Cinco cocas de Sant Joan premiadas que puedes comprar en Barcelona y alrededores
Las panaderías y pastelerías Gil, Cal Parra, Viñallonga, L’Atelier y Brunells tienen las mejores recetas según el concurso para encontrar las cocas más buenas de Cataluña
Las cinco cocas de Sant Joan que os proponemos para esta verbena se amasan con garantía de premio. Han sido las ganadoras del concurso para encontrar las mejores cocas de Sant Joan 2022, que organiza la agencia gastronómica Sr y Sra Cake por cuarta vez consecutiva. Cada vez son más los pasteleros que se animan a participar en este encuentro -este año se han presentado 200 cocas -, que quiere hacer un reconocimiento a un símbolo de la tradición pastelera catalana, el dulce con el que damos la bienvenida al verano. La coca originariamente era redonda, una forma de rendir culto al sol, pero las pastelerías empezaron a alargarla a la vez que añadían fruta confitada. Hacia 1900 se popularizó como postre de la verbena. Y a partir de aquí la imaginación se disparó, hasta encontrar de sabores nada ortodoxos. El concurso tenía cinco categorías y para cada una se alzó un establecimiento diferente.
Coca tradicional de Gil (Barcelona)
Del mismo modo que los petardos, la fruta confitada encima de una coca suena a fiesta. Empezamos estas recomendaciones por la coca tradicional, que es la que elaboran de fábula en la panadería y pastelería Gil, en el barrio del Clot. Gerard Gil está al frente del obrador que sirve a los tres establecimientos que tienen, con una plantilla de 24 personas. El de Navas de Tolosa es el más antiguo, cumplió 50 años en 2021. Para celebrarlo, reformaron la tienda, que ahora luce moderna y con una buena cola delante de la puerta. Gil explica que el premio resuena sin cesar cada día al teléfono y en el mostrador. Una semana antes de Sant Joan, ya habían despachado 2.000 cocas, las mismas que el año pasado, una barbaridad teniendo en cuenta que todavía tienen que llegar los días fuertes de ventas. Y a estas alturas los encargos ya se han duplicado. Así que si la queréis probar, tendréis que espabilaros. El secreto de su coca es la masa madre y la generosidad con la mantequilla. “Esto le da más ternura y sabor al brioche“, cuenta Gil. Además, todos los ingredientes que utilizan son de máxima calidad. Entre los aromas naturales que ponen, enumera la piel de naranja, la de limón, la vainilla de Tahití y la flor de azahar. También encontraréis el resto de cocas tradicionales, como la de llardons o la de hojaldre con crema, cabello de ángel y chocolate. Calle Navas de Tolosa, 263 - Calle Bofarull, 49 – Gran Via, 942, Barcelona.
Coca de crema y piñones de Cal Parra (Olost, Osona)
Cal Parra es una panadería que tiene historia en Olost (Osona), pero Romà Alonso sólo hace tres años que ha cogido las riendas. Eso sí, su trayectoria también tiene historia, la de un licenciado en Geografía que trabajaba de directivo en Huawei y un buen día colgó los teléfonos para poner las manos en la masa. Sus suegros estaban a punto de jubilarse cuando decidió cambiar el ritmo de vida radicalmente y hacerse panadero. Así fue cómo, justo unos meses antes del inicio de la pandemia, entró casi en paralelo en el obrador y en la Escuela de panaderos de Sabadell -con el maestro Yohan Ferrant- para entusiasmarse por un mundo que ya conocía un poco – de ayudar a su suegro en las puntas de trabajo- y acabar de tener claro que cambiaba de oficio. Con menos beneficio, pero asegura que mejor calidad de vida, Alonso ya se ha embolsillado cuatro reconocimientos del sector. Además de la mejor coca, este año ganó el concurso de mejor llonguet, en 2019 la mejor coca salada, y hace unas semanas fue reconocido como el segundo maestro panadero de Cataluña. Poca broma. Pero yendo a la coca, la suya es un brioche clásico, que cree que ha convencido por su crema, totalmente artesana y con ingredientes de máxima calidad, además de sus piñones de Navata (Girona). Calle Berga, 18, Olost (Osona).
