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El regreso del virus a la residencia ejemplar de Terrassa

El traslado de positivos entre geriátricos genera la alarma de familiares de internos, que le achacan la extensión de los contagios

Miguel González
La residencia de Terrassa Mossèn Homs.
La residencia de Terrassa Mossèn Homs.Cristóbal Castro (EL PAÍS)

El padre de Yolanda murió por covid-19 el pasado 17 de noviembre en la residencia Mossèn Homs de Terrassa (Vallès Occidental), que a finales de octubre estaba libre de la enfermedad, tras haber sufrido más de una decena de muertes en la primera oleada de la pandemia. ¿Cómo se coló el virus en un geriátrico que la Generalitat consideró modélico hasta el punto de convertirlo en “centro de referencia” comarcal? ¿Fue el traslado de positivos entre residencias la causa del contagio? Las versiones de la Generalitat y de las familias de los internos difieren. Estos son los hechos:

23 de octubre La dirección de la residencia de mayores Mossèn Homs (Terrassa) comunica por escrito a los familiares de los internos —a muchos se lo había adelantado verbalmente en días anteriores— que se han realizado obras en la segunda planta del centro para la instalación de tomas de oxígeno, por si hubiera que hacer frente a una eventualidad, “como pasó en marzo pasado por el colapso del sistema sanitario”. Eso suponía que Mossèn Homs, con unos 60 internos, sería clasificado como “centro de referencia” y contaría con 16 camas disponibles para “el caso de que fuera necesario utilizarlas”.

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No se trataba de una hipótesis ni un futurible, el mismo día se anuncia que ha surgido un brote de covid-19 en el centro de mayores Nord Egara, en Castellar del Vallés, a 13 kilómetros de Terrassa, y que, al no disponer este de capacidad para “poder hacer la sectorización de forma correcta”, se necesita trasladar a Mossèn Homs a “cinco residentes que son negativos, para evitar el riesgo contagio”. La dirección insiste en que no hay por qué preocuparse: “Nuestra residencia dispone de todos los equipos de protección necesarios”.

26 de octubre Aunque se aseguraba que los nuevos internos no estaban contagiados, dos de ellos empiezan a mostrar síntomas de covid al día siguiente de su ingreso y son enviados al hospital, donde los PCR dan positivo. La trabajadora social asegura, en tono tranquilizador, que los cinco externos habían sido aislados en una zona de la segunda planta y tratados desde el primer momento como si fueran positivos. Añade, no obstante, que en la primera planta, lejos de la zona de aislamiento, otra interna ha dado síntomas compatibles con la covid y se está a la espera de los resultados de la PCR. “Dada la situación actual, que como veis es muy diferente de la semana pasada”, comunicaba finalmente, toda la residencia pasa a nivel naranja (brote controlado) y se ha decidido suspender las visitas de familiares.

Las versiones de la Generalitat y de las familias de los internos difieren

27 de octubre La dirección de Mossèn Homs informa de que no solo los dos enviados al hospital, sino también los otros tres trasladados desde el geriátrico de Nord Egara son positivos. Los residentes del segundo piso son aislados en sus habitaciones, mientras que los del primero no pueden abandonar su planta y solo salen al pasillo en días alternos. El director de la residencia no oculta su malestar. “Todos los profesionales estamos muy disgustados por la situación que se ha producido y yo personalmente me he puesto en contacto con la delegada de Salud para transmitirle nuestro malestar e intentar que las tres personas positivas vuelvan a su residencia de origen. Desgraciadamente, de momento no será posible, porque no tiene los recursos profesionales necesarios […]. No obstante, no dejaremos de hacer todo cuanto esté en nuestra mano para revertir la situación actual y volver a la normalidad”.

28 de octubre La situación parece mejorar: Los dos enfermos enviados al hospital han recibido el alta y regresado a su residencia de origen y todos los test realizados en Mossèn Homs dan negativo.

29 de octubre Malas noticias: el residente de la primera planta que presentaba síntomas tiene coronavirus. Se trata del primer positivo no procedente de Nord Egara. La dirección informa de que se le ha trasladado a la zona de aislamiento, en la segunda planta, y a todos los internos de la primera se les confina en sus habitaciones, como ya estaban los de la segunda. “Lamentamos mucho el malestar y la preocupación que este mensaje causará en todos vosotros”, se dice a las familias, a las que se anuncia la reanudación del servicio de videollamadas que se puso en marcha durante el primer estado de alarma.

30 de octubre El centro informa de que un residente que había sido llevado al hospital (las familias no tenían noticia de ello) ha regresado y que, en ese momento, hay cuatro positivos.

31 de octubre Uno de los positivos resulta ser falso. En teoría solo siguen contagiados los tres procedentes de Nord Egara.

6 de noviembre Tres nuevos positivos, incluido el que se calificó de falso positivo y que resultó ser un falso negativo. En total, seis internos contagiados, uno en el hospital.

Cinco residentes de otro centro dieron positivo tras llegar reubicados

11 de noviembre Se comunica a las familias la muerte de cuatro internos durante el fin de semana: tres por covid-19 y uno de “muerte natural”. Se realizan PCR a casi todos los residentes, no todos “porque algunos se han negado a hacerse la prueba. Sus parientes o tutores han sido informados”.

13 de noviembre En un extenso comunicado, la dirección de la residencia Mossèn Homs de Terrassa afirma que “la situación es muy complicada aunque se toman todas las medidas de seguridad y protección”. Sin más rodeos, agrega: “Lo que os intento explicar implica que cualquier contacto con una persona positiva nos puede afectar. Y así ha sido”. Un trabajador de la residencia ha dado positivo en los PCR que se realizan cada 15 días a todo el personal.

Se anuncia que se agrupará en la segunda planta a los tres contagiados, a los nuevos ingresos y a quienes ya han superado la covid y se supone que tienen anticuerpos; y se reservará la primera para los que aún no la han pasado. “Sabemos que no es la situación ideal, pero así reducimos el riesgo”.

17 de noviembre “Hoy os hemos de comunicar una triste noticia y es que uno de nuestros residentes enfermos nos ha dejado esta mañana. Lamentamos mucho esta pérdida y el dolor que representa para su esposa, también residente nuestra, y para el resto de familiares”.

El fallecido tenía 91 años y había quedado en silla de ruedas tras pasar más de dos meses aislado en su habitación sin poder bajar de la cama debido a que padecía demencia severa. Su viuda, también interna en el centro, tiene 88 años y su estado físico se deteriora rápidamente.

En una carta a Yolanda, hija del matrimonio, firmada por la responsable de zona del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat se asegura que las camas con tomas de oxígeno instaladas en Mossèn Homs no estaban reservadas solo para negativos, sino también para positivos, al contar “con un buen aislamiento y que no haya cruce de circuitos asistenciales”, por lo que el resto de la residencia podía haber seguido abierto a visitas.

“El brote que se detectó unos días después [de la llegada de los cinco internos de otra residencia] no se produjo por el traslado de estos residentes, sino que el virus entró al centro por un profesional de la primera planta que dio positivo en el cribaje que se realiza periódicamente”, asegura. La consejería solo admite un error: “Toda esta información se debería haber trasladado desde el primer momento a las familias por la dirección del centro. Parece que no os llegó o no de manera correcta”. La carta está fechada el 8 de noviembre, nueve días antes de la muerte del padre de Yolanda.

Nadie puede saber a ciencia cierta cómo entró el virus en Mossèn Homs, pero sí cuando llegó: el 23 de octubre. Antes no se había detectado o no estaba.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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