A la espera de Laporta
El tablero de las elecciones y las posibles alianzas quedan pendientes de la presentación del expresidente del Barça
Las elecciones a la presidencia del Barça todavía no se han convocado, sino que están anunciadas para el 24 de enero, y sin embargo ya cuentan con siete precandidatos (Víctor Font, Toni Freixa, Jordi Farré, Lluís Fernández Alà, Pere Riera, Xavier Vilajoana y Agustí Benedito), dos que sopesan presentarse (Emili Rousaud y Joan Rosell) y uno que tiene previsto anunciar próximamente su comparecencia (Joan Laporta). También hay quien declinó participar pese a tener opciones de victoria como es Jordi Roche, expresidente del Girona y de la Federación Catalana, alternativa a Víctor Font, cuyo proyecto es conocido desde 2013. El tablero, en cualquier caso, ha cambiado mucho con la irrupción de Laporta.
El expresidente está decidido a concurrir a las urnas y su presencia condicionará el árbol de las relaciones y alianzas de quienes aspiran a suceder a Josep Maria Bartomeu, dimitido el 27 de octubre y sustituido por una Comisión Gestora que encabeza Carles Tusquets. La presencia de Laporta rebaja de momento las posibilidades de Font, sobre todo porque de salida competirán por el mismo sector del electorado después de descartar un pacto, y abre las opciones a la vía continuista, falta todavía de un liderazgo claro después de la renuncia de Roche. Nadie quiere cargar con el legado de los expresidentes Bartomeu y Sandro Rosell. Y las dudas favorecen el pulso Laporta-Font.
Laporta está en el centro del tablero sin haber presentado aún su precandidatura porque es el más conocido, decisivo como ha sido en la mayoría de elecciones desde que en 1998 lideró con la plataforma Elefant Blau el voto de censura contra Josep Lluís Núñez. Miembro de la lista de Lluís Bassat en 2002, se opuso a integrar al que por despecho acabó por ser el presidente Joan Gaspart. Laporta ganó en 2003 con 27.138 votos (52,6%) y dirigió el club hasta 2010 después de superar por seis puntos el voto de censura presentado por Oriol Giralt en 2008. Y reaparecería en 2015, una vez renunció Sandro Rosell (vencedor en 2010 con 35.021 votos) para perder ante Bartomeu: 25.823 votos frente a 15.615.
Aunque no se sabe si hoy cuenta con más o menos votos que los 15.615 de entonces, Laporta tiene un electorado tan fidelizado que sale como favorito, a la espera de ver cómo se desarrolla la campaña en busca del voto indeciso y especialmente de los 25.823 que apostaron por Bartomeu y los 35.021 que lo hicieron por Rosell. Laporta deberá competir con Font y ambos quedan a la expectativa de quién representará la tercera vía ahora muy atomizada desde que Roche declinó optar al cargo como le proponía el establismenth y también Sandro Rosell. A portar la bandera, más o menos matizada, optarían Toni Freixa, Joan Rosell —el diario Sport no descartaba un acuerdo entre ambos— y puede que Emili Rousaud.
La tercera vía
Freixa, asesor de Laporta en 2013 y directivo con Sandro Rosell y Bartomeu antes de dimitir en 2015, exportavoz del club y candidato en 2015, se mostró contrario al voto de censura contra la junta anterior y presentó su precandidatura para 2021 en el Auditorio 1899. Rousaud, que dimitió de la directiva de Bartomeu en abril después del Barçagate—denunció que alguien podía haber metido la mano en la caja— no ha decidido todavía si liderará, se unirá o no participará en una lista y Joan Rosell parece dispuesto a dar el paso toda vez que dispone de poder, apoyos y contactos suficientes en tanto que expresidente de los empresarios españoles (CEOE).
Actual patrono de la Fundació del Barcelona y expresidente de Foment, Rosell ya formó parte en 1999 de Força Blaugrana, un grupo de opinión barcelonista integrado por socios influyentes como Tusquets, Pere Fontana —presidente de Banca Catalana— o Joan Uriach, de los laboratorios Uriach. A la espera de los movimientos de Joan Rosell, uno de los protagonistas de la precampaña por su actividad es Xavier Vilajoana, exjugador de fútbol y de fútbol sala del Barcelona y exdirectivo hasta el último momento con Bartomeu. Igualmente significativa ha sido la actividad de Jordi Farré, promotor del último voto de censura que forzó la dimisión del presidente y precandidato en los comicios de 2015.
Un clásico electoral es Agustí Benedito, miembro de la plataforma Elefant Blau en 1998, candidato con Ángel Fernández en los comicios de 1997, colaborador de la comisión deportiva y social del club con Laporta desde 2003 al 2009, líder de la segunda lista más votada en las elecciones de 2010 por detrás de Sandro Rosell y aspirante también a la presidencia en 2015. Aunque por ahora mantiene una posición más discreta que de costumbre, vuelve a ser precandidato después de que en 2017 promoviera y no fructificara un voto de censura contra Bartomeu. Y también han expresado su intención de participar en los comicios los empresarios Lluís Fernández Alà y Pere Riera, cuyo reto inicial es logar las firmas necesarias para ser proclamados candidatos: 2.257.
