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Cercle de Cultura
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

“No imaginamos no llegar al 2%”

Decenas de actores relevantes del sistema cultural catalán acudieron al Cercle d’Economia para escuchar la conferencia “Un any al capdvant del Departament de Cultura” que impartió la consejera Natàlia Garriga

La consejera de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Natàlia Garriga, durante su intervención en el Cercle Cultura, organizado por el Círculo de Economía de Barcelona. Foto: Consejería de Cultura.
La consejera de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Natàlia Garriga, durante su intervención en el Cercle Cultura, organizado por el Círculo de Economía de Barcelona. Foto: Consejería de Cultura.
Jordi Amat

No es tan fácil llenar el salón de actos del Cercle d’Economia, pero ayer por la tarde incluso fue necesario ampliar el aforo por los extremos de la sala. Decenas de actores relevantes del sistema cultural catalán -tanto del sector público como del sector privado, desde la cultura popular o los ateneos a los directores de la Institució de les Lletres Catalanes, el Liceu o el MNAC- acudieron a la llamada del Cercle de Cultura para escuchar la conferencia “Un any al capdvant del Departament de Cultura” que impartió Natàlia Garriga. Se trataba de hacer balance público (podría cundir el ejemplo, por cierto), pero sobre todo de apuntar las líneas maestras de un programa pensado más allá de los tres años que en teoría le quedan a esta legislatura. Y ella reiteró la voluntad del actual gobierno de completarla. Tal vez este fue el titular político de la velada.

En la primera fila, junto al anfitrión Javier Faus, escuchaba Josep Gonzàlez-Cambray. A propósito de una de las preguntas que le fueron formuladas por miembros de la junta del Cercle, Garriga habló de una comida que mantuvo con el Conseller d’Educació al cabo de dos semanas de haber sido nombrados hace un año exacto. Lo que contó de esa conversación es revelador del momento y de su perfil. Ese día Garriga y Cambray abordaron dos asuntos claves: cómo reforzar las enseñanzas artísticas en la educación y cómo enfrentarse al desafío de la pérdida de uso de la lengua catalana. Para lo primero, afirmó, ahora es la oportunidad porque, con polémica, se están redefiniendo los currículos escolares. Digamos que en la otra cuestión, la de la lengua, todo es más complejo. Al llegar a la Conselleria revisaron los datos de los que disponían y constataron que el problema era considerable. Pero lo valioso del perfil de Garriga es su apuesta tranquila por actuar sin maquillar la situación actual. Esa actitud de gestora realista, es decir, de profesional de la administración, fue la que transmitió a lo largo de su intervención.

La charla, preparada con su equipo desde hacía semanas, la ordenó a partir de los cuatro ejes de su programa de acción: cómo muscular el sistema cultural -aquí puso en valor el aumento del presupuesto-, cómo facilitar el acceso a la cultura -en este punto será clave la ley de derechos culturales “para romper barreras culturales invisibles”-, qué acciones deben implementarse desde Cultura y otros departamentos para que el catalán recupere espacios de uso habitual -se refirió a los trabajos en marcha del Pacte Nacional per la Llengua- y, finalmente, se refirió al proyecto estrella para esta legislatura, la gran apuesta por el sector estratégico que es el audiovisual: el Catalunya Media City, un hub en el que se están implicadas diversas administraciones y muchas de las conselleries del Govern. “Hace demasiado tiempo que nuestros profesionales del sector tienen que irse a trabajar fuera”. El hub se ubicará en las Tres Xemeneies de Sant Adrià del Besòs.

“Cultura y economía forman parte de mi ADN”, afirmó Garriga al empezar su intervención. No es extraño que pusiera en valor el aumento del presupuesto, el más elevado desde el ciclo de la austeridad. Y aún es menos extraño que, ya en tiempo de debate, se le preguntase por la promesa (por ahora) incumplida de alcanzar el 2% del presupuesto. “Esta en el Pacte de Govern”, dijo, pero al instante apareció la gestora para señalar problemas de la mecánica administrativa. “No es tan fácil determinar cuál es el 2% porque la base de cálculo de la Consejería de Cultura y la de Economía no es exactamente la misma”. Tras pronunciar esas palabras, reapareció la responsable política que quiere aprobar cada años los presupuestos en tiempo y forma y además completar la legislatura. “No imaginamos no llegar al 2%”. Para los presentes integrados en Actua Cultura -la plataforma que ha liderado esa demanda- seguramente ese fue el titular del coloquio.

En su primera intervención, Jordi Pardo -director de la Fundació Pau Casals i presidente del Cercle de Cultura- le preguntó a Garriga por su vivencia de este primer año en la Conselleria. “Intensa” fue su primera reacción. “No tener vida personal” y, a cambio, “conocer el sector hablando con los mejores”. Y, ante tanto escepticismo sobre la política en Cataluña, esta mujer que escucha no dudó en apostar por su realismo optimista. Si la literatura catalana jugó bien su presencia en la Feria del Libro de Londres a través del Festival Spotlight, si el proyecto Llim de Lara Fluxà brilló en la Bienal de Venecia, si Alcarràs ganó en Berlín, ¿por qué no imaginar que Tourment sur les îles de Albert Serra pueda triunfar en Cannes?

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Sobre la firma

Jordi Amat
Filólogo y escritor. Ha estudiado la reconstrucción de la cultura democrática catalana y española. Sus últimos libros son la novela 'El hijo del chófer' y la biografía 'Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater' (Tusquets). Escribe en la sección de 'Opinión' y coordina 'Babelia', el suplemento cultural de EL PAÍS.

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