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El pueblo que votó ‘sí’ al mayor vertedero

Los vecinos de Hostalets de Pierola (Anoia) apoyan en una consulta ampliar el basurero más grande de Cataluña

Marc Rovira
Vertedero de Can Mata,  en Hostalets de Pierola, Barcelona.
Vertedero de Can Mata, en Hostalets de Pierola, Barcelona.EL PAÍS

Un escrutinio que estaba siendo emitido por las redes sociales desveló en directo ayer el resultado de la consulta popular convocada para decidir qué hay que hacer con el vertedero dels Hostalets de Pierola (Anoia). Una mayoría de vecinos votaron a favor de alargar la vida de la instalación más allá del año 2030. El vertedero, el más grande que hay en Cataluña, está llegando al límite de su capacidad y el Ayuntamiento convocó el referéndum para decidir si la ampliación de la licencia cuenta con respaldo popular. Ganó el , con un 58,1% de apoyos. Votaron más de 1.100 vecinos, casi los mismos que en las últimas elecciones al Parlament, pero el dato de participación, 44,8%, es engañoso porque en esta ocasión se permitía el voto a los mayores de 16 años.

El potente impacto económico que genera el vertedero en el municipio, más de tres millones de euros para el presupuesto municipal y los empleos que da han pesado más que la campaña que impulsó la plataforma Tanquem Can Mata para convencer a los vecinos. “Es un secuestro económico de una institución pública”, manifiesta Carles Bou, presidente de la entidad.

La empresa Cespa, filial de Ferrovial, explota el vertedero y abona 3,3 millones de euros al año al Ayuntamiento, lo que supone el 40% del presupuesto municipal. El Consistorio emplea a 55 personas para dar servicio a 3.000 vecinos. Gerard Parcerisas, de ERC, es el alcalde y su hermano Jordi, de Junts, es el teniente de alcalde. Tras las elecciones los dos llegaron a un pacto para desbancar a una lista vinculada al PSC.

Los dos hermanos han mantenido un papel neutral sobre la consulta, apuntando que se iba a respetar lo que decidieran los vecinos. “Si respondo con la cabeza y no con el corazón tengo que decir que, por inercia desde hace años, el municipio depende en gran parte de lo que aporta el vertedero, pero es evidente que el pueblo ha mostrado síntomas de hartazgo”, dice el alcalde. “Habremos ganado, seis, siete u ocho años, pero estamos llegando al final de esta instalación”, subraya. “Teníamos esperanza en que ganara el no, pero esperábamos un resultado como este”, dice Bou.

El vertedero, junto al Ecopark vecino, emplea a casi 150 personas. La empresa argumenta que, sin poder explotar el basurero, la instalación de Ecopark, destinada al tratamiento y reciclaje de residuos orgánicos, ve comprometida su viabilidad. Al vertedero le queda una vida útil de dos años antes de llegar al tope de su capacidad.

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