ERC aprueba la reforma de Via Laietana propuesta por Colau
Las obras empezarán en marzo y se realizarán por dos tramos
El ya habitual tándem entre la coalición de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona, BComú-PSC, y el primer partido de la oposición ERC ha posibilitado, esta vez, la reforma de Via Laietana. Los 28 concejales que suman las tres formaciones, pese a que el resto de la oposición estuviera en contra, votaron ayer a favor de la reforma de histórica calle para —según anunciaron— “hacerla más amable, destinar más espacio al peatón, a la bicicleta, al verde y a la movilidad sostenible y hacer que contribuya a la reactivación del comercio local y del centro de la ciudad”.
En la práctica se ha aprobado una reforma que amplía las aceras hasta llegar a 4,05 metros y que no acaba de convencer al colectivo ciclista porque solo se construirá un carril bici de subida. Además de este carril para ciclistas, de subida habrá un carril bus-taxi que también podrán utilizar los vecinos de Via Laietana y de la Barceloneta. De bajada se construirá un carril destinado al vehículo privado limitado a 30 kilómetros hora y —es aquí donde hay más críticas— otro carril compartido entre autobuses y bicicletas.
El coste de las obras es de 32,9 millones de euros y se harán en dos fases. Según la teniente de alcalde de urbanismo, Janet Sanz, a partir del próximo mes de marzo se comenzarán a renovar las redes de servicios y en junio se hará la reforma entre la plaza Urquinaona y Antoni Maura. Está reforma durará 11 meses y se destinarán 16,8 millones de euros. Una vez finalizado el primer tramo se ejecutará la zona entre Antoni Maura y la futura plaza Idrissa Diallo (actualmente Antonio López). Este segundo tramo tiene un presupuesto de 16,1 millones de euros. Además se habilitarán espacios elevados (o pacificados) a los que el proyecto denomina plazas y por los que cruzará la Via Laietana.
Una de la plazas será la de Antoni Maura que unirá la Catedral con el Mercado de Santa Caterina. Otro será en el cruce con la calle de Jonqueres que pasará a ser peatonal y, por último, otra plaza en el cruce con la plaza del Àngel y una última al final de la calle a su llegada con la futura plaza Idrissa Diallo.
Será en estas plazas donde se colocarán las paradas de los autobuses. Sanz destacó ayer que la reforma de Via Laietana es esencial para “seguir ampliando el nuevo modelo de movilidad del siglo XXI”.
El portavoz de ERC, Jordi Coronas, se manifestó ayer “moderadamente satisfecho” con el proyecto. La que si mostró su oposición radical fue la concejal de Junts, Francina Vila: “En Vía Laietana el gobierno municipal solo ha hecho que entorpecer la vida de quien vive y trabaja allí”. Vila consideró que el proyecto acabará convirtiéndose en un caos circulatorio: “No tienen en cuenta el impacto que tendrá estos cortes en el Frente Marítimo, Urquinaona, Marina, Paral·lel o Gran Via y como afectará a la economía del entorno”.
El concejal de Ciudadanos, Celestino Corbacho, insistió en que su partido no discute la necesidad de modificar la vía a favor de la ciudadanía pero votó en contra de la reforma ya que consideró que la reforma tendrá consecuencias en los comercios de la zona. El popular Óscar Ramírez se expresó en términos similares y destacó que su principal preocupación es que la reforma “tiene como principal aspecto la clarísima persecución del vehículo privado”.
En la comisión también se debatió el proyecto de la Rambla. Un proyecto sin fecha ni presupuesto. En primavera de 2016 el pleno del Ayuntamiento de Barcelona —con los únicos votos del PP y la CUP— aprobó la reforma del paseo más icónico de Barcelona. Ayer se cumplieron 2.000 días de aquella aprobación tal y como se podía visualizar en el marcador que varias entidades colocaron en uno de los balcones del Café de la Ópera.
La oposición en bloque criticó la falta de calendario para esta obra y Sanz advirtió a ERC de que le gustaría alcanzar otro pacto con los independentistas para reformar La Rambla. La teniente de alcalde aseguró en la comisión que esperan poder llegar a un nuevo acuerdo en las próximas semanas con ERC porque “con un presupuesto factible para poder hacerlo (reformar la Rambla), sería una lástima que se perdiera la oportunidad”.
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