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Las cinco claves de la cita de ERC y Junts en la cárcel para pactar el Ejecutivo

Las dos comisiones se reúnen este martes en Lledoners para garantizar la presencia de Jordi Sànchez, condenado en el juicio al ‘procés’

Camilo S. Baquero
El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès (izquierda) a su llegada este martes a la cárcel de Lledoners (Barcelona) para negociar directamente con el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, la formación de un nuevo Govern en Cataluña.
El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès (izquierda) a su llegada este martes a la cárcel de Lledoners (Barcelona) para negociar directamente con el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, la formación de un nuevo Govern en Cataluña.MASSIMILIANO MINOCRI

Las comisiones negociadoras de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya se reúnen este martes en la prisión de Lledoners, donde siete de los líderes independentistas cumplen sus condenas tras el juicio al procés. Pese a que ambas partes insisten en que se trata de una “reunión más” dentro de las conversaciones para llegar a un pacto de Gobierno, lo cierto es se trata de una cita trascendente por el momento, el lugar y la temática.

En un mes exacto se tendrían que convocar nuevas elecciones si no hay acuerdo, un extremo que tanto los de Oriol Junqueras como los de Carles Puigdemont descartan. En Lledoners, el grupo negociador de ERC pondrá sobre la mesa el tema central de cualquier coalición, el reparto del poder en el Ejecutivo, una arquitectura que posteriormente habrá que ir completando con los nombres propuestos por los socios. Y la visita a la prisión por parte del presidenciable republicano, Pere Aragonès, implica su bajada a la arena de unas conversaciones que ya suman más de 72 días. Jordi Sànchez, secretario general de Junts y líder de su grupo negociador, será el único preso que participará en el encuentro, que ha tenido que ser en Lledoners para poder asegurar la presencia física de todos los negociadores.

¿Qué se espera de la reunión?

La negociación entre ambas fuerzas está dividida en cinco carpetas: la estrategia independentista, la soberanía parlamentaria, las prioridades del Govern, los mecanismos de coordinación y la arquitectura del Ejecutivo. En el centro penitenciario, ERC pondrá sobre la mesa sus cartas en este último apartado, que se había reservado para lo que considera “el tramo final” de las conversaciones. Junts descarta en absoluto que se esté tan adelante, pero reconoce cierto avance.

El diseño de cómo se ha de organizar el nuevo Govern es un punto vital para la buena gestión, pero dentro de los partidos es siempre visto como un foco de problemas. El debate transmite la idea de que se lucha por la silla y no por las prioridades. Lo cierto es que hay mucho para repartir. El Ejecutivo catalán cuenta actualmente con 13 consejerías más la presidencia de la Generalitat. A eso hay que sumar una constelación de empresas públicas y participación en consorcios muy variopintos, desde el Circuit de Catalunya (donde se celebra la Fórmula 1), el Teatre Nacional de Catalunya o el Patronato de la Montaña de Montserrat. Solo la cúpula del Govern provee unos 500 puestos de confianza y directivos de entes públicos. Suman 45 millones de euros en retribuciones.

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Aragonès expondrá un organigrama, sin nombres, que en teoría debe estar en consonancia con las prioridades del mandato que ya se han ido negociando con Junts. Tanto ERC como Junts, durante la campaña, abogaron por crear dos nuevos departamentos: uno dedicado a la acción climática (las competencias de medio ambiente están ahora en la consejería de Territorio) y otro de igualdad y feminismos (el Instituto de la Mujer depende actualmente de Presidencia). El líder de ERC dice que no quiere hacer crecer el número global de consejerías. Junts quiere ver qué cuadratura del círculo proponen los republicanos.

En el pasado mandato, los republicanos se hicieron con todas las carteras sociales (Educación, Salud y Asuntos Sociales) y, con el tiempo, los de Carles Puigdemont consideran que fue un error estratégico. De ahí que Junts quiera más protagonismo en ese campo. Todo parece indicar que la cartera de Salud podría ser la moneda de cambio. El otro centro de atención está en Economía. Los republicanos ansiaban mantenerla, pero Junts insiste que les corresponde ahora a ellos. El fondo de la discusión es la gestión de los fondos europeos, que Aragonès quiere mantener en su partido. Una negociación ardua.

¿Qué está listo?

De momento solo hay una carpeta cerrada: los mecanismos de coordinación. Los equipos negociadores la dieron por cerrada el pasado jueves e incluye cómo actuar ante desacuerdos durante el día a día del Ejecutivo. Tanto en ERC como en Junts son conscientes que los continuos choques que se vivieron en la pasada legislatura no se pueden repetir y de ahí que se intente protocolizar al máximo cómo atender este tipo de desencuentros.

