Uber lanza su servicio a precio cerrado en Barcelona pero su implantación es mínima
El rechazo y la presión del sector del taxi desincentiva a los conductores a usar la aplicación
Un mes y medio después de anunciar su vuelta a Barcelona, y tras desencuentros con la administración, Uber ha conseguido por fin la autorización del Instituto Metropolitano del Taxi (Imet) para operar a precio cerrado, y a partir de este martes puede utilizarse como aplicación intermediaria para contratar un servicio de taxi. La vuelta de esta plataforma de transporte está siendo, sin embargo, muy anecdótica, ya que el rechazo y la presión del sector del taxi han desanimado a la mayoría de conductores que querían usar esta aplicación para contactar con los clientes.
La vuelta de Uber a Barcelona (la tercera vez que la multinacional de San Francisco intenta desarrollar sus actividades en la capital catalana y aprovechar su enorme potencial, especialmente cuando lleguen más turistas) ha encontrado varias barreras. La primera y más importante ha sido el rechazo frontal de los taxistas. Uber decidió dejar atrás las licencias de vehículo de transporte con conductor (VTC) y volver esta vez con una propuesta de reconciliación. Se presentó solo como una aplicación intermediaria para el servicio de taxi, la misma fórmula que utiliza en Madrid, donde la compañía asegura que tiene a 1.500 taxis que usan su plataforma para contactar con los clientes.
En Barcelona, la empresa empezó afirmando que 350 taxistas estaban dispuestos a usar Uber, pero ya los primeros días se hizo evidente que era muy complicado, sino imposible, contratar un servicio de taxi mediante la aplicación de Uber. El propio Imet destacó días después que la flota de taxis con esta aplicación era una décima parte de la anunciada. La compañía aseguró que la presión de algunas asociaciones del taxi (especialmente Élite Taxi, la que ha cobrado más protagonismo en las últimas huelgas) ahuyentaba a los conductores. “Hace un mes presentamos nuestro compromiso con el sector del taxi de Barcelona y cientos de taxistas se dieron de alta en nuestra plataforma. Vamos a seguir trabajando en la recuperación del sector con ellos y esperamos que por fin puedan salir a trabajar sin miedo a represalias por parte de una parte del sector”, ha expresado este martes en un comunicado Juan Galiardo, director de Uber en España.
La otra gran barrera que se encontró Uber fue la administrativa. Según la normativa, las plataformas como Uber tienen que usar la tarifa 3, que permite cerrar un precio con antelación, y aunque Uber lo pidió antes de anunciar su vuelta (porque es una de las señas más importantes de estas plataformas), el Imet no le dio esta autorización hasta comprobar la legalidad de toda la operación. La compañía, mientras no tuviese esta autorización, pretendió operar entonces en Barcelona cobrando según el taxímetro, pero el Imet advirtió que esto podría incurrir en una infracción, y abrió un expediente. Finalmente, el pasado viernes 23 de abril le otorgó la autorización para usar la tarifa 3, y el servicio se ha lanzado este martes. La multinacional ha tratado de seducir a taxistas para que usen su aplicación, con acuerdos con empresas como Nissan (que ofrece descuentos para comprar coches eléctricos si operan con Uber), descuentos en las gasolineras o cobertura médica gratuita.
La asociación Élite Taxi ya anunció que prepara nuevas movilizaciones contra esta plataforma, aunque tampoco se ha olvidado de su otra gran rival, Cabify. La asociación ha convocado este martes una manifestación para el próximo 17 de mayo por los “incumplimientos” de Cabify, una plataforma que sí que usa las licencias VTC. Concretamente, Élite Taxi denuncia que los coches de Cabify no llevan el distintivo de servicio de alquiler de vehículos con conductor, según lo que estipula el artículo 3.1 del Decreto ley 5/2017.
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