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Barcelona congela las tasas a los vecinos coincidiendo con el año de las elecciones

El presupuesto pactado por Colau y el PSC para 2023 alcanza la cifra récord de 3.600 millones de euros

Clara Blanchar
Presupuestos de Barcelona
Los concejales Montse Ballarín, Jaume Collboni y Jordi Martí, durante la presentación del presupuesto, este viernes.EUROPA PRESS (Europa Press)

Un presupuesto para 2023 expansivo, con la cifra récord de 3.600 millones de euros (un 5,5% más que el de 2022), más de 830 en inversiones y reservas generosas (50 millones) para afrontar contingencias. Y unas ordenanzas fiscales que, en el último año del mandato y en vísperas a las elecciones, congelan las tasas a los vecinos (como estuvieron en 2021 y 2022) y las bonifican los restauradores. Lejos queda el presupuesto de 2020, justo después de lograr la alcaldía por segunda vez, cuando las cuentas fijaron una notable subida de tasas e impuestos. Son los números pactados entre los comunes y el PSC (y tras el desacuerdo de la semana pasada) que ha presentado este viernes el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Otra gran novedad de las ordenanzas fiscales es que los vecinos podrán pedir tarifa plana de los impuestos municipales: que el consistorio les calcule el total que pagan al año y reparta el cobro en 12 meses.

En palabras del primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, “no incrementa la presión fiscal, da respuesta a incógnitas” y “es un ejercicio de anticiparnos para que la ciudanía vea que estamos conectados con lo que pasa en la calle”. El concejal de Presupuesto, Jordi Martí (comunes) y responsable de los presupuestos durante los dos mandatos de la alcaldesa Ada Colau, ha subrayado que las cuentas responden a la necesidad de “mantener y mejorar la calidad de los servicios públicos, a la coyuntura actual (después de haber asistido a situaciones como el procés, una pandemia y una inflación de dos dígitos) y culmina un proyecto de transformación de ciudad”.

Las cuentas inician ahora un trámite de negociación con la oposición. En este sentido, tanto Martí como Collboni han apelado a la responsabilidad de los partidos del consistorio en apoyarlas en un contexto de invertidumbre y han señalado la necesidad de que todas las administraciones tengan cuentas aprobadas: Barcelona, Cataluña y España. “Haremos todo lo posible para que haya”, han coincidido. “Es una propuesta realista y de mano tendida, asumible por parte de la oposición, esperemos que todo el mundo esté a la altura”, ha insistido el socialista. El año pasado sacaron adelante las cuentas con los votos del partido de Manuel Valls (que ya no estaba en el consistorio) y la abstención de ERC.

Martí ha destacado la capacidad de inversión, 830 millones; y también que crece el capítulo 1, que corresponde a los gastos de personal, porque el consistorio ha aumentado la plantilla y culminará la creación de plazas de Guardia Urbana en mil más. Martí también ha señalado que el presupuesto del Ayuntamiento aumenta su peso respecto al Producto Interior Bruto de la ciudad: suponía el 3,5% en 2015 y alcanzará en 2023 el 4%. “Cifras que apuntan a la capacidad de administración de emprender transformaciones ha aumentado”, ha valorado.

El proyecto de presupuestos mantiene la deuda a raya en torno en el 30% de sus ingresos corrientes (una cifra en la que se fijan las agencias internacionales de Rating y que valoran de Barcelona) y demuestra la solvencia de la tesorería de la administración municipal con datos como que paga a los proveedores en una media de 19 días.

En el capítulo de ingresos, el proyecto es conservador al calcular una caída de entrada por plusvalías por cambios normativos. En cambio muestra un incremento de 148 millones de euros que corresponden a las aportaciones del Estado (la PIE, 112 millones), a 30 millones de euros de la tasa turística por la recuperación tras la pandemia y las transferencias de la Generalitat.

En el de gastos, destaca el aumento de plantilla, un 33% de intereses generados tras dos años de déficit, un incremento en el gasto corriente, y las citadas contingencias e inversiones. El gasto corriente aumenta notablemente en servicios sociales y en servicios en el espacio público (limpieza, basura) y en seguridad (por la incorporación de agentes a la Guardia Urbana). La única partida que baja es la de parques y jardines, que tendrán un 0,5% menos de presupuesto.

Y en la carpeta de inversiones el 56% se lo llevan el urbanismo y la vivienda, con 338 y 134 millones respectivamente. Martí ha precisado que de los 884 millones (si se suman los 830 del ayuntamiento propiamente dicho y los del Instituto Municipal de la Vivienda y la empresa de los aparcamientos o el zoo, BSM) “830 ya están adjudicados a proyectos concretos”. Obras como las de Glòries, la Rambla, la Via Laietana o los ejes verdes.

La concejal de Hacienda, Montse Ballarín, ha subrayado la ausencia de subidas: “Ni (IBI) Impuesto de Bienes Inmuebles, ni impuesto de circulación, ni Impuesto de Actividad Económica o el ICIO (impuesto de las obras)”. En cambio, habrá bonificaciones para los restauradores, y una nueva bonificación (con poco impacto) por ocupación del espacio público a vehículos con bajas emisiones (sería el caso de vehículos de mudanzas o rodajes, por ejemplo).

Unas cuentas que crecen mil millones de euros en ocho años

El presupuesto del Ayuntamiento de Barcelona ha crecido en 1.045 millones desde 2015, cuando los comunes ganaron las elecciones. Ha pasado de 2.550 a 3.595, un 40,9%. Sobre los motivos del aumento ha citado que en mandatos anteriores se “tendió a constreñir, gastando menos de lo que se ingresaba”. Al llegar al gobierno, Colau encontró superávit e hizo una modificación de crédito para gastar 100 millones, ha recordado. “Estábamos en el mantra de 2008, de que ‘la administración, cuando más pequeña mejor’ y el Ayuntamiento había perdido peso por la crisis. Ahora se aprovechan los fondos al máximo, se ha negociado con la Generalitat, hemos ido a buscar financiación”

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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