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El Rey inaugura el Salón Náutico de Barcelona sin la presencia de consejeros de la Generalitat ni Colau

El presidente del Puerto de Barcelona, Damià Calvet (Junts) acompaña al monarca a través del recinto ferial

Josep Catà Figuls
Felipe VI
El Rey Felipe VI, a bordo del Spectre, en el Salón Náutico de Barcelona.Quique García (EFE)

De todos los barcos a los que se podía subir en el Salón Náutico de Barcelona —hay 700 embarcaciones expuestas, 200 de ellas en el agua, durante los días que dure el congreso, del 12 al 16 de octubre— Felipe VI ha escogido este jueves uno llamado Spectre. Además de tener pinta de yate de villano de James Bond, lleva precisamente el nombre de la organización criminal, ficticia, contra la que lucha el agente británico en algunas películas recientes. Pero la intención del monarca no era otra que saludar y conocer a los propietarios del astillero que fabrica estos modelos, De Antonio Yachts, con los que ha conversado a bordo del espectral yate, que tiene un precio de venta de unos 700.000 euros. “Más lo que luego quieras para vestirlo, claro”, ha dicho uno de los trabajadores de la firma. Unos metros más allá, el Rey ha visitado también un modelo Hanse (449.000 euros), del distribuidor Marina Estrella. Y antes había hablado con los responsables de SeaBubbles, una startup que diseña barcos eléctricos.

Estos son algunos ejemplos de la industria náutica que el salón quiere potenciar. Con 4.925 embarcaciones de recreo matriculadas en España hasta agosto, el sector está viviendo una ralentización de su negocio (con un descenso del 17%), debido a la coyuntura económica internacional.

La visita del Rey a cualquier salón, congreso o evento social por si sola puede causar revuelo, por la rigidez del protocolo y el ajetreo de periodistas ante la mirada atónita de los asistentes. Pero si es en Barcelona, tampoco se puede descartar, desde hace unos años y debido a la confrontación que sostiene el movimiento independentista contra el monarca, que además de revuelo, haya contestación social. No ha sido para nada el caso de la inauguración del Salón Náutico de Barcelona por parte de Felipe VI. El Rey ha nadado en su elemento. Ha sido la primera vez que acude al salón náutico barcelonés como jefe del Estado. Y ha visitado los puestos de armadores, astilleros, fabricantes de motores y fabricantes de barcos eléctricos, o el stand de la Copa América de vela, que se celebrará en Barcelona en 2024. Los curiosos se arremolinaban alrededor de la comitiva, hacían fotos con el móvil, alguien se ha atrevido hasta a hacerse un selfie con el monarca, y dos chicas de una escuela de navegación han exclamado: “¡Qué guapo y alto que es, madre mía!”.

Su presencia ha doblegado hasta a Damià Calvet, presidente del Puerto de Barcelona, que lo ha saludado, ha mantenido una charla con él y lo ha acompañado por las instalaciones. Y eso que, cuando era consejero de Territorio —entre mayo de 2018 y mayo de 2021—, mantuvo una línea dura ante los Borbones y defendía haber dado plantón al Rey en su visita a la fábrica de Seat, en marzo del año pasado. Los tiempos cambian, y ahora Calvet ve peligrar su puesto de presidente de la institución portuaria después de que Junts haya salido del Govern.

Ningún consejero del Govern ha acompañado al Rey en la inauguración, aunque sí ha acudido, como máximo representante de la Generalitat, el nuevo secretario general de Territorio, Joan Jaume Oms, de ERC, que sustituye a Ricard Font. También han estado presentes, por parte de la Generalitat, Isidre Gavín, secretario de movilidad, y la directora de movilidad, Mercè Rius. No ha acudido la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pero sí el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni. Y han acompañado al Rey, entre otros, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, la delegada del Gobierno en Cataluña, Maria Eugènia Gay, o el jefe de la oposición en el Parlament, Salvador Illa.

Innovación y tradición

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El salón está organizado por Fira de Barcelona en colaboración con la Asociación Nacional de Empresas Náuticas, y ocupa unos 21.000 metros cuadrados en los muelles de la Fusta y Espanya, y en la Marina Port Vell. Además de las firmas que lideran el sector, como los fabricantes Jeanneau, Beneteau, Azimut o Yamaha, hay puestos de empresas especializadas, por ejemplo en cabos, velas, winches y poleas, o Nautric, una empresa dedicada a la fabricación de máquinas desalinizadoras, que colabora, entre otras cosas, con la Vendée Globe, una regata alrededor del mundo.

El recorrido del Rey por el salón ha durado una hora y media, pero no ha pasado por el pequeño espacio dedicado a la marina tradicional. Con apenas cuatro embarcaciones, más el clásico pailebote Santa Eulàlia (que se puede visitar y que contiene en su bodega la exposición “Sirenas en tránsito”), es casi el último reducto de la industria náutica dedicada a los barcos de madera y distintos aparejos de vela. El llaüt Far de Formentera, que como el Santa Eulàlia también forma parte del Museo Marítimo de Barcelona, organiza, durante los días del salón, salidas al mar. Y a su lado está el imponente Ría de Ferrol, un antiguo barco pesquero con el que el proyecto Mar a la Vista ofrece salidas para avistar en el mediterráneo otro rey, o reina, de los mares, las ballenas.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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