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Albert Cavallé, ‘el estafador de mujeres’, esquiva la cárcel pese a que sigue sumando condenas

Con siete sentencias desfavorables y nueve absoluciones, el seductor que engañaba a mujeres por Tinder gana tiempo a la espera de tres casos pendientes

Jesús García Bueno
Albert Cavallé, sonriente a la espera de un juicio en Barcelona, en mayo de 2018.
Albert Cavallé, sonriente a la espera de un juicio en Barcelona, en mayo de 2018.Consuelo Bautista

—Usted sabe los hechos que se le atribuyen. ¿Son ciertos?

—Correcto.

Pronunciada con desdén, esa única palabra sirvió a Albert Cavallé para aceptar, el miércoles, una pena de dos años y tres meses por estafar 68.500 euros a seis mujeres a las que había seducido a través de aplicaciones de ligue como Tinder y Badoo. Es la última de las sentencias condenatorias que acumula el hombre conocido como el estafador de mujeres y que, sin embargo, no han servido todavía para ordenar su ingreso en prisión. Cavallé, de 41 años, sabe que el reloj corre en su contra porque todavía tiene tres procesos pendientes y porque aguarda a que el Tribunal Supremo confirme algunas de las sentencias, lo que podría conducirlo a la cárcel. Hasta ahora, ha logrado que los tribunales que lo han condenado hayan suspendido la ejecución de las penas. Tal vez por esa buena fortuna, Cavallé se muestra confiado. El miércoles, tras el juicio —donde se presentó con unas llamativas gafas de sol— salió a la calle y dirigió una peineta a las cámaras de televisión que lo esperaban en la puerta... y a dos de sus víctimas.

Cavallé, vecino de Barcelona, fue detenido en 2018 por los Mossos d’Esquadra acusado de seducir a decenas de mujeres para quedarse con su dinero y sus joyas. Ya entonces quedó en libertad por orden del juzgado que había ordenado su detención, pero aquel fue el inicio de un largo camino de procesos judiciales que ha atravesado con éxito desigual. Según la documentación a la que ha accedido este diario, Cavallé ha vencido a la justicia en nueve ocasiones: tres casos fueron archivados antes de llegar a juicio y en otros seis resultó absuelto, bien por falta de pruebas o bien porque el engaño no fue de suficiente entidad como para poder ser considerado una estafa. Ocurrió, por ejemplo, en 2019, cuando una jueza concluyó que las mentiras que contó a su víctima para que le entregara más de 2.000 euros eran “difícilmente creíbles”; la mujer, añadía la sentencia, debería haber “mantenido una mínima autoprotección o diligencia”.

“Esas victorias permiten ir alargando el tiempo de mi cliente en libertad. Intentamos luchar todos los casos, aunque en ocasiones valoramos que lo mejor es conformarnos y pelear por la suspensión de las penas impuestas. Esta vez, la Fiscalía pedía 10 años de prisión y el escenario era muy arriesgado”, explica a este diario su abogado, David Sans, sobre el juicio del miércoles en la Audiencia de Barcelona. Cavallé aceptó un año y nueve meses por el delito de estafa y seis meses más por hurto.

“No tenéis nada, todo palabra”

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La Fiscalía concluye —y así lo ha reconocido el donjuán estafador— que se presentaba a mujeres en redes sociales alternativamente como “abogado, inversor, cirujano” o incluso como “hijo de los dueños de una reconocida clínica de Barcelona” para convencer a las víctimas de su solvencia económica. Después, les pedía dinero con distintos pretextos. A una mujer le solicitó 1.000 euros con la promesa de arreglar su situación administrativa en España; a otras les exigió sumas mucho mayores con el argumento de que, tras el escándalo de los papeles de Panamá, sus cuentas corrientes en ese país habían sido bloqueadas. Solo una de ellas le entregó 49.000 euros en efectivo. Según el relato que ahora ha asumido como cierto, cuando recibió del juzgado la copia de la querella, en noviembre de 2018, Cavallé envió un mensaje a una de las afectadas dándole a entender que saldría airoso: “Jajajaja. Cateta. Eres peste. Ya los jueces no os creen (...). En la cárcel amigos míos te esperan. No tenéis nada, ni transfers, nada, todo palabra”.

El dinero lo usaba Cavallé, según las investigaciones policiales, para comprar objetos de valor (que luego vendía) y para satisfacer su ocio, incluidas drogas, alcohol y estancias en habitaciones de lujo con prostitutas. Cuando las víctimas le reclamaban el dinero, el seductor desaparecía sin dejar rastro ni mirar atrás. Las primeras denuncias se remontan a 2013, por lo que, según lo Mossos, Cavallé hizo de la estafa a mujeres su modo de vida. “Si he hecho algún daño ha sido inconscientemente. Nunca hice mal a nadie”, afirmó en una entrevista a La Vanguardia, una de sus escasas apariciones públicas. Lo hizo envalentonado por una serie de absoluciones que había cosechado. Y añadió: “Esperamos seguir enlazando un éxito tras otro. Siempre digo lo mismo: si alguna sentencia me condena a una pena, la que sea, cumpliré con lo que se me condene”.

Pero no todo han sido triunfos. A las nueve victorias cosechadas ante los tribunales, Cavallé suma siete derrotas. Antes del miércoles, sumaba cinco condenas firmes, que no admiten recurso. Todas ellas son de escasa entidad: 24 meses, 12 meses, 6 meses, 3 meses. El abogado ha logrado que esos juzgados —tres de Barcelona y uno de Pamplona— ordenaran la suspensión de la ejecución de la pena bajo ciertas premisas; entre ellas, que se comprometa a abonar la responsabilidad civil y devolver el dinero estafado a sus víctimas. También lo intentará con la sentencia del miércoles (27 meses más), alegando que ninguno de los dos delitos, por separado, supera los dos años, el umbral que sobre el papel marca el ingreso en prisión efectivo en caso de no existir antecedentes.

Nada garantiza a Cavallé un futuro en libertad. Más bien al contrario. Sobre los hombros del estafador, que según su abogado vive con sus padres y recibe una prestación de la Generalitat, pesan aún otras dos sentencias que no son firmes y están pendientes de recurso. La que supone una mayor amenaza para él es una pena de tres años y medio que debe ser ratificada (o no) por el Tribunal Supremo. “El escenario de ingresar en prisión está ahí y es algo que no podemos descartar”, afirma Sans, cuyo cliente afronta más escollos. Hay dos casos pendientes de juicio (el primero se celebra en mayo) y un caso más, “bastante serio”, según el abogado, que está en fase de instrucción: una chica con discapacidad a la que conoció en una web de citas y con la que empezó una relación dice que le entregó todos sus ahorros: 70.000 euros.

Ante el aluvión de casos, y con la calculadora en la mano, Sans sigue la fórmula de Simeone, convertida casi en cliché: “Voy partido a partido. La mayoría de las veces salimos a ganar, hay que alargar cuanto se pueda”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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