Coca tatín de L’Atelier (Barcelona)
L’Atelier es una pastelería creativa, un lugar donde la tradición no pesa ni limita, sino que inspira. Así que cada año el pastelero Eric Ortuño se saca nuevas cocas de la manga. Y esta vez ha salido la coca tatín, inspirada en el pastel francés. El resultado es una reinterpretación que ha convencido al jurado del concurso, tanto por la textura del brioche como la combinación con manzana caramelizada y crema de vainilla. Si sois fans de la tatín, aquí también la podréis comer en forma de helado. Cuando llega el buen tiempo, un rincón de la pastelería se dedica a los helados de sabores originales. Pero siguiendo con cocas, la de crema y piñones también es una de las que hay que tener en cuenta, puesto que fue la más bien valorada en la edición del concurso de hace dos años. Pero además, no os perdáis las otras variedades, como la coca Reus, inspirada en la pasta de té del mismo nombre y que también fue premiada. Con escuela de pastelería, se ha convertido en poco más de tres años en un lugar de referencia de la pastelería moderna. Recientemente, su director, Eric Ortuño, ha recibido un premio por su trayectoria profesional en el marco de la Gala de Pastisseria Catalana, que organiza el Gremi de Barcelona. Calle Viladomat, 140, Barcelona.
Coca de llardons de Viñallonga (Montornès del Vallès)
Para los fans de los llardons, tenéis una misión: ir a Montornès del Vallès a probar una coca de chicharrones de premio, hecha con una receta de hace casi cincuenta años y con unos “llardons espectaculares”, según Jaume Viñallonga, pastelero de can Viñallonga. Los compran al lado de casa, en la charcutería Pocorull, un establecimiento que tiene granja propia. El secreto de esta coca es “la filosofía de siempre, procesos artesanales y materia prima de calidad”, explica. En sus manos, el hojaldre consigue un maridaje óptimo con los chicharrones. Él es la segunda generación de un establecimiento fundado en 1974, que hace dos años abrió una segunda tienda en Mollet del Vallès. Además de todo el repertorio de cocas tradicionales, cada año hacen una coca de autor, cuenta Jaume, mientras admite que este año han dejado la inventiva en stand by porque la coca de 2021 arrasó. Y si funciona... Es una coca de cheesecake, que este año ha vuelto al mostrador. Calle Jacint Verdaguer, 3, Montornès del Vallès – Calle Berenguer III, 62, Mollet del Vallès.
Coca de chocolate de la Brunells (Barcelona)
La Brunells es otra de las pastelerías más nuevas -bien, un clásico renovado- que provee de muy buenos postres y dulces. Y han triunfado en el concurso con la propuesta de chocolate del pastelero Miquel Chamorro. Asegura que el principal reto era mantener la estructura esponjosa y húmeda de un brioche de cacao. Su coca, que de forma redonda, como aquellas primeras cocas de nuestros antepasados que rendían homenaje al solsticio, trae un brioche enriquecido con mantequilla de Normandía y, antes de entrar en el horno, se rellena con una crema de chocolate con leche y praliné de almendras y avellanas. Precisamente, el jurado valoró positivamente su intencionalidad de formato redondo, el crumble crujiente de cacao, los matices de las avellanas y la fermentación, la cocción y el gusto del brioche. Es bueno saber que la hacen en formato individual, que facilita a los más curiosos poder ir degustando cocas de Sant Joan hasta que dure la fiesta. La Brunells también ha conseguido diferentes premios desde que reabrió, como el premio al mejor cruasán de mantequilla en 2020. La reforma ha mantenido algunos elementos antiguos con una puesta al día con una estética que recuerda el imaginario de Wes Anderson. Ideal para empezar una paseada por el Born. Calle de la Princesa, 22, Barcelona.
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