Barcelona dedicará una plaza o una calle al arquitecto Oriol Bohigas
Homenaje del Ayuntamiento a la figura de uno de los impulsores de la transformación de la ciudad
Oriol Bohigas, fallecido el pasado 30 de noviembre, hubiese cumplido este lunes 96 años y el Ayuntamiento de Barcelona, familia y amigos del arquitecto que dio forma a la ciudad actual quiso recordarle en un acto mezcla de celebración por su vida y homenaje en su memoria. Fue en el Saló de Cent, con un aforo reducido, pero que dio cabida a personalidades de la política, de la arquitectura, de las letras, de la familia y amigos que quisieron celebrar haberle conocido y darle un adiós compartido. Un homenaje. Y una de las maneras más directas y lógicas de hacerlo es que una plaza o calle de Barcelona tenga el nombre de Oriol Bohigas.
Así lo anunció la alcaldesa Ada Colau, la primera en hacer una glosa de lo que representó el arquitecto para la ciudad a la que modernizó con criterios de equidad social desde la década de los ochenta, cuando fue nombrado delegado de Urbanismo del primer Ayuntamiento democrático. Después Bohigas fue concejal de Cultura y muchas cosas más porque fue un intelectual y humanista total: director de la Escuela de Arquitectura, editor, impulsor de una de las etapas de renovación de la Fundación Miró, promotor de la renovación del Ateneo barcelonés y autor de decenas de libros de Urbanismo y arquitectura. Muchos de ellos con Barcelona como objeto central. Y también una glosa de una generación que marcó los años de la transición.
Colau presentó el acto en memoria de Oriol Bohigas como una celebración de vida de un arquitecto muy especial. “La reacción de la ciudad a su muerte exigía hacer un acto, un encuentro para demostrar el reconocimiento y estima a una persona que dignificó los barrios, que recuperó el mar y la luz para la ciudad. Un hombre moderno y de ideas y que no tenía miedo de llevarlas a la práctica. Un hombre que sentía un amor sincero y profundo por Barcelona”. Entre múltiples premios y distinciones, Bohigas recibió la medalla de oro de la ciudad en 2018: “Bohigas tenía, también cierto carácter ácrata, de los que no quieren el poder por el poder, de los que lo ejercen y se remangan para mejorar y transformar las cosas”.
Los exalcaldes de Barcelona Narcís Serra y Joan Clos, entre las primeras filas del Saló de Cent. Un acto para el que el Ayuntamiento de Barcelona ha editado un pequeño libro Dit o Fet—el mismo nombre de uno de los libros de Bohigas que hace un amplio recorrido de su trayectoria vital— que reúne fotografías de una selección de obras del arquitecto en la ciudad, como uno de sus primeros bloques de viviendas de la calle de Pallars, o el más conocido de la Meridiana, y otros edificios singulares, entre ellos la escuela Thau, el edificio inteligente de La Rambla o el más reciente Museo del Disseny Hub Barcelona de la plaza de Les Glóries. Un libro en el que se intercalan también poemas de autores catalanes preferidos de Bohigas de diferentes épocas como Eugeni d’Ors, J.V. Foix o Joan Brossa, entre otros.
Ese Dit o Fet, como recordó la pareja de Bohigas, la también arquitecta Beth Galí, era una de sus señas de identidad: “Era una de sus frases y era una gran verdad”. Para Bohigas, hombre de acción en todos los campos culturales en los que fue actor principal, de las palabras se tenía que pasar a los hechos. “La gente decía que era hombre de exabruptos, como también definían como maragalladas a las verdades que decía Pasqual Maragall. En eso se parecían, desde luego congeniaron desde el primer momento”.
Un Bohigas que “estaba muy satisfecho” , dijo Galí, de su etapa en Urbanismo, decisiva porque fue en los años ochenta cuando se trabó la transformación: la apertura al mar, la dignificación de los barrios: “Oriol se iba a pasear por los barrios con Pasqual, eran imparables los dos”. “También recuerdo que no quería perder tiempo, que no se fiaba de lo que podía pasar después de la intentona del golpe de Estado”, añadió.
Un acto en el que intervino también el arquitecto Juli Capella, que reconoció que parte de su vida estaba impregnada de Bohigas, desde el colegio en el que estudió, después su etapa en la Escuela de Arquitectura —cuando la dirigía Bohigas—, su participación en la definición de algunas colecciones del Museo del Disseny —diseñado por Bohigas— y hasta en las viviendas en las que ha residido llevaban la impronta del arquitecto porque las había construido. De su faceta más personal hablaron Jordi Garcés —arquitecto—y Marina Garcés, filósofa. Padre e hija se refirieron al Bohigas amigo, al que siempre tenía la casa abierta “en los momentos buenos y malos”.
Dos de sus hijos, Pere y Josep, fueron los que pusieron el broche final al homenaje. Con emoción, celebraron la larga vida de su padre y reconocieron las personas clave a lo largo de sus casi 100 años. Y a Barcelona como sujeto central: “Tenemos que agradecer a su amante, la ciudad de Barcelona, porque sin ella no se entendería a Oriol. Gracias a Barcelona por corresponder a Oriol. Por muchos años”.
Presidiendo el Saló de Cent, una gran imagen de Bohigas, con su mirada irónica, observaba a todos en pie, aplaudiéndole.
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