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La plaga del escarabajo “de los mil millones de dólares” llega a España

El insecto, una de las principales plagas de maíz en Estados Unidos y el centro de Europa, es detectado por primera vez en Cataluña

Carlos Garfella Palmer
Ejemplar de escarabajo 'diabrotica virgifera', descubierto en maizales de Lleida.
Ejemplar de escarabajo 'diabrotica virgifera', descubierto en maizales de Lleida.

Ha tardado casi 30 años en cruzar los Pirineos, pero finalmente lo ha conseguido. El escarabajo diabrotica virgifera, o el insecto “de los mil millones de dólares” tal y como lo conocen en Estados Unidos por su impacto económico, ha sido detectado por primera vez en España tras extenderse desde 1992 por Europa central desde Serbia, cerca del aeropuerto de Belgrado, donde probablemente llegó en un avión de mercancías desde América. Este bicho es una de las principales plagas de maíz del mundo y ahora amenaza 30.000 hectáreas de cultivo en Lleida, advierte la Generalitat.

En Estados Unidos, la plaga llegó a que los científicos modificaran genéticamente los maizales para crear una planta resistente a los daños del insecto, que llegó a crear resistencia contra los insecticidas. “En Europa la geomodificación del maíz no está permitida. Pero con los años hemos aprendido técnicas para evitar sus daños. La más efectiva es rotar los cultivos, lo que evita su extensión”, explica el catedrático Xavier Pons, profesor del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal de la Universidad de Lleida.

A diferencia de otras plagas, este pequeño escarabajo, de cuatro a seis milímetros de longitud en su edad adulta y con manchas amarillas brillantes, es más dañino en su estado larvario, cuando ataca al maíz que germina. “Cuando eclosionan los huevos las larvas son atraídas por el dióxido de carbono que emiten las raíces y se alimentan de ellas”. El daño deja a la planta, literalmente, sin raíces. Es fácil detectar plantas afectadas: su tajo decae y si sopla viento fuerte sale de la tierra, igual que hierbajos secos de verano.

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El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat recomendó la pasada semana a los agricultores que realicen controles en sus cultivos y avisen a las autoridades en caso de encontrar ejemplares. El insecto fue detectado en la provincia catalana este año, pero la realidad es que puede llevar varios de ellos ya instalado en el territorio. “Desde que llega hasta que se detecta pueden pasar cuatro o cinco años”, explica Pons.

La teoría de los expertos es que el animal llegó, como un polizón, a través de un camión. “La zona de cultivo donde se ha detectado en Lleida colinda con carreteras con mucho tráfico de estos vehículos”, dice Pons. Castilla y León es la comunidad autónoma con mayor superficie de este cereal en España, seguida por Aragón y Extremadura. El profesor no descarta que el insecto ya haya llegado a estas comunidades y recomienda que intensifiquen los controles para comprobarlo.

La experiencia en Estados Unidos y la de después en Europa central, donde lleva instalada más de una década e instalada en más de veinte países, entre ellos algunos grandes productores de maíz como Alemania, dice que el mejor remedio para minimizar daños es la rotación de cultivos. “Así se permite romper el ciclo del insecto”, añade el catedrático. En lugares con mucha población y en los que no se aplican medidas de control, los daños pueden ser muy graves, hasta llegar al 70% de la producción, alerta la Generalitat.

En el año 2000, la Unión Europea declaró al escarabajo como “plaga de cuarentena” para evitar su expansión por el continente y ordenó que cada Estado miembro tomara medidas de emergencia. La batalla contra la invasora, sin embargo, se perdió y el insecto se expandió sin control por toda Europa central. Ante su imparable avance, en 2014 la Comisión Europea la descalificó y dio libertad a cada Estado para que tomara las medidas que consideran convenientes para minimizar los daños. “Esto es como una ola de virus. Una plaga llega y en poco tiempo hace muchísimo daño. Pero con el tiempo la estudias y aprendes a combatirla. Te acostumbras a convivir con ellas y los agricultores se adaptan, aunque obviamente con molestias”, explica el jefe del programa de protección vegetal sostenible del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA).

La música de esta invasora no es nueva. En Cataluña, como en España y Europa en general, los expertos llevan años alertando de la imparable llegada de especies invasoras por culpa del tráfico de mercaderías y la globalización. En Cataluña, la Generalitat tiene detectadas más de 1.200 especies exóticas, de las cuales el 14% ya son consideradas como “invasoras”. Es decir, se considera que ya están ampliamente extendidas y forman parte del ecosistema. Expertos como Joan Pino, director del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, alertan de que frenar la propagación de estas especies, en ocasiones, se convierte en una auténtica batalla perdida, ya que el fenómeno “viene para quedarse”.

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Sobre la firma

Carlos Garfella Palmer
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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