Junts tendrá que reemplazar a tres miembros de la ejecutiva elegida el pasado sábado
El portavoz Josep Rius descarta aclarar si se propondrá de nuevo a David Torrents, que la militancia no votó como secretario de organización
Apenas tres días después de elegir a su nueva cúpula, Junts per Catalunya tendrá que hacer ajustes, alguno de ellos de calado. Dos de los candidatos a ocupar un sitio (uno de ellos la secretaría de organización, con David Torrents) no lograron pasar el corte del 50% de votos en el congreso que se celebró el sábado en Francia y por reglamento quedaban descartados. Un tercer nombre, Miquel Sàmper, ha caído por una incompatibilidad con un cargo público. El portavoz de la formación, Josep Rius, ha explicado este martes que el reglamento establece que el secretario general, Jordi Turull, tiene 30 días para proponer a la ejecutiva unos nuevos nombres y que se buscará que respeten “el espíritu de la candidatura inicial”. Rius, sin embargo, no ha aclarado si con este mecanismo se puede volver a proponer a Torrents, una apuesta personal de la presidenta del partido, Laura Borràs, y que no ha seducido a la militancia.
La lista única que se votó el pasado sábado en Argelès-sur-Mer (departamento de Pirineos Orientales, Francia) buscaba ser la síntesis entre las posiciones más enfrentadas con el Estado del sector que lidera Borràs con la concepción más convergente del poder y la necesidad de mandar en las instituciones que encarna Turull. Su pacto logró evitar que el partido se abriera en canal, justo en el momento en que Carles Puigdemont daba un paso al lado. Pero los resultados dibujaron un voto de castigo hacia tres apuestas personales de la también líder del Parlament. Aurora Madaula será vicepresidenta por los pelos, gracias a una enmienda previa en el reglamento. Pero ni Torrents ni Ester Vallès corrieron con esa suerte y finalmente han caído.
No son castigos menores, especialmente en el caso de Torrents, que estaba llamado a ser el número tres del partido. Esta primera derrota no ha sentado bien en el entorno de Borràs, al que varias espadas del partido acusan ahora de buscar fórmulas para que conserve el puesto pese a los malos resultados. El reglamento establece que es ahora Turull quien debe proponer a la ejecutiva tres nombres. Rius no se ha movido de ese articulado, pero sin descartar que el del mosso en excedencia y cercano a tesis conspiranoicas sobre los atentados yihadistas en Barcelona pueda finalmente llegar a la dirección del partido. El portavoz ha puesto el énfasis en que será una propuesta “coherente” con el pacto alcanzado entre Borràs y Turull y que “respete el espíritu de unidad que permitió forjar ese acuerdo”.
Los resultados del sábado no lograron matizar la rivalidad de las dos sensibilidades que conviven en la formación. Pero el problema es que, muy seguramente, volverán a chocar en la negociación de la hoja de ruta para los próximos dos años, que se tiene que aprobar en la segunda parte del congreso, en julio. El borrador del texto, conocido este martes, abre la puerta a que se consulte a la militancia sobre la continuidad del acuerdo con ERC en el Govern, aunque condicionándolo a un documento que, según Rius, aún en proceso de elaboración: el balance interno de un año de Ejecutivo compartido.
La propuesta de someter a las bases de Junts la continuidad en el Gobierno la puso sobre la mesa Laura Borràs, flamante presidenta de la formación, tras cerrar a mediados de mayo su candidatura unitaria con Turull. Y aunque el sector que aupó al secretario general pueda compartir el fondo, todo indica que será un punto espinoso durante el periodo de enmiendas, que se cierra el próximo 23 de junio. Rius también ha evitado referirse al real alcance de una propuesta que figura en un “borrador”, que elaboró “un equipo” y que está pendiente del proceso de debate interno.
La referencia sobre esa consulta en la hoja de ruta política, de 45 páginas, es muy genérica y ahí es donde, efectivamente, las dos sensibilidades podrán terminar chocando. La ponencia reconoce que se tendrá que “valorar” la auditoría interna que están haciendo sobre “el grado de cumplimiento” del pacto firmado con los republicanos y se analice “por qué no se ha avanzado más y se evalúe qué medidas hay que tomar”. En este escenario, sin explicar cuál sería esa gradación, la nueva ejecutiva plantearía a sus bases “la posibilidad de continuar o no en el Govern o tomar otro tipo de iniciativas adecuadas”. Fuentes de ERC mostraron su sorpresa ante esa propuesta, que antes veían solo como una ocurrencia de Borràs.
El año pasado, Junts preguntó telemáticamente a sus bases sobre si debería entrar al Govern con ERC o estar en la oposición y la primera opción ganó con más de un 80% de los votos. Una de las grandes dudas sobre esa votación era cómo militantes que llevan años ocupando altos cargos en la Generalitat podrían estar en contra de una decisión que les afectaba directamente o como precisamente ese espíritu convergente de vocación de poder quedaría en suspenso. Turull ha defendido este martes que la militancia tiene la última palabra sobre “cualquier decisión, cualquier replanteamiento” que la ejecutiva plantee sobre los pactos.
Borràs también se ha mostrado contraria a los pactos con el PSC, como el que tiene Junts en la Diputación de Barcelona. A raíz del caso de espionaje a independentistas con el software Pegasus, la presidenta del partido pidió suspender cualquier relación con “los que nos espían”. Sin embargo, la ponencia política, en lo que respecta a los temas municipales, defiende la “autonomía local” para llegar acuerdos y solo sugiere que se dé primacía a pactos con independentistas.
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