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Ciutat Vella pide ayuda ante la emergencia postcovid

Las entidades aseguran suplir con voluntariado las ayudas que no proporciona la administración

La escuela de arte Massana del Raval fue ocupada el pasado Sant Joan por entidades del Raval
La escuela de arte Massana del Raval fue ocupada el pasado Sant Joan por entidades del RavalMASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

La crisis económica y social que ha dejado la pandemia empieza a notarse, y mucho, en lugares donde la rutina ya era, en plena bonanza, la subsistencia. En el distrito barcelonés de Ciutat Vella, varias entidades llevan semanas lanzando voces de alerta. Denuncian, por un lado, que la pandemia ha “agudizado la pobreza estructural y las carencias sociales” en un distrito que ha basado su economía en el turismo. Por otro, denuncian que las administraciones no están a la altura de la emergencia.

Una nueva plataforma —fruto de la unión de varios colectivos— bautizada como Emergencia en Ciutat Vella, se presentó ayer en el Ateneu Barcelonès para reclamar medidas para paliar los efectos de la pandemia. Los activistas se reunieron el martes con representantes del Consistorio para alertar de la grave situación en la que se encuentran los vecinos del distrito, pero la respuesta del Ayuntamiento no acabó de agradar a la plataforma. Ayer hizo público un manifiesto acompañado de una serie de propuestas de mínimos para que esta crisis “no la vuelvan a pagar las clases más desfavorecidas”. El encargado de leer el manifiesto fue el actor y vecino del Casc Antic, Manel Barceló: “Exigimos que este grave problema humano sea abordado de una manera eficaz por las administraciones”. El portavoz criticó ayer que los servicios sociales “no han funcionado correctamente” y denunció: “No se puede utilizar el voluntariado ciudadano como sustituto de las obligaciones de la administración”. La plataforma critica que una de las causas de la crisis económica es que el distrito depende casi exclusivamente del turismo y concluía: “El Ayuntamiento no tiene ningún plan de acción”.

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Emergencia en Ciutat Vella está compuesta por varias entidades entre las que destacan la Fundación Arrels, que ayuda a las personas sin hogar; entidades vecinales como la de Casc Antic o la Xarxa Veïnal del Gòtic; otros grupos como los Anarcoveganos del Raval y asociaciones independentistas como la ANC-Ciutat Vella u Òmnium Cultural. Entre las medidas que proponen se encuentran la de ampliar en 600 plazas los alojamientos de emergencia para personas sin hogar, pedir una “ayuda universal única de 2.000 euros para toda la ciudadanía” o ampliar los horarios de bibliotecas, casales o incluso abrir los patios de los centros educativos durante todo el año para que los menores puedan estar acompañados por monitores mientras sus padres trabajan o buscan empleo.

Las medidas también pasan por la solicitud de la “condonación de los pagos de los alquileres y los suministros” de las viviendas o la regularización de las personas migradas en situación irregular. “Si nadie hace nada, dentro de medio año la situación será más grave. Cuando se acaben los ERTE y nadie sepa de qué vivir. Hay que tener en cuenta que la crisis de 2008 llegó al pico de pobreza en 2014”, recordaba, Roser Campí, que junto a César Algora y Marcos García, también presentó el manifiesto.

Por su parte el Consistorio se defiende asegurando que las propuestas de la plataforma están en línea con el distrito que mantiene que está “pidiendo responsabilidades” a otras administraciones.

Precisamente en el Raval es donde más entidades han cubierto a través del voluntariado las necesidades de sus vecinos. Pese a ello, la diversidad política y social de las propias entidades hacen que cada una de ellas afronte el problema de forma separada e individual. Decenas de activistas de la Xarxa de Suport Mutu y del Sindicato de Vivienda del Raval ocuparon el día de Sant Joan la antigua Escola Massana de Barcelona. Allí están comenzando a entregar alimentos —procedentes de excedentes de mercados y la industria alimentaria— a los vecinos de la zona. No han firmado el manifiesto de Emergencia en Ciutat Vella pero también ayudan a los más necesitados. Además, en este edificio ocupado también se ayudará en la educación de los más pequeños entregando materiales o incluso enseñando actividades como conducir una bicicleta.

El Gimnasio Social Sant Pau ha abierto durante la pandemia para que los más necesitados puedan ducharse, cambiarse de ropa y comer. La labor continúa en el Sant Pau. Otra que han abierto todos los días es la parroquia de Santa Anna, en pleno Gòtic. Ayer los responsables del centro parroquial anunciaron que tras haber entregado más de 17.000 menús, con largas colas de necesitados durante la pandemia, se transforman en comedor social que ofrecerá ducha, colada y guardarropa pero solo a un centenar personas sin hogar. El resto de personas necesitadas de alimentos pero con techo que cada día iban a la parroquia tras haberse quedado sin nada tendrán que recurrir a Caritas.

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