La incógnita del Barça
La comisión gestora del club tiene por delante la mesa de negociación con los empleados para la rebaja de sueldos, pero la oposición cree que esa tarea no les corresponde
Las cuentas del FC Barcelona están en la UCI. Y Carles Tusquets (Barcelona, 1951), presidente de la comisión gestora, el organismo que gobernará en el club azulgrana hasta que haya elecciones, lo sabe. “La situación económica no es confortable y esperamos que el tiempo que estemos se pueda reconducir todo lo que podamos”, aclaró Tusquets, de entrada, en su primera comparecencia tras la renuncia de la junta directiva de Josep Maria Bartomeu. En realidad, Tusquets, que presidía la comisión económica (organismo de supervisión) desde 2015, lo sabía hace tiempo, mucho antes de que la pandemia agudizara las delicadas finanzas del club. Hace poco más de tres años, en la asamblea de socios compromisarios del Barcelona en 2017, Tusquets alertó: “El gasto en renovaciones de jugadores es altamente significativo. Esto sitúa la masa salarial por encima del indicador máximo de seguridad y esperamos que se reconduzca. Recomiendo que se incluyan más jugadores de casa en la plantilla del primer equipo”. Y hoy, como presidente de la comisión gestora, tendrá como uno de sus principales objetivos pactar con los jugadores la reducción salarial. Esa que ya encontraba descontrolada hace tres temporadas.
Aquel discurso de Tusquets sucedió pocos meses después de la salida de Neymar, que marcó un punto de inflexión en el contexto político y económico de la gestión de Bartomeu. El brasileño dejó 222 millones que nadie esperaba pero, a cambio, el club modificó su estrategia de ingresos. Un año después, también en la asamblea de socios compromisarios, en un parlamento menos combativo, Tusquets vaticinó: “Se tiene que interiorizar que el Barça tiene que ser también un club vendedor”. El Barça traspasó por 134 millones en la 2018-2019 y por 158,9 en la 2019-2020. En los tres ejercicios anteriores a la estruendosa venta de Neymar, la media de salidas de la junta de Bartomeu había sido de 50 millones. Bartomeu, mientras tanto, presumía de ingresos. “El Barça es la primera marca deportiva del mundo”, decía el entonces presidente.
No le faltaba razón a Bartomeu. El problema era que para generar ese nivel de ingresos el Barça había engordado como ningún otro club en Europa los gastos, esencialmente en la masa salarial del primer equipo. Fue justamente el verano de la salida de Neymar cuando Messi pactó su última renovación por cerca de 100 millones anuales. Al nuevo contrato del 10 se le añadieron los de Piqué, Busquets y Jordi Alba. Antes, Luis Suárez ya había pasado por el despacho de Bartomeu. En 2019, se le sumó a la tesorería azulgrana la nómina de Griezmann. Los sueldos de estos seis jugadores representaban aproximadamente el 60% del total del primer equipo. “Era una situación muy difícil de sostener en el tiempo”, explicaba un empleado. El Barcelona cerró la campaña 2019-2020 con gastos en salarios deportivos de 636 millones (incluyen las amortizaciones). En la 2016-2017, la última de Neymar en el club, había sido de 432.
Un aumento del 47%
Un aumento del 47% en la masa salarial. Justamente lo que Tusquets había marcado en rojo en la asamblea de socios compromisarios tras la marcha del delantero brasileño al PSG. Bartomeu dejó el club en medio de una mesa de negociaciones con los empleados y los jugadores del primer equipo en la que buscaba pactar una reducción salarial. Lenglet, De Jong y Ter Stegen renovaron sus contratos con una rebaja salarial transitoria en la presente temporada que será recompensada en las siguientes. Piqué aceptó reducir su salario a cambio de dos años más de contrato. “Creo que estamos ayudando al club”, analizó el central catalán en una entrevista en La Vanguardia. Sin embargo, advirtió que la maniobra financiara puede resultar un bumerán en la economía azulgrana: “Puede que la mochila sea mayor en un futuro, pero para que haya futuro debemos actuar así”.
