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El Govern levanta la restricción sobre reuniones sociales coincidiendo con la Diada

PSC, Cs y PP declinan asistir a la entrega de medallas del Parlament de Cataluña

Camilo S. Baquero
Manifestación de la Diada de 2011 en Barcelona, en una imagen de archivo
Manifestación de la Diada de 2011 en Barcelona, en una imagen de archivoTejederas

El día nacional de Cataluña, la Diada, se celebrará el sábado sin algunas de las restricciones de aforo que se habían impuesto desde hace meses para controlar el avance del coronavirus. La portavoz del Ejecutivo catalán, Patrícia Plaja, adelantó ayer que decaerá, por ejemplo, la limitación de reuniones con un máximo de diez personas, lo que facilitará el desarrollo de la manifestación independentista que se celebra cada año. El Onze de Setembre vuelve a ser objeto de pugna política, con los grupos parlamentarios constitucionalistas desmarcándose de la entrega de medallas de la Cámara, que este año premian a los independentistas “represaliados” por el Gobierno central.

Entre los cambios están, por ejemplo, quitar la obligatoriedad de que las manifestaciones tengan que ser estáticas (como por ejemplo la del Orgullo LGTBI, del pasado sábado en Barcelona) o que se cerraran los accesos a los transportes públicos más cercanos. La decisión del Govern llega ante la mejora de los datos epidemiológicos, con Cataluña a las puertas de salir del riesgo alto por coronavirus.

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Sí seguirá el cierre del ocio nocturno o el uso obligatorio de la mascarilla (una decisión de carácter estatal). Desde el Procicat —el comité técnico que pilota la respuesta a la pandemia— ven viable acabar con los aforos en reuniones al aire libre o en actos religiosos. La letra pequeña se conocerá el próximo viernes.

Aunque desde el Ejecutivo catalán descartan cualquier relación entre la manifestación independentista y el cambio en las restricciones, es una evidencia que en los últimos años la Diada se había convertido también en un fin de semana provechoso para la restauración en Barcelona. Cientos de miles de personas aprovechaban la Diada para visitar la capital catalana.

Plaja confirmó que casi la totalidad de miembros del Govern, con el president Pere Aragonès a la cabeza, participarán de la manifestación organizada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI). Aunque el formato es menos ambicioso que en años anteriores, los organizadores sí planeaban volver a marchar por el centro de la ciudad, desde la plaza de Urquinaona, bajando por la Vía Laietana hasta el frente marítimo y terminando en las puertas del Parc de la Ciutadella. La eliminación de las restricciones da aire a atraer a una ciudadanía independentista que este año parece menos movilizada que en ocasiones anteriores.

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La manifestación promovida por la ANC siempre ha sido un termómetro del apoyo a la vía secesionista. Pero desde hace una década también se ha convertido en una fecha de encontronazos entre formaciones políticas y este año no será la excepción. PSC, Ciudadanos y PP ya avisaron de que no participarán en la entrega de medallas que anualmente hace el Parlament y que este año homenajeará a lo que llama “víctimas de la represión” durante la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. El galardón, a propuesta de la presidenta de la Cámara, Laura Borràs (Junts) busca posicionarse contra la “causa general” que considera que el Estado ha abierto contra el independentismo.

Homenaje a Pau Casals

En un comunicado, el PP informó ayer de que no asistirá a la ceremonia que se celebrará el viernes porque “legitima el relato ficticio del separatismo” y “le falta el respeto a millones de catalanes que día tras día sufren los atropellos del nacionalismo”. Ciudadanos, por su parte, respondió el pasado lunes a la invitación de Borrás con unas fotos de los actos vandálicos contra la sede del partido en Cornellà (Barcelona), y reivindicados por Arran. En Twitter, la diputada socialista Beatriz Silva declinó asistir al evento argumentando que una vez más el independentismo “se apropia de las instituciones y los símbolos de toda la ciudadanía para hacer propaganda de una causa particular”.

La Generalitat también anunció ayer su programación para el día nacional, que este año conmemora el 50º aniversario de la intervención del músico Pau Casals en la presentación del Himno de las Naciones Unidas, el 24 de octubre de 1971. El Govern se desplazará mañana hasta El Vendrell (Tarragona), pueblo natal del violonchelista para entregar sus propias medallas a la oceanógrafa Josefina Castellví y, a título póstumo, al economista Arcadi Oliveres, que falleció el pasado abril. El sábado habrá un acto musical en la noche, frente a las cuatro columnas de Josep Puig i Cadafalch, en el Montjuïc.

Silencio de Junts sobre la mesa

Junts per Catalunya, el socio de ERC en el Ejecutivo catalán, no revelará los nombres de sus representantes en la mesa de diálogo con el Gobierno hasta que el presidente Pedro Sánchez no confirme su asistencia. Así lo aseguró ayer su portavoz en el Parlament, Mónica Sales, desde Bruselas donde el grupo parlamentario celebra unas jornadas de trabajo. “Sin él [Sánchez], esta mesa de diálogo, que entendemos como una mesa de negociación, pasará a ser una especie de comisión de traspasos entre el Estado y la Generalitat”, afirmó.

Para el partido que preside el expresident Carles Puigdemon, huido de la justicia, las dudas de La Moncloa sobre la asistencia de Sánchez muestran un “menosprecio constante” hacia los catalanes y su Gobierno.

La portavoz del Ejecutivo de la Generalitat, Patrícia Plaja, aseguró que el orden del día de la reunión entre Gobiernos —aún sin fecha, pero programado para algún día de la próxima semana— está “encarrillado pero no cerrado” y se mostró confiada en que Sánchez asistirá. “No habría justificación posible [para su ausencia]”, sostuvo.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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