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El plan de Puigneró para ampliar El Prat entra en un callejón sin salida

El vicepresidente catalán se queda sin margen para proponer una alternativa de consenso

Puigneró, este miércoles en el Parlament
Puigneró, este miércoles en el ParlamentDavid Zorrakino (Europa Press)
Marc Rovira

El debate sobre la ampliación del aeropuerto de Barcelona sigue latente, un mes después de que el Gobierno central decidiera congelar la inversión de 1.700 millones, como respuesta a los repentinos recelos mostrados por el president Pere Aragonès. El vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, compareció este miércoles en comisión parlamentaria e insistió en que la Generalitat sigue apostando por una obra que debe convertir al aeropuerto catalán en un hub [centro de conexión] intercontinental. Pero el plan del Govern tiene mal encaje porque, de hecho, es el plan de solo medio Ejecutivo. Los recelos de ERC a las intenciones ampliatorias de Puigneró (Junts) han cargado el proyecto de vicios desde su fecundación. Y las presiones de la CUP han torcido la balanza a favor de bloquearlo.

La intervención parlamentaria de Puigneró, responsable de la vicepresidencia de Territorio y Políticas Digitales, buscó escenificar una unidad del Govern sobre el aeropuerto, pero la oposición no dejó pasar la oportunidad de recordarle que la solidez de su discurso queda difuminada: “cada vez que habla del aeropuerto el presidente Aragonès le puntualiza”, le lanzó Jordi Terrades, del PSC, y demandó a Junts y a ERC que “se aclaren internamente”. La misma petición también la verbalizó Marc Parés, de En Común Podem, al preguntarle a Puigneró en nombre de quién hacía su intervención. “Da pena que no podamos tener un rumbo claro, ni siquiera aquí, en esta comisión, que debería ser un poco más técnica”, lamentó la diputada de Ciudadanos, Marina Bravo.

La diferencia de opiniones entre Junts y ERC sobre el aeropuerto ha lastrado la toma de decisiones del Govern. “No seremos nosotros los que bloquearemos esta inversión”, había prometido el vicepresident. Este miércoles, en el Parlament, Puigneró negó la responsabilidad del Ejecutivo catalán en la paralización de la millonaria inversión. “La puerta no la cerró el presidente Aragonès”, defendió el consejero, a la vez que emplazó al Gobierno central a “volver a abrir la ventana de oportunidad”. El responsable de Territorio, pieza protagonista en las negociaciones para ampliar las instalaciones de El Prat, descartó que las discrepancias internas entre ERC y Junts hayan minado el proyecto, “hemos sido muy responsables”, y cargó la culpa del fiasco en el Gobierno español y en Aena. En este sentido, Puigneró reclamó para Cataluña la gestión directa del aeropuerto y afirmó que, si El Prat fuera competencia de la Generalitat, ya estaría ampliado y operaría como hub.

La oposición reprobó a Puigneró que no aportara ningún plan concreto sobre el aeropuerto, y que se limitara a repetir el lamento sobre la falta de competencias. El vicepresident mantiene que la Generalitat está presta a reabrir la negociación para reactivar la inversión, pero no concretó qué diseño de ampliación genera consenso dentro del Ejecutivo catalán. Apuntó que la laguna de La Ricarda es “una línea roja”, a la vez que apostilló que “salvar La Ricarda no será a costa de destrozar la economía del país”.

Pese a que la oposición le interrogó acerca de una información aparecida en La Vanguardia, y donde se citaba que el vicepresidente Puigneró tiene intención de repartir la ampliación de la pista, un trecho hacia La Ricarda y otro hacia otro espacio del delta de río Llobregat, El Remolar. El consejero de Territorio no dio detalles en sede parlamentaria. El independentista estuvo más explícito cuando interpeló directamente al resto de los diputados de la comisión: “¿Alguien tiene alguna duda de que si Cataluña fuese un Estado, haría años que tendríamos un aeropuerto intercontinental?”, preguntó Puigneró.

El socialista Jordi Terrades señaló del peligro de enredarse en debates de corto vuelo, porque el tiempo corre: “el resto de regiones económicas europeas comparables a Cataluña hacen los deberes, a ver si resultará que es Barcelona-El Prat quien alimenta los vuelos intercontinentales de otros aeropuertos, y todo lo que eso conlleva para la economía del país”, señaló.

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La diputada de la CUP Montserrat Vinyets le reprochó al vicepresidente que no aportara “ninguna propuesta” y que se encomendara a exitosas previsiones, aludiendo a una hipotética gestión aeroportuaria por parte de la Generalitat: “esperemos que los informes no salgan de los mismos que hicieron las previsiones del aeropuerto de Alguaire, porque se hablaba de 400.000 pasajeros y 44 millones de euros anuales de beneficios y solo tiene un vuelo a Palma y un déficit anual de tres millones de euros”.

Eugeni Villalbí, de Esquerra, razonó la paralización del proyecto de ampliación de Barcelona-El Prat porque “Aena no quiere negociar” y defendió “en el contexto de emergencia climática” es necesario “buscar soluciones para rebajar emisiones”.

Menos actividad que en 2019

Puigneró había empezado su intervención alertando del riesgo de saturación del aeropuerto, y de los problemas de inoperancia e inpuntualidad que generará, pero terminó diciendo que su proyecto no persigue dar más cabida a las terminales: “no queremos ampliar la capacidad de pasajeros, queremos ampliar las rutas aéreas desde Barcelona”.

La recuperación de la actividad está siendo lenta en el aeropuerto de Barcelona. La instalación cerró el mes de septiembre transportando 2,6 millones de pasajeros, un 48,8% menos que en septiembre del 2019. Se contabilizaron 20.838 operaciones, un 35,1% menos que hace dos años. En el acumulado del año, El Prat ha dado servicio a 11,5 millones de viajeros, un 4% más que el período enero-setiembre de 2020, pero muy lejos de los registros prepandemia. En concreto, un 71,5% menos que en 2019.


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