Una cifra de fácil alcance para Laporta y Font, quienes tampoco tendrán problemas para presentar el aval necesario del 15% del presupuesto —118 millones— en caso de triunfo el 24 de enero de 2021. Hay más interés por saber mientras quienes dan apoyo a sus candidaturas, y muy especialmente después de que Sandro Rosell anunciara que el barcelonismo debe procurar que “el club quede a salvo de los intereses económicos, mediáticos y políticos”, asunto que siempre sobrevoló sobre su dimisión y la de Bartomeu. Los dos socios del Govern de la Generalitat, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana de Catalunya, parecen cómodos ante la disyuntiva de momento planteada: Laporta-Font. Queda por conocer en cambio el candidato que apoyará públicamente Sandro Rosell.
Laporta tiene un perfil político más marcado que Font. El expresidente azulgrana fue diputado al Parlament de Catalunya como cabeza de lista de Solidaritat Catalana per la Independència (2010-2012) y concejal del Ayuntamiento de Barcelona (2011-2015). Mantiene una muy buena relación con Carles Puigdemont y también es bien visto por ERC. Igualmente nacionalista, Font defiende que “el club no tiene que ser una herramienta política; el proyecto que construimos es libre y transversal”, y reivindica su figura empresarial y de buena gestión a partir de su empresa Delta Partners, miembro fundador por otra parte del diario Ara. La candidatura de Font tendría en este sentido más posibilidades de crecimiento y expansión que la de Laporta.
A Laporta le comprometen precisamente los últimos años de gobernanza en el Barcelona, que acabaron con una acción de responsabilidad presentada por la junta de Sandro Rosell en 2010, y le avalan en cambio su carisma y excelentes relaciones con el vestuario del Camp Nou. La sensación generalizada del barcelonismo es que si hay un interlocutor capaz de convencer a Leo Messi para que se quede es Laporta, valedor al mismo tiempo del legado de Johan Cruyff y el presidente que nombró entrenador a Pep Guardiola. Font es igualmente defensor de Cruyff y Guardiola y apuesta por Xavi como responsable de una cúpula deportiva que podría negociar la incorporación de Jordi Cruyff y Carles Puyol.
Los indecisos, decisivos
Font y Laporta, al fin y al cabo, han sido hasta cierto punto compañeros de viaje por sus vínculos con los exdirectivos Ferran Soriano y Marc Ingla. Font fue miembro de la candidatura de Ingla en las elecciones de 2010 y socio suyo y también de Soriano en Cluster Consulting. Hoy, sin embargo, mantienen vías distintas y actúan de manera diferente: Laporta firmó el voto de censura contra Bartomeu mientras que Font fue uno de los líderes del proceso con Farré. Las distancias entre ambos son manifiestas y sus pasos también medidos porque el ganador puede depender de los indecisos o de una candidatura que acapare la llamada centralidad antes ocupada por Rosell-Bartomeu, cuya dimisión y acusaciones al Govern de la Generalitat —nada cómodo con la junta desde la dimisión del vicepresidente institucional Carles Vilarrubí— han evocado en algunos momentos el debate que ya tuvo Núñez con el nacionalismo y en especial con Jordi Pujol después de vencer en 1978 a Ferran Ariño y en 1989 a Sixte Cambra, apoyado por Marta Ferrusola.
Laporta triunfó en 2003 porque el barcelonismo quería romper con el pasado y supo ganarse incluso a socios que en su día votaron a Núñez. El suyo fue un triunfo sorprendente ante la lista institucional presentada por Basssat con Salvador Alemany, Miquel Roca y Pep Guardiola. “Que ganáramos fue un accidente en un club y un país como el nuestro. El triunfo fue un error del sistema”, sostiene Albert Vicens, vicepresidente con Laporta. Las cosas han cambiado tanto que hoy el favorito es Laporta mientras que Font intenta revertir el pronóstico con fichajes como el de Toni Nadal, tío y exentrenador de Rafa Nadal y el periodista Antoni Bassas y promesas como la de recuperar el patrocinio de Unicef —también está a favor de que la selección española pueda jugar en el Camp Nou.
A la lista de Laporta, dispuesto a corregir el área de gestión que se le cuestionó en sus últimos tiempos de mandato, se podrían unir si prosperan las negociaciones dos figuras relevantes como Jaume Giró, exdirector general de la Fundació La Caixa, y Mateu Alemany, expresidente del Mallorca. Jaume Roures, socio fundador de Mediapro, ha procurado que no le emparenten con ningún precandidato: “Me da igual Laporta, Bartomeu o cualquier candidato”, respondió en verano cuando se le preguntó por Font. “A Jaume le interesa Javier Tebas y LaLiga”, coinciden fuentes de ambas precandidaturas del Barça. Al igual que ocurre con los políticos en el poder, no está nada incómodo con el pulso Laporta-Font.
El resultado dependerá de sus respectivos programas, después de que la precampaña frustrara el duelo Font-Roche y animara a Laporta, presente desde que encabezó el grupo Elefant Blau, contrario a la continuidad de Núñez, y crítico con el neonuñismo que al entender del expresidente representarían Rosell y Bartomeu. La situación ha cambiado mucho respecto a la de 2003 para Laporta: entonces partía sin opciones y pasó a ser presidente después de una campaña desplegada a partir del señuelo de David Beckham; ahora en cambio es el mejor situado sin haberse presentado. El desgaste ha sido para Font, dispuesto a remontar cuando pueda contrastar con Laporta.
La ruina del club —se especula con una deuda de mil millones— y su precaria situación deportiva, pendiente de si Messi se queda o se va, no ha tenido el efecto disuasorio que se suponía entre los aspirantes a la presidencia sino que han fomentado la concurrencia y competencia hasta que llegue la criba de firmas y avales, decisivos en el Barcelona.
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