La Fiscalía investiga si la monja y médica Teresa Forcades recetó sustancias ilegales a pacientes graves
La religiosa niega “categóricamente” los hechos o haber “infringido cualquier norma deontológica”
La Fiscalía ha abierto una investigación contra la monja benedictina Teresa Forcades, médica de formación, por un presunto delito contra la salud pública, según han confirmado a EL PAÍS fuentes judiciales. Los Mossos d’Esquadra indagan, por orden del ministerio público, si Forcades (Barcelona, 1966) recetó sustancias ilegales a pacientes que padecen cáncer y otras enfermedades graves y si ese acceso a falsos remedios les hizo abandonar tratamientos convencionales y validados científicamente. La Fiscalía de Manresa abrió las diligencias tras recibir una comunicación del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB), que alertaba de hechos supuestamente delictivos en el ejercicio profesional de Forcades.
La religiosa se ha posicionado públicamente, en numerosas ocasiones, en la órbita de los divulgadores de pseudociencias. También ha manifestado reparos ante la administración de ciertas vacunas y se ha expresado a favor de presuntos remedios sin ninguna validez e incluso prohibidos por las autoridades. Es el caso del miracle mineral solution (MMS), una solución de dióxido de cloro o clorito de sodio al que algunos gurús atribuyen propiedades curativas contra la malaria, el ébola, el cáncer y el autismo, entre otros.
Desde Florencia, donde se encuentra de viaje, la religiosa ha respondido parcialmente a un cuestionario remitido por este diario por correo electrónico, ya que no dispone de teléfono móvil. Forcades asegura que no ha recibido “ninguna denuncia ni comunicación” de la Fiscalía y niega “categóricamente” los hechos de la denuncia o haber “infringido cualquier norma deontológica”. “Desde 2018, el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona está intentando de manera activa y constante coartar mi libertad de expresión sin ninguna base ni evidencia científica”, critica la monja, que se reserva “acciones judiciales” contra quien le atribuya “informaciones falsas”.
El origen de la investigación se remonta al pasado enero, cuando el Colegio de Médicos observó “hechos que podían ser constitutivos de delito en el marco del ejercicio profesional y la práctica asistencial de la doctora”, explica una portavoz de la institución. El Colegio, asegura esta portavoz, “está obligado” a informar a la autoridad competente si detecta hechos que pueden ser delictivos y así lo hizo en este caso. Puso la información en conocimiento de la Fiscalía, que ha encargado a los Mossos una serie de averiguaciones que son reservadas por la “gravedad y naturaleza” de los hechos, según fuentes judiciales. El fiscal de Manresa se ha hecho cargo de las investigaciones porque es el partido judicial al que pertenece el monasterio de Sant Benet de Montserrat, donde Forcades vive junto a una treintena de monjas. Dispone de seis meses para decidir si ve indicios de un delito contra la salud pública y presenta una querella ante el juez o, por el contrario, archiva el caso.
El COMB no ha facilitado a este diario detalles sobre las personas supuestamente afectadas y tampoco sobre los productos ilegales que, siempre según el órgano colegial, recetó Forcades, que es doctora en Medicina por la Universitat de Barcelona, autora de una decena de libros y activista por la independencia de Cataluña entre 2015 y 2018, cuando regresó al monasterio. Pero sí indica que el caso va más allá de la mera divulgación de remedios milagrosos. El objeto de la investigación es averiguar si hubo, por parte de la religiosa, “una indicación de productos prohibidos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para uso humano y que pueden suponer un riesgo para la salud”, según la portavoz. Y, también, si esas indicaciones hicieron que pacientes con patologías graves se apartaran de tratamientos convencionales. En el argot médico, indicar significa recetar un remedio.
En entrevistas y apariciones públicas que pueden consultarse en internet, Forcades se ha posicionado a favor del MMS, un producto publicitado por personas como el agricultor Josep Pàmies, sancionado por la Generalitat con más de 700.000 euros por promocionarlo y calificado por la monja como un “pionero”. En un vídeo en Youtube, Forcades defiende el uso de esta sustancia: “Lo comencé a usar en Alemania (…). Lo probé con sintomatología respiratoria, con cuadros de vías altas típicas del invierno, con tema de alergias (…). No conocí a nadie en Alemania que tuviera malaria, pero cuando volví al monasterio, tenemos hermanas que son de Kenia y tenían síntomas compatibles. Yo no puedo decir si tenían o no malaria, pero la verdad es que tenía estas gotas y sus síntomas remitieron”. Forcades lanzaba en ese vídeo su apoyo a otro gurú de terapias alternativas, Andreas Kalcker, detenido en 2012 en Ibiza por promocionar y vender el MMS e investigado por la Fiscalía General del Estado por lo mismo en 2019, y reclamaba que se estudiasen las bonanzas del compuesto por su “aplicación terapéutica valiosísima”.
No hay ningún indicio de los beneficios de este producto. La AEMPS ya ordenó su retirada del mercado en 2010 y volvió a alertar de sus riesgos en 2020: “No existe evidencia científica de ningún tipo de que sea eficaz para el tratamiento o prevención de la covid ni de ninguna otra patología”, avisó. En cambio, sí “supone un riesgo para la salud”, ya que su consumo directo puede provocar desde náuseas y vómitos, hasta deshidratación, fallo renal o anemia hemolítica, entre otras dolencias. En un artículo en EL PAÍS, José Miguel Mulet, catedrático del departamento de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, definía así este producto: “Tomar MMS es como beber lejía diluida. Una salvajada”.
En una entrevista a Vilaweb hace un año, la monja admitía que en 2018 el propio Colegio de Médicos le había abierto un expediente “por hablar del MMS” y le requirió que dejase de hacerlo, aunque finalmente se cerró sin ninguna sanción, según el relato de la religiosa. El COMB admite que sí se abrió entonces un expediente a la médica por divulgar pseudoterapias con supuestos beneficios para la salud y se finalizó con una resolución: “Un expediente se archiva solo cuando no hay causa. Pero en este caso no fue así: se instruyó y se dictó una resolución con un requerimiento de que no puede divulgar productos y procedimientos sin evidencia científica”. A renglón seguido, en la misma entrevista, Forcades vuelve a alabar las supuestas bonanzas del MMS: “Solo digo que parece ser muy bueno para los procesos inflamatorios y como antivírico”.
Forcades acumula una controvertida trayectoria dentro de la comunidad médica, con posicionamientos que cuestionan la eficacia de algunas vacunas. En 2009, alertó de los supuestos riesgos de la vacuna contra el virus del papiloma pese al aval científico que validaba su seguridad y eficacia y que, años después, ha vuelto a constatarse en cuanto a la reducción de casos de cáncer de cérvix gracias a la vacunación: según un estudio reciente publicado en The Lancet, la tasa de cáncer de cuello de útero se reduce hasta un 87% en las mujeres vacunadas. En 2015, tras la detección de un caso de difteria en un niño no vacunado en Cataluña (fue el primer diagnóstico en casi 30 años en España), la monja defendió el derecho de los progenitores a no inmunizar a sus hijos y pidió “respeto absoluto por estos padres, porque las vacunas están en manos de unas empresas que lo único que quieren es hacer negocio”, justificó.
A propósito de la covid, Forcades también ha sido crítica con las vacunas contra el coronavirus, que tildó de “experimentales”. Ha criticado, por ejemplo, que como la vacunación incide en la prevención, pero no en la transmisión, “a la larga es contraproducente porque hace el trabajo a medias y fuerza al virus a mutar hacia una nueva cepa más virulenta”.
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