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ERC, PSC y comunes exigen a Borràs que aclare su actuación con Juvillà

El Parlament publicó en su web que dio de baja al diputado de la CUP hace una semana

Parlament Cataluña Laura Borras
La presidenta del Parlament, Laura Borras, durante la reunión de la Junta de PortavocesEnric Fontcuberta (EFE)
Àngels Piñol

El caso de la inhabilitación del diputado de la CUP Pau Juvillà ha acabado por crear otro enorme boquete en el frente independentista, sumido en la desunión. La situación esta vez ha puesto en el disparadero a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que especialmente esta semana ha intentado liderar una estrategia junto a ERC y la CUP contra la resolución de la Junta Electoral Central que exigía la retirada del escaño del anticapitalista para acabar al final acatando. Pero no solo eso: ERC, PSC y comunes exigen que aclare por qué ha coqueteado con desobedecer, paralizando incluso la actividad de la cámara —dos días—, cuando la web del Parlament cita que ya había sido dado de baja como diputado el pasado día 28.

La revelación de esa fecha generó una reacción en cascada de críticas: anteayer se celebró en el Parlament un Pleno para ratificar el dictamen del Estatuto de la Comisión del Diputado en defensa del escaño de Juvillà y Borràs ya no le convocó ni aceptó su voto delegado. Junts sostiene que la CUP incumplió el pacto de no hacer esa petición con el único el objetivo de dejarla sola y echarla a los pies de los caballos. “La CUP quería ponerla al borde del precipicio para que cayera sola. Querían enviarla a la papelera del código penal”, defendió el diputado Jaume Alonso Cuevillas emulando en parte la frase que usó la CUP en la no investidura de Artur Mas. Posiblemente, la CUP quería evidenciar que Borràs no quería en realidad desobedecer y quiso acabar ya con la partida.

Pero es aquí en este punto donde Esquerra muestra su perplejidad al no entender porque Juvillà ese día no fue convocado al Pleno y se le denegó el voto delegado en una sesión que iba a aprobar precisamente un dictamen en su defensa. Y subraya este dato. “Si alguien sabía que desde el 28 no era diputado. ¿Por qué no se aclaró?”, sostuvo la republicana Marta Vilalta. Y apunta algo que ha estado de forma soterrada durante toda la semana y que David Cid, portavoz de los comunes, expuso en la sesión: una suerte de competición entre si Borràs actuaba de forma distinta de como lo hizo su Roger Torrent con el expresident Quim Torra, despojado también de su acta, que tanto censuró Junts. “Podemos decir que Borràs ha topado con el mismo muro que Torrent. Esto no va de valentía o dignidad sino que hay una invasión represiva que atenta contra la soberanía del Parlament”, alegó Vilalta que avisa diciendo que solo con “la unidad anti represiva” saldrán adelante. “Sin acusar al independentista de al lado pero también sin escenificaciones, retórica o jugadas maestras”.

Borràs mantuvo en público el silencio y no hizo ninguna declaración como le exigía su socio y la oposición. En la reunión de la Mesa, defendió su papel, negó saber que Juvillà ya no era diputado y alegó que fueron los funcionarios los que no le convocaron al Pleno. Sin embargo, la secretaria general del Parlament, Esther Andreu, envió una carta a la mesa diciendo que acataría “por imperativo legal” no desobedecería para no poner en riesgo a los funcionarios. Fuentes de la Mesa aseguran que Borràs conocía esa misiva. Y quedan muchas dudas: por qué esgrimió durante el Pleno que no permitía votar a Juvillà por un conflicto de intereses si de hecho ya no era diputado. Las fechas tampoco lo aclaran todo: la web del Parlament informa de que se le cursó la baja el día 28 pero se contabilizó el día 2 el voto del anticapitalista en la votación del dictamen de la comisión. El Boletín Oficial del Parlament publicó ayer la baja de Juvillà omitiendo la fecha del día 28. Andreu remitió una carta a la JEC comunicando que Juvillà ya no es diputado.

La situación ha desbaratado el plan de Borràs que pretendía crear una estrategia conjunta con ERC y la CUP para plantar cara al Estado. Las reuniones se sucedieron el fin de semana. Por un lado, quería que el anticapitalista mantuviera el acta y que el Govern utilizara la coyuntura para desobedecer la sentencia que fija que un 25% de las clases se impartan en castellano. El consenso nunca llegó pese a que el martes Junts, ERC y la CUP aparecieron conjuntamente en la lectura de una declaración institucional y dejaron de asistir a comisiones parlamentarias. El PSC se mostró anoche atónito. “Queremos hacer una reflexión conjunta. Nos sentimos engañados. Si Juvillà ya no era diputado, ¿Qué conflicto de intereses tenía? Era muy sencillo: era una frase, se hace, se cumple y nos ahorramos toda la pantomima”, afirmó la diputada Alicia Romero. “Ha sido una farsa. El engaño es obvio y no nos lo merecemos”.

“No he dicho mi última palabra”, avisa la presidenta

Laura Borràs, presidenta del Parlament, decidió ayer no despejar la cascada de dudas que han envuelto la gestión que ha hecho del caso del diputado Pau Juvillà, inhabilitado por negarse a quitar lazos amarillos de su despacho de concejal de Lleida durante la campaña de las elecciones generales de 2019 a las que la CUP no concurrió. Asidua a las redes sociales, Borràs no aclaró los interrogantes y un usuario le transmitió su queja de por qué había acatado la orden de la JEC. “Lo que quiero es que me lo expliquen”, dijo. “Y como te puedes imaginar, lo haré. No he dicho mi última palabra”, afirmó Borràs, informa Efe.
La CUP tampoco avanzó cuáles son sus planes: si aceptará la situación y correrá la lista para que el nuevo parlamentario ocupe el escaño de Juvillà. De entrada, la próxima semana se celebra un Pleno en el que no está previsto votar el puesto de la tercera secretaría de la Mesa. Los anticapitalistas ya anunciaron el martes que propondrían al diputado Carles Riera para suplir en la Mesa al diputado inhabilitado. De momento, esa votación no se ha incluido en el orden del día. 
Juvillà, que dejó el lunes la actividad parlamentaria por un problema de salud, afirmó en la red que el independentismo está obligado a construir “unidad anti represiva” aunque sea desde los disensos. “Vienen más inhabilitaciones y necesitamos esperanza y no frustraciones. Por encima de todo, nuestro oponente es quien inhabilita a un president por poner una pancarta, quien acusa a la mesa por permitir un debate o quien encarcela por poner urnas”, afirmó antes de participar en un acto de protesta en Lleida.

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