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El padre de la niña olvidada de Sitges: “Tardaremos tiempo en volverla a subir a un bus escolar”

La familia ha presentado denuncia, después de que la menor pasara siete horas encerradas en el vehículo sin que nadie se percatara

Un autobús escolar a las puertas de un colegio en una imagen de archivo.
Un autobús escolar a las puertas de un colegio en una imagen de archivo.
El País

La familia de la niña de tres años que el lunes se pasó siete horas encerrada en un autobús escolar sin que nadie se percatara se ha mostrado indignada por lo sucedido y ha asegurado que ha presentado una denuncia. Asimismo, aunque físicamente la menor se halla bien de salud, el suceso le ha dejado huella. “Por la noche se mostró bastante estresada, diciéndonos que por qué había estado solita, cómo había podido pasar, por qué nadie le había abierto. Tardaremos tiempo en volverla a subir en un autobús escolar”, ha afirmado el padre, Sebastián Esteban, a TV-3.

El incidente tuvo lugar este lunes, cuando el autobús escolar, como cada mañana, trasladó a unos 60 niños hasta la escuela Maria Ossó de Sitges. Todos bajaron, excepto Lucía, de tres años. Pero nadie se percató. Las dos monitoras que acompañaban a los alumnos volvieron al autobús y, una vez en el centro de Sitges, las monitoras bajaron y el conductor dejó el bus en las cocheras, con la menor dentro. No fue hasta las 16 horas, cuando el conductor de la tarde se disponía a recoger a los niños, cuando detectó la presencia de la niña en el autobús. La atendió, le dio de comer y fue trasladada a un centro de salud.

El padre ha explicado que la niña “intentó manipular los mandos del autobús para poder salir”. “Estamos profundamente indignados porque podría haber pasado algo muy grave”, ha añadido. La familia ha presentado una denuncia.

El mismo lunes, el Consell Comarcal del Garraf, que se encarga de la gestión del transporte escolar, abrió un expediente para averiguar lo sucedido y depurar responsabilidades. De momento, las dos empresas implicadas en el servicio se acusan mutuamente. La compañía de autobuses Plana asegura que son los monitores los responsables de atender a los alumnos y que “la función del conductor es conducir”. Por su parte, la Fundación Pere Tarrés, entidad que pone los monitores, justifica que el protocolo establece que “antes de abandonar el vehículo, el conductor tiene que revisar que no queda nadie”. La fundación apartó ese mismo lunes a las dos monitoras implicadas en el suceso.

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