant Andreu, Gràcia y Sants - Montjuïc) y cinco del PSC (Sarrià-Sant Gervasi, Sant Martí, Horta - Guinardó, Les Corts y Nou Barris) y organizarán sus propios actos.

En las últimas semanas se han inaugurado el videomarcador de la pista del polideportivo de la Espanya Industrial (Sants-Montjuïc), el entorno pacificado de la Escola Casas (Sant Martí), la segunda fase de la reurbanización de la calle de Gran de Sant Andreu (Sant Andreu) o, esta semana, los pisos de la cooperativa La Xarxaire, en la Barceloneta (Ciutat Vella). Han sido actos institucionales, del consistorio. Además, este domingo día 5, los comunes han organizado una “bicicletada para conocer las grandes transformaciones urbanas” de la ciudad. El recorrido pasa por entornos escolares protegidos, la nueva Meridiana, obras del tranvía, Superilla y termina con un vermut popular a las 13.30 en el corte de tráfico dominguero de la calle Gran de Gràcia.

En las próximas semanas, hasta el 4 de abril, el calendario también está apretado de actos. Hay prevista una visita a las obras del tranvía, un acto conjunto entre el Ayuntamiento (que paga la urbanización) y la Generalitat (que paga el tranvía). Los trabajos en la avenida de la Diagonal están muy avanzadas y en algunos tramos incluso hay raíles ya colocados, y ni Colau ni el president Pere Aragonès quieren perder la oportunidad de lucirlos. Otros actos previstos son una visita al “eje verde” de la Superilla en la calle de Girona, para enseñar la calle sin coches y con más vegetación, una fiesta en otro punto de la Superilla, actos de lucimiento del “protejamos las escuelas”, de estreno de juegos infantiles en parques o de carriles bici.

Preguntada el área de Urbanismo y Movilidad que capitanea la teniente de alcalde Janet Sanz sobre el hecho de no llegar a tiempo de inaugurar las obras terminadas, el ejecutivo responde que “hace una valoración positiva” y “que todas las obras siguen los calendarios previstos”, condicionados por la pandemia. “Para el Gobierno municipal lo importante no son las inauguraciones, sino que las obras sigan en marcha y que la ciudad se esté transformando. Habrá cambios muy importantes que se verán tanto en las próximas semanas como en los próximos meses y antes del verano”, aseguran. El área de Urbanismo cita los casos de Gran de Sant Andreu, Meridiana hasta Navas (todavía en obras), los túneles de Glòries, la pacificación de la calle de Almogàvers, la plaza Sòller, los entornos escolares, las mejoras en el barrio de Canyelles, nuevos ascensores o escaleras mecánicas, o los tramos de carril bici finalizados.

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