Los fichajes Dest y Pjanic ya pactaron sus salarios con la reducción especial para la campaña 2020-2021. Pero todavía quedan pendientes los casos de Griezmann, Busquets, Sergi Roberto, Coutinho y Alba, algunos de los jugadores con salarios más significativos. El caso de Messi es especial. El contrato del 10 finaliza al terminar la temporada, por lo que en el caso de acordar una reducción salarial para esta temporada, el saldo lo deberá cobrar cuando ya no este en el club si es que decide no renovar. “Sin Bartomeu todo se puede descomprimir”, sostienen desde el entorno de uno de los jugadores.
Según los estatutos, la comisión gestora debe limitarse a llevar a cabo “los actos necesarios e imprescindibles para el mantenimiento de las actitudes del club y el mantenimiento de sus intereses”. Este jueves Tusquets no dio demasiados detalles sobre su idea al frente del club. En cualquier caso, desde las oficinas azulgrana advierten: “Finalizar la mesa de negociaciones es imprescindible”. Una afirmación con la que están en desacuerdo algunos precandidatos a la presidencia del Barça. “Si vamos al marco teórico, la Gestora no tiene que negociar nada con los jugadores. Tienen que pagar la luz, el agua y el gas, y que el césped este cortado. Que se limiten a hacer lo imprescindible y con la máxima transparencia”, aclara uno de los precandidatos. La Comisión Gestora, pandemia mediante, tiene un máximo de 90 días para convocar elecciones. El presidente electo podrá hacerse cargo del club al día siguiente ganar los comicios.
La Junta de Bartomeu presupuestó 828 millones de ingresos para 2020-2021. Un balance optimista teniendo en cuenta que creen que el público volverá parcialmente en febrero. Los gastos los planearon en 796 millones, para que después de impuestos y gastos financieros el resultado neto sea de un millón. Todos números que están en el aire porque todavía tienen que buscar recortar 190 millones, principalmente de los salarios de los jugadores. La incógnita es si la tarea le corresponde a la comisión gestora o al próximo presidente.
“Elecciones lo antes posible”
“Queremos convocar las elecciones lo antes posible, y subrayo la palabra posible”, aseguró Tusquets. “Lo que no haremos es aceptar presiones para que sean en momentos inadecuados. Ninguno de los que formamos parte de la gestora —no hay ningún exdirectivo— tenemos aspiraciones de entrar en una junta. Y queremos que la próxima directiva tenga el máximo apoyo posible y eso pasa por la máxima participación”, añadió.
El nombre de Tusquets no es nuevo en el Barcelona, mucho menos en la sociedad civil catalana. Aspiró a la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona en 2019 y fue presidente del Círculo de Economía entre 1989 y 1992, en la preparación para los Juegos del 92. Al Barça llegó muy pronto, con 27 años fue tesorero de la Junta de Josep Lluís Núñez. En 2010 regresó al club de la mano del presidente Sandro Rosell para formar parte de la comisión económica. Además, en 2015 fue vicepresidente de la comisión gestora presidida por Ramon Adell, que cerró el fichaje de Arda Turan por 34 millones de euros más siete en variables.
“El Barça es el club de Europa o uno de los clubes de Europa que más depende del turismo. El museo, el estadio, las zonas VIP, las tiendas... El turismo está parado ahora mismo y eso a nosotros nos afecta igual o peor que a la hostelería”, reflexionó Tusquets, doctor cum laude en Economía y Empresa por la Universidad de Barcelona.
Actualmente presidente del Banco Mediolanum en España, Tusquets fue uno de los integrantes de la candidatura de Lluís Bassat que cayó ante la de Joan Laporta en las elecciones a la presidencia del 2003. “La semana que viene daremos una rueda de prensa en la que explicaremos lo que hemos encontrado y lo que queremos hacer para que el Barça siga siendo lo que siempre ha sido: el mejor club del mundo”, concluyó.
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