La esposa de Mainat: “Le pinché cuatro veces para salvarle la vida”
El productor televisivo señaló a su pareja, investigada por intento de asesinato, tras despertarse del coma por hipoglucemia: “Ha sido ella, ha querido matarme”
La relación de Josep Maria Mainat, de 73 años, y Ángela Dobrowolski, de 37, atravesaba una fase de turbulencias la noche en la que ella intentó, presuntamente, matarle inyectándole insulina. Tras 12 años de relación y con dos hijos en común, las discusiones eran frecuentes, a veces por dinero: el productor televisivo —creador de éxitos sonados como Crónicas Marcianas y Operación Triunfo— reprochaba a su esposa que gastaba demasiado con la tarjeta de crédito.
El 22 de junio de 2020, la vida del matrimonio cambió para siempre. Sus versiones de lo ocurrido ese día en el hogar familiar, en Barcelona, difieren. Mainat ha declarado ante la policía que mantuvieron una fuerte discusión por el proceso de separación, lo que sumió a su mujer en un estado de “ansiedad” y tuvo que calmarla. Dobrowolski ha declarado que hicieron las paces y que la noche acabó con un “final feliz”.
La mujer ha alegado que estaba nerviosa y no podía dormir y que por eso entró y salió de la cocina todo el rato: a comer algo, a buscar un vaso de agua... Pero los Mossos interpretan sus visitas a la cocina de otro modo: le sirvieron para, escondida detrás de la nevera, preparar las inyecciones de insulina con las que quiso provocar una hipoglucemia fulminante a Mainat, que es diabético.
El juzgado de instrucción número 32 de Barcelona ha iniciado la investigación de un caso complejo, con muchas aristas. La mujer está siendo investigada por intento de asesinato, pero permanece en libertad. Y sigue viviendo en el domicilio donde ocurrió el incidente.
Las cámaras del hogar captaron también cómo la mujer entró varias veces en el dormitorio de Mainat mientras él dormía y cómo le suministraba unas inyecciones. El exmiembro y fundador de La Trinca acabó sufriendo un cuadro de hipoglucemia y entró temporalmente en coma. La mujer acabó llamando a los servicios de emergencia, que lo atendieron. El productor despertó al poco del coma y, aún en la casa y antes de ingresar en un hospital privado de Barcelona, hizo llamar a la cuidadora de sus hijos y le reveló sus sospechas: “Ha sido ella, ha querido matarme”, dijo señalando a su esposa. “Me ha pinchado varias veces”, insistió.
Dobrowolski se quedó atónita y pensó que su marido bromeaba, explican fuentes cercanas a la defensa. En casa, también ella habló con la cuidadora: “Le he pinchado cuatro veces para salvarle la vida”, le dijo. Y añadió que salía a la calle a fumar y luego se esperaría “sentada en el sofá a la policía”. Según la defensa, la mujer comprobó el nivel de azúcar de Mainat y le suministró helado y Coca-Cola, además de intentar reanimarle, sin éxito, lo que le llevó a llamar a emergencias. Dijo que le supervisaba a menudo, ya que ha estudiado cinco años de Medicina.
Dobrowolski tuvo ocasión de explicar con detalle su versión el 1 de agosto ante el juez, después de ser detenida por los Mossos cuando entraba en la vivienda. La Fiscalía pidió prisión provisional, pero el juez de guardia no acordó la medida.
Pol Mainat, actor e hijo mayor del empresario, fruto de su relación con Rosa María Sardá, denunció el caso al día siguiente de que su padre ingresara en el hospital y es quien lleva con más ímpetu la acusación. Sospecha que Dobrowolski quiso matarlo por dinero. El viernes emitió un comunicado en el que acusa a la mujer de buscar “la destrucción” de su familia. Los Mossos, en el informe aportado al juzgado, coinciden en el móvil económico: si se consumaba el divorcio, perdería sus opciones de acceder a la herencia millonaria de Mainat.
La defensa denuncia que el entorno familiar “nunca aceptó la relación” y, aunque admite que Dobrowolski atraviesa una situación financiera delicada, niega el interés económico. Esas mismas fuentes aseguran que la pareja había firmado unas capitulaciones matrimoniales que fijan una generosa aportación para la mujer aun en caso de separación: un techo hasta que el menor de los hijos cumpliera 25 años, una pensión de alimentos y otra compensatoria de un total cercano a los 8.000 euros.
La historia se complicó aún más en el mes de septiembre, cuando Mainat denunció de nuevo a su esposa por querer cobrar unos talones en blanco de su propiedad. La investigada niega los hechos. El empresario también denunció un robo en las oficinas de la productora que tiene anexas a su vivienda; además, dispone de imágenes de hombres saliendo de su casa con bolsas, aunque ignora su contenido. Sospecha que su pareja está detrás de esas acciones. Ella replica que los hombres se llevaron objetos por encargo de Mainat; entre otros, su ordenador.
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