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Los cines se hacen sus ‘películas’ con la covid-19

Cadenas de exhibición y salas independientes resisten con armas antitéticas a la larga coyuntura de la pandemia

Toni Polo Bettonica
Entrada de los cines Girona, en marzo de 2020, poco antes de declararse el confinamiento por la pandemia.
Entrada de los cines Girona, en marzo de 2020, poco antes de declararse el confinamiento por la pandemia.

Las salas de cine son uno de los ámbitos culturales más perjudicados por la pandemia. Las semanas de cierre, las sesiones de aforo reducido, los nuevos cierres, la incertidumbre que generan tanto la posibilidad de otro parón y los confinamientos perimetrales como la efectividad de las medidas sanitarias en el espectador han hecho de 2020 el peor año para el sector. La consultora ComScore (que recoge los datos de taquilla en las salas de España) ha puesto cifras a esta debacle. Y son las esperadas: la recaudación ha sido de 169,7 millones de euros, un 72% menos respecto a 2019.

“Es algo que no podemos ni analizar, porque no sería realista”, apunta sobre la bajada de espectadores Ricardo Biarnés, director general de Cinesa, la mayor distribuidora de cine en España. “Hemos tenido cines cerrados durante semanas, en algunas zonas más que en otras. Y, además, con restricciones de aforo e incluso con afectaciones a las fechas de estreno. La situación no es comparable y preferimos no comparar”.

La visión de Toni Espinosa, director de los Cines Girona, de Barcelona, tres salas en el límite sur del barrio de Gràcia, no tan centradas en los grandes estrenos, es distinta, por fuerza: “El 70% del cine que se ve en España es estadounidense, y es el que más ha faltado”, dice. “Si yo dependiese de él estaría mucho más asustado”. Acaba de recibir los datos de afluencia a sus tres salas (de 300, 240 y 100 butacas) y son los esperados tras prácticamente medio año con las puertas cerradas: la caída de ingresos ha sido de un 55%, bastante inferior a la media en España. “Ahora bien, la ocupación de las salas los días que hemos abierto, aun con las restricciones de capacidad, ha sido similar a la de los últimos dos años”, especifica el director.

Eso se debe en parte a que cines como el Girona no han visto muy mermada su oferta, que se centra en cine europeo e internacional —pero sin pujar por estrenos que ofrecen todas las salas más comerciales—, por el cine en catalán y doblado o subtitulado en catalán, por muestras y festivales, por documentales, por cine familiar de calidad. “Creo que las salas pequeñas acabamos el año un poco menos mal que las grandes porque no dependemos de esos grandes estrenos, ni de las majors [grandes estudios de Hollywood]”, sostiene Espinosa. “Tenemos un público muy fiel que sabe lo que busca, sabe que probablemente lo encontrará aquí, pero que, de todas formas, no le da miedo probar… Tenemos muchísima producción para ofrecer; nosotros mismos nuestras tres salas se nos quedan pequeñas y tenemos que decir que no más veces de las que quisiéramos... Mientras, las grandes cadenas esperan Wonder Woman como agua de mayo”. En esa línea, a principios del verano, con las salas a punto de reabrirse, todas las miradas estaban puestas en los grandes estrenos mundiales: Tenet, Mulan… Muchos de estos títulos se fueron retrasando, cancelando o incluso se estrenaron en plataformas digitales, no en salas.

Ciclos, alquiler de salas y ‘gaming’

Por todo ello, las grandes cadenas se han tenido que reinventar. “Estamos ofreciendo a nuestros clientes nuevas fórmulas de consumo cinematográfico”, cuenta Biarnés. “Entre estas, ciclos temáticos cada día de la semana: musicales, los Supermartes Marvel, ciclos de cine familiar, de comedia española, de terror, la saga de Harry Potter, un ciclo específico sobre Juan Antonio Bayona... Siempre ha habido ciclos, en Cinesa, pero ahora los estamos potenciando por la situación”.

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Los cines Girona, en cambio, no se han dejado de reinventar desde que abrieron sus puertas, hace 10 años. “El día 28 de diciembre, al final se suspendió la retransmisión de la ópera La Traviata desde el Liceo porque era un evento para varias ciudades europeas y bastantes tenían los cines cerrados”, explica Espinosa. “Cambiamos el cartel por el de una Tosca en diferido”, dice, para explicar que soluciones las hay, y no son novedades por la pandemia. Igual que los festivales que acogen las salas, o las presentaciones o las colaboraciones con escuelas de cine… “No paramos, pero como siempre”.

Algunas otras de las opciones que maneja Cinesa sí son nuevas. “Estamos poniendo en marcha nuestra propia plataforma e-commerce, una página web a través de la que nuestros clientes pueden adquirir cupones a precios reducidos para canjearlos después por entradas de cine”, explica el director general. “El gaming en el cine tiene también recorrido: ahora ofrecemos la posibilidad de alquilar una sala para competir de forma privada en un videojuego”. También triunfa la oferta de grandes espacios, perfectamente equipados como las salas de cine, para celebrar convenciones de empresas que ahora, con la imposición de distancia física y aforos reducidos, ya no pueden hacerse en espacios más pequeños.

Empieza 2021 con toda la ilusión, pero sin bajar la guardia. Las grandes cadenas seguirán pendientes de los grandes estrenos de las majors que, cuando toque, reventarán la taquilla; las salas independientes seguirán fieles a su filosofía y a su público, que nunca les ha fallado. “Tras las vacaciones la máquina volverá a funcionar”, se aventura Espinosa.

Sobre la firma

Toni Polo Bettonica
Es periodista de Cultura en la redacción de Cataluña y ha formado parte del equipo de Elpais.cat. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la sección de Cultura de Público en Barcelona, entre otros medios. Es fundador de la web de contenido teatral Recomana.cat. Es licenciado en Historia Contemporánea y Máster de Periodismo El País.

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