La negociación de este punto no ha sido fácil. Fuentes de ERC creen que es muy inocente intentar recoger todos los supuestos de problemas y la forma como resolverlos. En Junts lo ven distinto: creen que en Cataluña “falta cultura de gobiernos de coalición” y entienden que es indispensable caminar a cierta sistematización de la experiencia.

El texto del acuerdo no es público pero, según explican fuentes cercanas a la negociación, se establecen cinco niveles de coordinación, entre ellos el del Parlament; el del Govern y el de la estrategia independentista.

¿Cómo están las otras carpetas?

En las filas republicanas no entienden por qué el eje sobre la soberanía parlamentaria aún no está cerrado. Técnicamente se cumplió con la puesta en marcha de la Cámara, la investidura de Laura Borràs como presidenta del Parlament y la garantía del dominio independentista en la Mesa. Junts dice que quedan “flecos”, aunque no concreta cuáles.

ERC amagó con presionar a sus eventuales socios diciendo que era necesario apresurar la investidura de Aragonès si se quería el apoyo a la diputada Aurora Madaula para reemplazar a Jaume Alonso Cuevillas en la Mesa. El próximo jueves se hará esa votación y posiblemente se desencalle también esa carpeta. Junts, dicen los republicanos, ha renunciado a la reforma del reglamento del Parlament que cambiaba los supuestos para suspender la condición de diputado y que podría afectar a Borràs, investigada por un presunto delito de prevaricación.

La de las prioridades del Govern se tendrá que rematar con el debate de la arquitectura del Ejecutivo. Hay avances pues la semana pasada se comenzaron a reunir los comités técnicos sobre áreas de Gobierno, como la sanidad. Está pendiente la de economía.

Finalmente, queda el apartado independentista. Aquí el principal punto de desencuentro es la apuesta de Junts por mantener viva la influencia de Carles Puigdemont mientras que ERC considera que se le intenta tutelar de manera externa. Los republicanos rechazan crear cualquier órgano mayor que lidere la hoja de ruta secesionista, pero se abre a una mesa colegiada donde se debatan los pasos a seguir. Junts insiste en la necesidad de coordinar las votaciones en Madrid sobre “temas nacionales” y los republicanos se niegan. ERC no concreta qué hará si la operación diálogo con el Govern fracasa. ¿Por qué ha sido tan difícil el acuerdo?

La desconfianza, la raíz de todos los males que supuestamente las negociaciones quieren desterrar, es paradójicamente la principal razón para que no se concrete el nuevo Ejecutivo independentista. Las dos partes se siguen mirando de reojo y, como rivales políticos que son, ven en cada movimiento un intento desgaste del oponente. Los republicanos creen que Junts sigue sin hacer “la digestión” de la “derrota” del 14-F (fueron la tercera fuerza después de ERC, 30.000 votos y un diputado menos) y ven dentro de las filas de los de Puigdemont sensibilidades distintas sobre el pacto.

Pese a que Sànchez ya dicho en muchas ocasiones que no habrá repetición electoral, Junts quiere marcar territorio ante ERC. Aragonès aseguró que el pacto sería rápido, pero ya lleva 70 días intentándolo. Los de Puigdemont han logrado imponer el relato del empate técnico (la diferencia en voto fue menor en 2017 y ERC asumió su papel de hermano pequeño con más facilidad) e insisten en apretar a los republicanos por el flanco independentista. Tampoco les perdonan que hayan dado prevalencia a la CUP en el pacto, defendiendo que ellos tienen 32 diputados mientras que la CUP solo tiene nueve. Los republicanos insisten en que el 14-F mostró que el independentismo viró a la izquierda.

¿Quiénes estarán en la reunión?

La reunión se realiza en Lledoners para que pueda estar de manera presencial Jordi Sànchez, el secretario general de Junts y líder de su comisión negociadora. El expresidente de la ANC paga una condena de nueve años de prisión por un delito de sedición. Aragonès ha querido tomar las riendas en este momento crucial, un gesto que tiene varias lecturas. ERC intenta dar así la idea de que el pacto está al caer, pues el manual de las negociaciones dice que el líder solo toca el fango cuando hay poco riesgo de ensuciarse mucho. Junts no quiere dar esa idea de hechos consumados, pero puede vender la idea de que ha presionado tanto que ha obligado al líder republicano a implicarse a fondo.

Por ERC, además de Aragonès, estarán los diputados Sergi Sabrià, Marta Vilalta y Laura Vilagrà (número dos de la lista de los republicanos en las elecciones y que tendrá un rol destacado en el Ejecutivo). También estará el presidente del grupo parlamentario, Josep María Jové. Este líder republicano está a un paso de ir a juicio por los preparativos del referéndum unilateral del 1-O, pues este lunes el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha anunciado que se concluye la instrucción.

La delegación de Junts, además de Sànchez, la componen los diputados Francesc de Dalmases (mano derecha de Borràs), Josep Rius y Elsa Artadi, que tiene todos los números para ser la futura vicepresidenta del Govern.


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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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