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Uber vuelve a Barcelona bajo mínimos por la presión del taxi

El Instituto Metropolitano del Taxi requiere a la empresa que aclare su operativa, y los taxistas convocan una marcha lenta el jueves

Josep Catà Figuls
Uber
Asamblea de taxistas en la estación de Sants para tomar medidas contra la vuelta a las operaciones de Uber.Carles Ribas (EL PAÍS)

Primero les llamaban “cucarachas”, y en esta nueva ofensiva les tachan de “mugre”. El sector del taxi ha reaccionado furibundamente en contra de la vuelta de Uber a Barcelona, ciudad en la que la multinacional de San Francisco ha intentado sin éxito desarrollar su actividad dos veces antes. Este martes ha reabierto su aplicación en la capital catalana pero sin hacer uso de los coches con licencia VTC. La estrategia de Uber es buscar la reconciliación, y se presenta solo como una aplicación intermediaria para el servicio de taxi. Pero la presión del sector del taxi y las dudas que plantea el Instituto Metropolitano del Taxi (Imet) sobre la legalidad de la operación han dejado en una anécdota el estreno de la plataforma.

Un mediodía en el cruce entre Gran Vía y Paseo de Gràcia ofrece un constante hormigueo de taxis. La lógica hacía pensar que, en el primer día de la entrada en funcionamiento de Uber, no sería difícil contratar este servicio. Al reservar un viaje mediante la aplicación, esta tarda un rato en encontrar a un conductor, que llega en unos minutos. Rápidamente se pone en guardia al darse cuenta del objetivo periodístico de la carrera. Prefiere no salir en el reportaje. Al bajar y volver a buscar, varias veces, un nuevo taxi con Uber, solo aparece una y otra vez el mismo conductor. Más tarde, un mensaje de voz suyo corre por los chats de taxistas, en el que, ante las acusaciones que le hacen sus compañeros, explica que él no estaba operando con Uber, sino que usaba la aplicación para detectar taxistas que sí lo hacían en serio.

Por primera vez, no se ve a simple vista un Uber. La empresa ha optado por volver a Barcelona de la mano de los taxis, como ya hace en Madrid (donde asegura que tiene más de 1.500 taxis utilizando su plataforma), y opera solo como una aplicación intermediaria para taxistas. Así, un coche amarillo y negro puede ofrecer o servicio tradicional, o servicio mediante radioemisoras o aplicaciones propias de taxistas, o un servicio de Uber.

Los 350 taxistas que Uber asegura que usan su aplicación cuentan con este camuflaje para desarrollar su actividad y evitar las reprimendas del sector del taxi. Pero la parte más activista del sector del taxi está muy atenta y este martes ha protagonizado un primer acto de fuerza contra la vuelta de Uber. En una asamblea convocada en la Estación de Sants por la asociación más combativa del sector, Élite Taxi, su portavoz, Alberto ‘Tito’ Álvarez, ha llamado “traidores” a los taxistas que usan Uber y ha pedido a sus compañeros que delaten a los que usan esta aplicación. Los taxistas han acordado además organizar una marcha lenta el próximo jueves hasta el Parlament, aunque la protesta no está secundada por los sindicatos Stac y Taxi Companys, las otras entidades presentes en la Mesa del Taxi.

El sector cuenta esta vez con el respaldo de la administración. Este martes, el Instituto Metropolitano del Taxi (Imet) ha exigido a Uber que cumpla con los requisitos legales para operar en el Área Metropolitana de Barcelona. El Imet ha recordado que la compañía “tiene pendientes dos temas claves relacionados con la garantía de la transparencia de la tarifa al usuario”, y ha enviado un requerimiento a la empresa para aclarar su operativa. Las plataformas tienen que usar la tarifa 3, que permite cerrar un precio con antelación, y aunque Uber lo ha pedido (porque es una de las señas más importantes de estas plataformas) todavía no ha sido autorizado. Desde este martes, pues, Uber ofrece servicio de taxi mediante taxímetro, pero el Imet avisa que se abrirá expediente informativo a los conductores que hagan este uso, ya que puede incurrir en una infracción, porque no es una emisora de radio sino una aplicación. La compañía asegura que está cumpliendo con la legalidad en todo momento.

En su vuelta a Barcelona, Uber también ofrece los servicios de la empresa Social Car, de alquiler de coches particulares. Además, la aplicación muestra información sobre el transporte público en el área metropolitana.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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