Junts se debate entre un fichaje estrella o un perfil de largo aliento para ser cabeza de cartel en Barcelona
Diputados como Jaume Alonso Cuevillas y Joan Canadell o concejales como Jordi Martí y Neus Munté están entre las posibilidades
Elsa Artadi tenía un plan. La excandidata de Junts para la alcaldía de Barcelona sabía que sus posibilidades de desbancar a Ada Colau eran mínimas. En un escenario tan incierto y atomizado, revalidar o ganar un escaño más de los cinco actuales podría darle la llave de la gobernabilidad. Pero el desgaste mental de la corta pero intensa carrera política de Artadi pudo más y Junts se ha quedado sin cabeza de cartel a menos de un año de las elecciones. Novios (y alguna novia) para ese puesto hay muchos, pero la formación se debate entre los planes de impacto o el trabajo a largo plazo para afianzarse de cara a dentro de cinco años.
La lista es larga: Jordi Martí Galvis, Neus Munté, Jaume Alonso-Cuevillas, Joan Canadell, Ramon Tremosa…. Petyr Baelish, Meñique en Juego de Tronos, acuñó una frase que bien podría describir la situación actual de la formación: “El caos es una escalera”. Artadi, pese a la sorpresa de muchos, mantuvo su compromiso con el grupo municipal de Barcelona. Incluso aunque las encuestas siguieran sin ser muy halagüeñas. Al no haber un recambio claro con opciones, son muchos los nombres que suenan (o buscan hacerse sonar) para, en ese caos de liderazgo, subir hasta el despacho del alcalde en la plaza de Sant Jaume.
No es de extrañar que, tras el anuncio de la también exconsejera de la Presidencia, muchas cabezas se giraran precisamente hacia Xavier Trias en un primer momento. No solo por la autoridad moral que le da el haber acabado con 32 años de monopolio municipal de PSC sino como el llamado a tomar la bandera en un momento crítico. Él se movió rápidamente para negar esa opción y señaló que su candidato era Martí, un curtido encargado de las tripas de lo que llegó a ser la federación de Convergència en Barcelona. Nadie le niega el conocimiento que tiene de la ciudad, pero su gran problema es que su figura es desconocida entre la ciudadanía.
El exalcalde aún insiste en que Martí debería ser el candidato (como en su día defendió a Quim Forn) y en una entrevista al programa Bàsics, de la televisión municipal Betevé, alertó de los peligros de apuestas de corte paracaidista. Para Trias, si Junts quiere de verdad pujar por la hegemonía, tiene que construir su propuesta pensando en la próxima década, no solo en los resultados de mayo de 2023, aunque eso implique continuar en la travesía por el desierto. A él, a final de cuentas, le funcionó. Llegó a la alcaldía con 174.000 votos en 2011 (18%). La última cita en las urnas Junts cosechó 78.000 votos, el 10% del total.
Pero ese mensaje de poner las luces largas, que comparte un grueso del partido en Barcelona, no va precisamente en consonancia con los planes de la dirección nacional de Junts. Aunque habrá unas primarias para elegir al candidato, la nueva dirección que lideran Laura Borràs y Jordi Turull también tiene interés en marcar perfil en una plaza que consideran vital para el relato independentista. No extraña por eso que suenen perfiles cercanos a la presidenta del Parlament, como Cuevillas o Canadell. Dos nombres efectivamente muy conocidos, pero que voces de varios sectores de Junts no ven con la vocación necesaria para llevar el grupo municipal si no se triunfa.
Aunque dentro del partido había cierta prisa inicial para elegir el candidato y aprovechar el tirón de las fiestas de Gràcia o de la Mercè para presentarlo en sociedad, se ha impuesto la teoría de que es mejor esperar. Las primarias son insoslayables, pese a que se termine presentando un solo nombre. Y llegar a ese punto de pacto necesita mucha negociación. Voces cercanas al grupo municipal alertan del peligro que implicaría que se imponga un perfil desde la dirección y cómo las bases podrían reaccionar si hubiera dos candidatos. Los nombres propuestos directamente por Borràs, recuerdan, se han topado con el rechazo no solo en la ejecutiva sino en primarias municipales en Sitges o Lleida.
Los afiliados de Junts se encuentran precisamente en esa tesitura. O apoyar la idea de trabajo a largo plazo y optar por un perfil conocido que, de ser posible, ofrezca un golpe de efecto. Munté es lo más parecido a ambas cosas, aunque de momento guarda silencio. En 2018 ganó las primarias del PDeCAT para la alcaldía, pero terminó cediendo ante el pacto con el entorno de lo que ahora es Junts para que fuera Forn el cabeza de lista. “Es una soldado, hará lo que le digan en el partido”, dicen en su entorno.
La decisión de Junts va mucho más allá que el partido. El espacio que antiguamente ocupaba la extinta CiU en Barcelona ahora se lo reparten la formación de Borràs, Centrem -cuya cabeza visible es la exconsejera Àngels Chacón- y el PDeCAT. Junts deja abierta la puerta a pactos en las municipales con otras formaciones y de momento tanto Trias como el expresident Artur Mas han abogado abiertamente por llegar a acuerdos con Centrem. El problema es que, desde un punto de vista político, tiene más músculo en la capital del PDeCAT que el proyecto que lidera Chacón.
Algunas voces en Junts alertan del daño que podría darle a sus resultados, por ejemplo, que sus antiguos compañeros de partido vayan a las elecciones (el PDeCAT tiene los derechos políticos) con una lista encabezada por Joana Ortega. O por Genís Boadella, diputado en el Congreso y muy dedicado a explotar desde esa tribuna avances en temas sobre multireincidencia o ocupación ilegal. Incluso si no sacaran representación, esos votos se perderían. En Junts también siguen dudando de que candidaturas como la de Sandro Rosell terminen fructificando. Y recuerdan cómo hace meses se hablaba de Gerard Esteve y ahora nadie lo recuerda
Desde el PDeCAT aseguran que no hay conversaciones con Junts. Los de Borràs y Centrem si se han tanteado, aunque todo es prematuro aún. Con tantas bandas abiertas, será necesario mucho diálogo, pero el tiempo corre en contra. Dilatar el proceso para “hacerlo bien”, advierten viejas voces de Junts, está bien, si bien da más alas a quienes, consideran, quieren usar la escalera en medio del caos.
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