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¿Más bares en el Eixample de Barcelona? El pleno evidencia el divorcio entre comunes y socialistas sobre el modelo de ciudad

El PSC acusa a sus socios de “jugar a enfrentar y apropiarse de la voz de los vecinos” y BComú recupera el eslogan electoral de “gobernar obedeciendo a los vecinos”

Clara Blanchar
Jaume Collboni, antes de comenzar el último pleno de este mandato. Deja el acta de regidor y su puesto en el Gobierno para dedicarse a la campaña electoral.
Jaume Collboni, antes de comenzar el último pleno de este mandato. Deja el acta de regidor y su puesto en el Gobierno para dedicarse a la campaña electoral.Carles Ribas

La semana que comenzó con el socio de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el socialista Jaume Collboni anunciando su salida del Gobierno municipal para dedicarse de lleno a la campaña electoral, acaba con la escenificación del divorcio en el salón de plenos. El plan de usos del Eixample, el distrito central de la ciudad, que decidirá en qué condiciones y dónde se permite la apertura de nuevos bares, restaurantes o discotecas (actividades económicas de “alto impacto” las llaman), ha evidenciado que Barcelona en comú y el PSC tienen en la cabeza dos modelos distintos de ciudad. Los comunes quieren que el plan sea restrictivo en zonas como el barrio de Sant Antoni; y los socialistas piden suavizar los vetos.

No es nuevo, pero la brecha se ha ampliado durante el mandato y ha estallado cuando faltan cuatro meses y un día para las elecciones. Ya está. Se acabó. Es la guerra. Ninguno de los dos socios ha querido bajar del burro y la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, se ha visto obligada a retirar el punto del pleno in extremis, cuando los grupos habían debatido y expresado su voto y se había quedado sola, con la abstención de ERC. PSC, Junts, Ciutadans, Valents y el PP habían anunciado voto en contra. Si el plan no logra aprobarse, se levantaría la actual moratoria de licencias y habría barra libre en la apertura de bares, restaurantes o discotecas. Lo que encalla el acuerdo es si se suavizan las condiciones para abrir nuevos comercios o restauración en el barrio de Sant Antoni, que ya tiene un plan de usos votado en su día por el PSC. Compleja la posición de los concejales socialistas que se quedan en el gobierno hasta final de mandato, el único que sale es el candidato a desbancar a Colau.

La oposición en pleno les ha reprochado sus discrepancias. Junts y ERC han ido un paso más allá: han asegurado que si ganan la alcaldía, lo harán mejor. Y nadie, ni gobierno ni oposición, ha perdido la ocasión de lanzar mensajes en clave electoral. Janet Sanz ha recuperado incluso eslóganes de campañas electorales de los comunes: “Gobernar obedeciendo a los vecinos y vecinas” o “Hemos hecho lo que dijimos que haríamos”.

En un tono resignado, del que sabe que ya nada se puede mover (por lo menos en este pleno), Sanz ha defendido en tres intervenciones que “el Eixample necesita un plan de usos para proteger la diversidad comercial” y ha puesto en valor que el documento que llegaba a votación no es el que presentó hace un año porque “es fruto del consenso con vecinos y comerciantes, está en juego la vida y el comercio”. “No es una propuesta de nadie. Les pido la responsabilidad que ejerzo yo, no es el plan que presenté hace un año, nos hemos movido”, ha clamado en el desierto sobre un documento sobre el que los comunes han dejado caer el veto a actividades turísticas o acceden no fijar distancias lineales ni superficies máximas en los nuevos locales salvo en calles o zonas ya reguladas.

Por parte del PSC ha defendido su posicionamiento la teniente de alcalde de Agenda 2030, Laia Bonet. Bonet y Sanz, por cierto, en el pleno ocupan sillas en la presidencia, a lado y lado de la alcaldesa. La réplica de Bonet ha sido durísima con quienes son sus socios. “Los comunes han jugado a enfrentar, ya está bien de enfrentar a vecinos y comerciantes y de inventar lobbies en cada esquina. No aceptamos que se apropien de la voz de los vecinos, no secuestren el futuro por ideología”.

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Los turnos de la oposición no han hecho sino remachar el clavo en evidenciar las discrepancias de los socios. Jordi Coronas, de ERC, ha defendido que “lo que hoy se confronta es el modelo de ciudad: si queremos estrellas Michelin y tiendas de barrio o una ciudad franquicia”. “También confrontamos dos maneras de hacer política: útil y responsable que planifica el futuro a partir de fracasos previos, o la táctica del PSC”. Desde Junts, Jordi Martí Galbis ha pedido retirar el pleno entre reproches: “Hacía tiempo que no veía esta irresponsabilidad en la que es la casa de todos”. Paco Sierra, de Ciutadans, ha espetado que los socios “están utilizando el Eixample para mostrar sus discrepancias y lo pagan los ciudadanos”. Y Oscar Ramírez, del PP, ha calificado el pleno de “espectáculo lamentable que constata el fracaso de su modelo de ciudad”.

Colau: “Es insólito, un mal precedente”

El mal ambiente entre socios ha provocado que las dos tenientes de alcalde, Sanz y Bonet, y también la alcaldesa, salieran del pleno para valorar la situación: “Es insólito, es un mal precedente”, ha manifestado Colau sobre la situación. “No dejaremos caer el Eixample” y ha asegurado y ha explicado que convocará un pleno extraordinario para llevar el plan de nuevo a votación.

La disputa a propósito del Eixample no ha impedido la aprobación definitiva de otros dos expedientes de calado. La segunda versión de la Ordenanza que regula la Zona de Bajas Emisiones que la adapta para evitar que su anulación la deje sin efecto. Y el plan urbanístico que veta las cocinas y supermercados fantasma en la ciudad.

Collboni se marcha a la francesa y no interviene en el pleno

Más allá del plan de usos del Eixample, el otro momento clave del pleno de este viernes era la despedida de Jaume Collboni, que el 1 de febrero pasará de primer teniente de alcalde y socio de la alcaldesa Ada Colau, a candidato a la alcaldía a tiempo completo. Su equipo ha informado de que intervendría en el tramo final del orden del día. Pero antes de las tres de la tarde han comunicado que no lo haría. Después de un mandato menos cuatro meses se marcha a la francesa, sin despedirse. A primera hora el hasta ahora líder de los socialistas en el Ayuntamiento ha posado ante los fotógrafos hasta tres veces entrando en el salón de plenos.

La alcaldesa sí ha intervenido y ha deseado a Collboni "toda la suerte y aciertos, en lo personal y en la salud". "En el ámbito político es poco habitual marcharse para volver", ha reprochado y le ha pedido "como alcaldesa y como presidenta del plenario municipal que no diga que el mandato está acabado: le pido que no vuelva a decirlo, quedan cuestiones por resolver y los que nos quedamos seguimos trabajando por la ciudad".

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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