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Calles más vacías, las playas igual de llenas

Comerciantes y hosteleros se quejan de falta de claridad. El Ayuntamiento cierra temporalmente cinco arenales

La Guardia Urbana cierra los accesos a la playa este sábado en Barcelona.
La Guardia Urbana cierra los accesos a la playa este sábado en Barcelona.EL PAÍS
Blanca Cia

Las calles de Barcelona amanecieron este sábado más vacías. A tenor de los datos de movilidad., los ciudadanos no siguieron masivamente las recomendaciones de la Generalitat de quedarse en casa salvo para realizar actividades esenciales y de evitar desplazarse a las segundas residencias. Desde las tres de la tarde del viernes y hasta el sábado habían salido de Barcelona 416.464 vehículos, un 7,8% menos que el fin de semana pasado y un 10% menos que un fin de semana normal. El Ayuntamiento decidió cerrar por la tarde cinco playas, entre ellas la de la Barceloneta, por alta ocupación y se reabrieron pasadas las ocho.

Algunos de los barceloneses que se quedaron se lanzaron a comprar material deportivo convencidos de que el confinamiento total está al caer: “Pesas, zapatillas de deporte y bicis estáticas [agotadas] son lo que hoy están buscando más”, explicaba Carlos, un dependiente. La confusión con las nuevas normas también era notable. ”¿Pero hay que volver a la cita previa, sí o no?”, preguntaba la dependienta de una zapatería del centro de Barcelona a su jefe por teléfono. “Esto es un lío, hasta que no lo digan con claridad seguiremos trabajando sin cita previa y con las medidas de control de distancia y de aforo como ya veníamos haciendo. A ver si se aclaran”, espetaba Marta, la dependienta.

La sensación de desconcierto era compartida por las entidades que representan a los ejes comerciales, que no sabían exactamente qué quería decir que “se recomendaba” la cita previa. Sea por desconocimiento, desconcierto o miedo, las tiendas estaban menos concurridas de lo normal en un sábado por la mañana. Otro sector que estaba desconcertado era el de los gimnasios y establecimientos deportivos, ya que las nuevas indicaciones no acaban de aclarar qué actividades están permitidas en estos lugares. ”De momento, no nos han dicho nada”, explicaban en un centro deportivo municipal.

Con las nuevas limitaciones, la distancia de las mesas en las terrazas debe ser de dos metros. Pese a que en muchos locales parecía cumplirse esa condición, la paradoja era que en torno a una única mesa se sentaban entre ocho y 10 personas, codo con codo, en una terraza del paseo de Sant Joan. “Yo entiendo que hay que cumplir la limitación del aforo y lo hacemos escrupulosamente, de 66 comensales solo tenemos 33. Pero luego sales a las plazas y hay decenas de personas bebiendo sentados en el suelo. ¿Dónde hay más riesgo?”, se preguntaba Helena, del restaurante Envalira.


Chiringuito en la playa de Bogatell este domingo.
Chiringuito en la playa de Bogatell este domingo.EL PAÍS
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En las terrazas de los bares del Port Vell, a mediodía, el mayor movimiento era de mesas y taburetes para distanciarlos entre sí. “La verdad es que como esto siga así no hace falta nada porque ya ves...”, se quejaba la encargada de uno de los restaurantes con una gran terraza en la que había una mesa ocupada. Las cancelaciones se han sucedido y, según datos del Gremi de Restauració de Barcelona, en restaurantes grandes, de más de 200 mesas, el viernes se cancelaron el 70% de las reservas y ayer, el 50%.

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Los chiringuitos de las playas también tenían una ocupación muy baja. “De momento, las distancias se cubren de sobra. No sabemos todavía si nos van a decir si hay que reducir aforo o no. No está claro”, explicaba un agente cívico al pie de la playa de Sant Sebastià por la mañana. Lo normal en julio es que resulte imposible tener hueco en un restaurante de la playa. Este sábado pasaba todo lo contrario: “Nos han anulado varias mesas grandes para el mediodía. La gente vuelve a tener miedo. Y turistas, es que hay muy pocos”, detallaba Uge, la propietaria de Cal Pintxo, uno de los restaurantes con solera de la Barceloneta.

En los hoteles, también se han sucedido las cancelaciones. Y el gremio no oculta su malestar con la Generalitat: “No puede ser que tengamos tan poca comunicación, son medidas que provocan mucha afectación. Hace falta más diálogo”, sostenía Manel Casals, director del Gremi.


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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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