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El taxi colapsa de nuevo el centro de Barcelona en contra de la vuelta de Uber

La aplicación pide a las autoridades que frene lo que considera una “campaña de intimidación”

Josep Catà Figuls
Taxis en el inicio de la marcha lenta hacia el Parlament, este jueves.
Taxis en el inicio de la marcha lenta hacia el Parlament, este jueves.Albert Garcia

El sector del taxi ha vuelto este jueves a sacar los coches a la calle para protestar con una marcha lenta que ha colapsado el centro de Barcelona. Los taxistas, convocados por la asociación Élite Taxi (las demás organizaciones declinaron participar) se han manifestado en contra de que la aplicación de transporte Uber vuelva a operar en la capital catalana. Centenares de taxis —600 según la Guàrdia Urbana, 2.000 según la organización— se han concentrado en la Avenida Maria Cristina y han emprendido el camino hasta el Parlament, donde los portavoces se han reunido con un grupo de diputados. Antes han pasado por Gran Via y Via Laietana, donde se han parado delante de la sede de la patronal catalana Foment del Treball y han lanzado billetes falsos con el retrato de su presidente, Josep Sánchez Llibre, a quien reprochan haber admitido a Uber como miembro de la patronal.

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El tercer desembarco de Uber en Barcelona está siendo, una vez más, convulso. La multinacional dejó de operar en la capital catalana en enero de 2019 por un decreto del Govern que limitaba la actividad que desarrollaba la plataforma mediante licencias VTC. Esta vez, Uber ha decidido no utilizar estas licencias y presentarse como una aplicación intermediaria para el servicio de taxi: es decir, que los taxistas podrán captar clientes mediante la app de Uber.

Esta oferta de reconciliación —que Uber asegura que han aceptado al menos 350 taxistas que están dispuestos a trabajar con la plataforma— no agradó al segmento más radical, capitaneado por Élite Taxi y su portavoz, Alberto ‘Tito’ Álvarez, de liderazgo inapelable en el sector actualmente. Pese a que el gremio está dividido, las reivindicaciones de Álvarez han encontrado el respaldo del Govern, del Instituto Metropolitano del Taxi (Imet) y de concejales de distintos partidos del Ayuntamiento de Barcelona. Nadie le tose, y la presión es tan fuerte, que en los primeros días de la vuelta de Uber es casi imposible contratarlo, por el miedo de los conductores a las represalias. La manifestación de este jueves ha sido una nueva demostración de fuerza.

En un comunicado, Uber ha asegurado que desde el martes, cuando empezó a operar, 10.000 personas han intentado utilizar su aplicación, y que medio millón de barceloneses la tienen instalada. “Lamentablemente, la campaña de intimidación de algunos sectores del taxi ha provocado que muchos taxistas tengan miedo de salir a trabajar. Pedimos a las administraciones públicas catalanas que tomen medidas lo antes posible para frenar esta situación”, señala.

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Los taxistas argumentan que la compañía no tiene derecho a funcionar en Barcelona porque no cumple con los requisitos. Uber, al ser una plataforma de transporte, tiene utilizar la tarifa 3, según marca la norma. En noviembre de 2020 hizo una notificación previa al Área Metropolitana de Barcelona (AMB) para operar un servicio de intermediación de taxis (mediante taxímetro) e inició los trámites para operar con la tarifa 3. El pasado martes puso en marcha la aplicación, y el Imet le envió un requerimiento advirtiendo de que no puede operar con taxímetro, y de que faltan aclaraciones para dar el permiso para usar la tarifa cerrada.

Uber asegura que su servicio es “completamente legal”, ya que el decreto 314/2016 establece que para operar no es necesaria una autorización de la AMB, sino solo haber hecho una notificación previa. La compañía argumenta que las aplicaciones que utilizan la tarifa 3 “tienen la obligación de ofrecer también el modo taxímetro”, y que en la misma web del Imet hay aplicaciones autorizadas que solo ofrecen el servicio de taxímetro. Además, Uber apunta que la Autoritat Catalana de la Competència “está analizando la actuación del Imet y sus posibles daños a la competencia entre plataformas de intermediación de taxi”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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