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Los ERTE se ceban con el turismo y la industria, pero no afectan a la agricultura

Actualmente, en Cataluña hay vigentes 97.962 expedientes de regulación de empleo temporales que afectan a 724.218 trabajadores

Josep Catà Figuls
Dos trabajadores de Seat en la planta de Martorell (Barcelona).
Dos trabajadores de Seat en la planta de Martorell (Barcelona).Susanna Sáez (EFE)

El parón de la actividad económica a causa de la pandemia ha dejado un mapa de la ocupación muy perjudicado. En Cataluña, según los datos del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, hay 97.962 expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE) que afectan a 724.218 trabajadores. El impacto no ha sido el mismo en todas partes. La mayor parte está en Barcelona y su área metropolitana, así como Tarragona y en toda la costa, donde se concentra la actividad industrial y turística, mientras que en Lleida el vendaval de los ERTE ha pasado de largo al concentrarse la agricultura, una actividad esencial.

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Tres meses después del inicio del estado de alarma, el número de trabajadores afectados por despidos temporales ha ido aumentando semana a semana, mostrándose en la gráfica como una curva que todavía no se ha doblado. Ello indica que, mientras la emergencia sanitaria ya ha dejado atrás su peor momento, la crisis económica y social no ha hecho más que empezar, y cada semana hay empresas que acuden a esta medida de despidos temporales al no poder hacer frente al pago de las nóminas. Está por ver cuántos de estos expedientes temporales se convertirán en definitivos cuando termine el estado de alarma que da cobertura a los ERTE por causa de fuerza mayor. En Cataluña, el 84% de los expedientes presentados alegan este motivo por el parón de la actividad a causa del confinamiento, mientras que el resto argumentan un descenso de la producción.

El Departamento de Trabajo, mediante su Observatorio del trabajo y el modelo productivo, detalla el impacto de los ERTE en Cataluña según su rama de actividad. Del total de afectados, con datos de este fin de semana, más de medio millón de personas temporalmente sin trabajo corresponden al sector de los servicios, especialmente a la actividad turística. El otro gran grupo es el de la actividad industrial, en el que hay casi 150.000 personas afectadas. Le sigue el sector de la construcción, con 45.700, y un grupo de 18.000 afectados que no especifica la actividad. El grupo de actividad con menos afectación es el de la agricultura, una producción esencial que no ha parado pese a la pandemia y que cuenta con poco menos de 4.000 personas despedidas temporalmente.

El mapa territorial refleja esta diferencia entre el impacto en las distintas actividades. El área de Barcelona concentra casi cuatro de cada cinco de los afectados, seguido de Girona y Tarragona con los municipios costeros como los más afectados, mientras que Lleida y Terres de l’Ebre, donde predomina la actividad agrícola, apenas suman el 5% del total.

La estadística municipal entra al detalle de las empresas que han presentado expedientes, pero arroja datos contradictorios. Por ejemplo, el municipio de Badia del Vallès, de algo más de 13.400 habitantes, sale bien parado en la estadística y solo cuenta con 87 afectados al no tener prácticamente empresas en el término municipal. Sin embargo, la mayoría de vecinos trabaja fuera del municipio y está afectado por un expediente. “Aquí todos trabajamos fuera, en la construcción, empresas de otras ciudades, en Barcelona… Badia es una ciudad dormitorio en toda regla”, explica Juan Andrés, vecino de la localidad. Matadepera comparte con Badia la característica de ser básicamente residencial, pero tiene uno de los índices de PIB por cápita más altos de España, mientras que Badia tiene uno de los más bajos. En Matadepera, de 9.326 habitantes, constan 290 afectados por ERTE.

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Lo mismo ocurre con los 81 municipios de 500 habitantes o menos que, según la estadística, no tienen ningún afectado por ERTE. Casi todos estos pueblos están en los alrededores de Lleida. “Muchos tienen toda la actividad agraria y por eso no tienen ERTE, pero otros simplemente están habitados por personas que trabajan en Lleida, y sí han sido despedidos temporalmente”, explica Josep Ramon Mòdol, geógrafo de la Universidad de Lleida y responsable de un estudio sobre el impacto del parón de actividad en los municipios. Mòdol vive en uno de esos micropueblos, Montoliu de Lleida, donde no hay ningún afectado por ERTE registrado, pero hay vecinos cuyas empresas han parado la actividad. “Estos datos dicen mucho de la estructura económica que tenemos. La hostelería, pero sobre todo la restauración, se ha visto tocada en todas partes, y en las grandes ciudades lo que ha afectado más es la actividad comercial. La agricultura, no obstante, se ha salvado”, explica.

En el otro lado de la balanza está la industria y los municipios donde está más concentrada. El gran ejemplo es Martorell, donde se ubica la automovilística Seat y muchas de sus empresas satélite. Este municipio, con 28.000 habitantes, tiene registrados expedientes que afectan a 18.000 trabajadores. “Es evidente que no todos viven en Martorell, pero estos datos explican bien el parón de actividad”, señala Mòdol.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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