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El enfriamiento de la mesa de diálogo atenaza a Aragonès

Junts y la CUP redoblan sus críticas al presidente catalán por su apuesta por la vía negociada con Sánchez

Camilo S. Baquero
Parlamento Cataluña
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (d), junto al vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró (i), durante el pleno del ParlamentAndreu Dalmau (EFE)

Que Junts, los socios de ERC en el Ejecutivo catalán, y la CUP critiquen la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat para intentar resolver el conflicto territorial no es nuevo. Los reproches hacia la esa vía negociada ha sido una lluvia fina durante lo que va de mandato. Pero en las últimas semanas han arreciado ante el enfriamiento de las relaciones políticas entre ambas Administraciones. La nueva cita mesa de diálogo sigue sin una fecha clara y en la sesión de control de este miércoles en el Parlament, las dos formaciones independentistas han insistido en lo fracasado de esa vía y piden desempolvar la confrontación.

La línea de comunicación entre La Moncloa y el Palau de la Generalitat no se ha bloqueado por los desencuentros en temas como el ‘no’ republicano a la reforma laboral. De hecho, que las relaciones siguen lo demuestra que el próximo día 18 de febrero se celebre en Barcelona una nueva reunión de la Comisión Bilateral en la que se adelantará en los traspasos de competencias pendientes. Pero el discurso insistente de Aragonès en defensa del diálogo se ve minado con cada día que pasa sin que desde el Gobierno llegue algún tipo de humo blanco sobre la fecha de la reunión.

“La cronificación no es una solución, solo es dejar pasar el tiempo para que todo acabe siendo mucho peor”, ha advertido Aragonès en su respuesta a una pregunta del líder de Junts en la Cámara, Albert Batet, que le invitaba a empezar a preparar ya la estrategia si la vía del diálogo no funciona. Para Batet, “es evidente que la mesa de diálogo no está funcionando” y que Sánchez “no quiere volver a reunirse ni a negociar”. El líder de Junts repite los argumentos de ataque contra ese foro (en el que no participan) que ya había dicho el pasado lunes, después del encuentro que tuvo con Aragonès en el marco de las rondas de contactos del president con los grupos independentistas. En el pasado pleno, la pregunta de Junts también había ido en ese sentido.

La CUP, que ha sido este martes especialmente crítica en su intervención, ha querido también poner el foco entre Gobiernos en la mira. “El Estado no tiene ninguna voluntad de aceptar un referéndum ni de detener la represión” y menos en “la mesa de monólogo”, ha asegurado la diputada Basha Changue. La anticapitalista cree que lo peor de todo es “la actitud de resignación ante el Estado”.

Fue el propio Aragonès en el que, en su discurso del pasado 26 de diciembre, advirtió de que si no había frutos este año en la mesa de diálogo, habría que comenzar a preparar el plan b. Si bien es un punto que figura en el pacto de Gobierno, el president intentaba mandar un mensaje de urgencia ante las señales de que no se cumpliría el compromiso de reunir a principios de año la mesa de diálogo. El propio Pedro Sánchez terminó aplazando el encuentro argumentando que la prioridad era la atención de la pandemia pero con los republicanos y socialistas conscientes que el calendario electoral en Castilla y León también influía en la decisión.

ERC también tiene en su cronograma la aprobación de su nueva ponencia política en la que defiende la vía de la negociación pese a dejar la puerta abierta a otros mecanismos y la desobediencia, sin entrar a detallarlos. Los republicanos han cerrado filas ante la línea marcada por la dirección del partido pero el hecho de llegar a esa cita sin la celebración de la mesa de diálogo sería una dificultad de cara a no entrar más directamente en desgranar otros escenarios.

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Los comunes, hasta ahora los verdaderos grandes socios del Ejecutivo catalán, no se han referido a la mesa de diálogo pero si han metido el dedo en la llaga de la división del independentismo y han criticado la falta de rumbo del Govern. Su líder, Jéssica Albiach, ha intentado en su turno de palabra que Aragonès se mojara respecto a la manera como finalmente se obedeció a la Junta Electoral Central y se retiró el escaño al anticapitalista Pau Juvillà. El republicano no se ha apartado del guion: “El Govern respeta la tarea que llevan a cabo los órganos parlamentarios, el pleno y la Mesa, especialmente en cuestiones de orden, organización y funcionamiento. Hay división de poderes”, ha respondido.

Aragonès ha recordado que el próximo lunes revelará en una conferencia cuál considera que debe ser el camino de la legislatura, también para el independentismo. Pero ha advertido de que considera que los secesionistas deberían dejar de hablar de ellos mismos y volver a poner en el centro del discurso “las razones que nos llevan a defender la independencia”. El líder del PSC, Salvador Illa, ha dicho que asistirá al encuentro pero que prestará atención a los grandes acuerdos en los que pueda colaborar. El presidente catalán sigue sin aceptar cualquier ayuda de gran calado del grupo mayoritario del hemiciclo.

La sesión no ha estado libre de polémicas. La presidenta de la Cámara, Laura Borrás, ha obligado a un diputado de Vox a retirar un insulto al presidente de la Generalitat tras una de sus intervenciones. Según varias fuentes presentes en el hemiciclo, Antonio Gallego llamó “hijo de puta” al republicano. El insulto se hizo sin micrófono pero varios diputados avisaron a la Mesa del Parlament.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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