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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El día del orgullo facha

Se empieza haciendo broma para normalizar y se acaba convirtiendo en normal aquello que se parodia. Algo que en tiempos de descontento y desafección puede hacer mella

El presidente del parlamento italiano, Lorenzo Fontana.
El presidente del parlamento italiano, Lorenzo Fontana.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Milagros Pérez Oliva

Que un facha como Lorenzo Fontana, que ha declarado públicamente su simpatía por el nazismo y que dice compartir el ideario del partido neonazi Amanecer Dorado, presida el Parlamento italiano muestra la fuerza con la que está resurgiendo la extrema derecha. No es una anomalía de la errática política italiana. Forma parte de una internacional reaccionaria que se extiende por Europa y Estados Unidos. Los mensajes de apoyo de Donald Trump, Giorgia Meloni o Viktor Orban en el festival Viva22 de Vox son la expresión de la coordinación de la que se vanagloriaba Steve Bannon, el ideólogo del trumpismo. Si una formación como Hermanos de Italia ha ganado las elecciones es porque antes se ha producido una gran operación de blanqueo de su ideario. Un blanqueo como el que ahora se intenta en España. El PP sabe que difícilmente podrá gobernar sin una alianza con Vox y sus dirigentes preparan el camino para que resulte aceptable.

La última semana ha sido pródiga en mensajes de afirmación y blanqueo. El más llamativo ha sido el de la plataforma NEOS, fundada por el exministro del PP Jaime Mayor Oreja y la dirigente vasca María San Gil, con un vídeo titulado ¿Tú también eres facha?, que invitaba a vivir el 12 de Octubre, fiesta de la Hispanidad, con orgullo. El objetivo del vídeo es resignificar la palabra facha dándole la vuelta al uso que se hace desde la izquierda. “Da igual que seas conservador, moderado o hasta progresista. Hombre o mujer, joven o anciano, de Bilbao o de Cádiz… porque si te desvías del caminito marcado, del pensamiento único, serás un facha”. Son tantas la situaciones y actitudes “fachas”, que el calificativo pierde sentido. En eso consiste precisamente la operación de blanqueo: si todo es facha, nada es facha.

La campaña recibió rápidamente el apoyo de Isabel Díaz Ayuso, que difundió el vídeo por Twitter con un osado “Me Too” que era al mismo tiempo una identificación con el contenido y una burla del movimiento feminista. En un programa de televisión había dicho ya: “Si me llaman fascista es que estoy en el lado correcto de la historia”. Ahora, NEOS y Ayuso invitaban a celebrar el 12 de Octubre como el día del orgullo facha.

Se trata de convertir en atributo lo que hasta hace poco era un insulto: cualquiera puede ser facha, porque ser facha es normal. Se empieza haciendo broma para normalizar y se acaba convirtiendo en normal aquello que se parodia. Como hizo el alcalde de Madrid, José Luís Martínez-Almeida, en una réplica a la ministra Yolanda Díaz: “Seremos fascistas, pero sabemos gobernar”. La actitud de Díaz Ayuso o Almeida tienen su exacto correlato en canciones como ‘Qué facha soy’ o ‘Vamos a volver al 36′, que Los Maconios cantan en los mítines de Vox. “Si ser facha es amar a tu país… Si te miran mal porque te emocionas con la bandera nacional… Si soy el mal porque quiero menos impuestos y más libertad… ¡Qué facha soy! ¡Un diablo soy!”, cantan, desafiantes. Y Ayuso, encantada. Declararse facha se convierte así en una forma contestataria de salirse del carril. Algo que en tiempos de descontento y desafección puede hacer mella.

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