Miles de personas se manifiestan en Barcelona sin líderes políticos contra la ampliación del aeropuerto
El freno del Gobierno al proyecto, anunciado hace dos semanas, rebaja la asistencia a la protesta
Gran manifestación, con miles de personas, este domingo en Barcelona contra la ampliación del aeropuerto de El Prat y para exigir un modelo económico más sostenible. Pero con una asistencia menor a la que se esperaba hace unas semanas, antes de que el Gobierno central anunciara que paraliza por cinco años el proyecto de ampliación e inversión de 1.700 millones de euros de Aena. Antes del parón, la convocatoria empujó a los partidos políticos a pronunciarse y el Govern llegó a anunciar la presencia de algún consejero de ERC. En Barcelona, la alcaldesa Ada Colau lideró la campaña contra la ampliación, pese a que en el Gobierno español hay ministros de su partido. Finalmente, la presencia política ha sido de perfil bajo, con diputados y concejales, pero sin consejeros ni la alcaldesa. Colau llegó a invitar a la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz a visitar La Ricarda, la laguna de gran valor ambiental que resultaría afectada por la ampliación.
Los convocantes, las plataformas ZeroPort y Red por la justicia climática, han agrupado a 300 entidades llegadas de toda Cataluña: históricas asociaciones ecologistas y ambientalistas; colectivos contrarios a proyectos en Girona, Tarragona o El Pirineo; el sindicato Unió de Pagesos; o plataformas vecinales contrarias al turismo masivo. El lema de la protesta era: “Ampliaciones, no. En lucha por el clima, la salud y la vida”. La protesta fue convocada mucho antes de que se decidiera la paralización de la ampliación, pero se mantuvo para dejar clara la oposición de estas entidades a cualquier otro proyecto de crecimiento de un aeropuerto o infraestructuras del transporte y al modelo económico basado en el crecimiento intensivo. El proyecto que promovía Aena suponía la prolongación de 500 metros de la pista paralela al mar y una nueva terminal.
La protesta, celebrada en la calle Tarragona de Barcelona, ha congregado a entidades ecologistas, movimientos sociales, vecinales y plataformas contrarias a todo tipo de nuevas infraestructuras en Cataluña. La Guardia Urbana ha calculado una asistencia de 10.000 personas, cifra que la organización eleva a 90.000. Además del discurso ecologista, la protesta ha tenido un marcado carácter anticapitalista y de reproche a los políticos. Durante los parlamentos, desde el escenario, la filósofa Marina Garcés ha afirmado: “Dicen que somos los del no. Y nuestro no es un ‘basta’ porque tenemos ideas, ganas y mala leche como para decir basta de tomarnos el pelo en nombre del interés común, basta de capitalismo vestido de verde”, ha dicho y ha celebrado que “los políticos no estén aquí”.
En la manifestación, Jessica Albiach, líder de los comunes en el Parlament, además de defender el no a la ampliación en contraposición con el “sí a la vida, a la salud y a la movilidad sostenible”, le ha pedido al Gobierno central -con quien están coaligados - que sea “coherente”: “No se puede aprobar una ley contra el cambio climático y defender las aspiraciones de Aena”, ha dicho y ha pedido las transferencias del puerto y aeropuertos porque “es una cuestión de soberanía que tienen que decidir los catalanes y las catalanas”.
Por parte de ERC, Raül Romeva ha criticado el “chantaje” que pretendía, en su opinión, el Gobierno central: “Es inasumible porque las imposiciones no son aceptables. Hay que tener un modelo acordado con el territorio y el Gobierno español ha sido incapaz de consensuar una propuesta y ahí a ERC nos tendrán en frente”. Al ser preguntado sobre la ausencia en la concentración de consejeros de su formación, Romeva ha argumentado que había una amplia representación de alcaldes de los territorios y diputados. La diputada de la CUP, Eulàlia Reguant, que ha salido de la columna que partía de El Prat hacia la concentración, ha advertido del riesgo de que el proyecto de la ampliación resurja: “Hasta que no quede claro que se desiste del todo hay que seguir movilizados”.
A mediodía, miles de personas ya ocupaban la vía que une la plaza de Espanya con la Estación de Sants de Barcelona en una concentración estática organizada en tres bloques. Tras una pancarta contra la ampliación del aeropuerto, Anna Moreno, de 64 años y vecina del distrito barcelonés de Ciutat Vella, uno de los más afectados por la gentrificación, denunciaba que “además del problema ambiental que supone el proyecto del aeropuerto, significará más turismo”. Y añadía: “Nosotros ya tenemos bastantes problemas por el turismo. Esto provocará que suba el precio de la vivienda, la expulsión de los vecinos, la desaparición del comercio de proximidad de la masificación del espacio público”.
También la pareja formada por Eduard Grau y Mónica Sagol, de 46 y 48 años, enfilaba sobre la una de la tarde la calle Tarragona alzando sendas pancartas donde rechazaban la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Cataluña y cuestionaban el compromiso de las autoridades con la agenda 2030. “La ampliación del aeropuerto significa más gentrificación y la situación en Barcelona es insostenible. Es un sinsentido”, protestaba Grau. El parón actual del proyecto, agregaba Sagol, tampoco es garantía de nada: “No nos fiamos. Hay que seguir protestando”.
La concentración ha reunido manifestantes del entorno metropolitano y también de otras provincias catalanas. Una columna con miles de personas caminando hacia Barcelona ya cortaba a media mañana el acceso del Baix Llobregat a la capital catalana y los tractores de los agricultores de El Prat, Viladecans y otros municipios de la zona sur metropolitana cruzaron, pasada la una de la tarde, la plaza de Espanya para unirse a la protesta. Josep Casasandreu, de 37 años y vecino de El Prat, aparcaba su tractor a los pies de la antigua plaza de toros de Las Arenas: “Si con esta ampliación ya quieren coger el espacio protegido de La Ricarda, que es un espacio natural de primer nivel, nosotros iremos detrás. Será la destrucción del Delta del Llobregat”, advertía.
Desde la Costa Brava, también Jordi Cruz, de 57 años y miembro de SOS Costa Brava, alertaba de los daños colaterales del proyecto también fuera de Barcelona: “El problema es el modelo, que no tiene sentido. El proyecto implica más turismo en una capital masificada y también más turismo que vendría a la Costa Brava. Traer más gente no tiene sentido”.
El manifiesto de la protesta denuncia el impacto climático que tendría ampliar El Prat; el que tendría sobre el Delta del Llobregat, con zonas de alto valor ambiental y terrenos agrícolas; el impacto sobre la población del entorno (en contaminación y ruido), y el “agravamiento de un modelo económico injusto, especulativo y en crisis”. Por todo ello, exige la paralización de infraestructuras aeroportuarias, “un plan de redimensionamiento de AENA”, la ejecución de las compensaciones pendientes que fijaba la última ampliación de El Prat, invertir en el Parque Agrario del Llobregat y “políticas para transformar de forma urgente el actual modelo económico”.
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