La división por regiones sanitarias complica la recuperación turística de Cataluña
Las diferentes fases de desescalada atomizadas en municipios impide la movilidad de los vecinos
Cataluña vive su particular desescalada con municipios en fase 1 y otros en fase 2, gestionados en base a regiones sanitarias, como pedía la Generalitat, en lugar de provincias. El resultado es que el área metropolitana ha quedado partida en tres, Barcelona está enjaulada y municipios costeros como Sitges deberán gestionar que uno de sus barrios esté en un área diferente que el resto de la localidad. La ciudadanía trata de comprender las directrices y los empresarios del turismo creen que la particular desescalada impuesta por Torra perjudica aún más la necesaria recuperación económica, que muchos fían al turismo.
El Globo Beach Club sufre como pocos la división territorial por regiones sanitarias. El chiringuito está en el barrio de les Botigues de Sitges, colindante con Castelldefels, y a 17 kilómetros del Ayuntamiento. Hasta ahora, la distancia con Sitges no había supuesto un problema. Pero la gestión del coronavirus le ha dejado en terreno de nadie: mientras Les Botigues de Sitges seguirá en fase 1, el resto del municipio se prevé que pase a fase 2.
Los cambios empezarán el lunes. Está previsto que las regiones sanitarias de Barcelona, metropolitana norte y metropolitana sur se unifiquen pese a seguir en fase 1. Así, la ciudadanía podrá desplazarse por esta parte del territorio ahora dividido en tres. Sitges debería formar parte de la región metropolitana sur, pero el departamento de Salud ha decidido que las áreas de gestión asistencial del Garraf (a la que pertenece Sitges) y el Alt Penedès pasen el lunes a la fase 2. Los ciudadanos del área metropolitana, en fase 1, podrán desplazarse por todo su territorio pero no entrar en el Garraf, que estará más avanzado en la desescalada.
Pero el barrio de Les Botigues de Sitges, y el Globo Beach Club, al estar al otro lado de las montañas del Garraf, quedará dentro de la región metropolitana sur. La consecuencia es que clientes del área metropolitana podrán tomarse algo chiringuito, pero los 2.443 vecinos de les Botigues del Garraf no podrán pisar Sitges, porque estará en otra fase distinta. Eso sí, podrán desplazarse al Vallés.
El presidente del Gremio de Hostelería de Sitges, Oskar Stöber, denuncia: “Con las divisiones que ha impuesto la Generalitat, y las restricciones de movilidad, Sitges ha quedado desconectado. El lunes entraremos en fase 2 y eso autoriza el uso de las playas pero a nosotros lo que nos interesa es que vengan los vecinos de Barcelona, Sant Boi, Badalona, Sabadell… Necesitamos estar conectados a Barcelona cuanto antes”. Lo que no pasará hasta que ambas zonas entren en fase 3.
La alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell (ERC), sostiene que en el municipio se han producido muy pocos contagios y considera positiva la desescalada más rápida de la zona del Garraf. “Hay muchos negocios turísticos que están viviendo con lo peor que pueden tener: la incertidumbre”, lamenta la alcaldesa. Carbonell ha firmado un decreto para ampliar los horarios de terrazas. “Hay que animar la economía para cuando puedan empezar a llegar los vecinos del área metropolitana de Barcelona porque este año veo muy complicado que vengan turistas”, afirma.
Una situación similar se vive en la provincia de Lleida, que quedó dividida en dos fases el pasado 11 de mayo. Hoy la región sanitaria del Alt Pirineu y Aran se encuentra en la fase 2 mientras que el resto de Lleida está en la 1. “La división en dos de la provincia nos perjudica. Lleida es la capital económica de la zona y esta división en regiones sanitarias impiden los flujos normales a nivel económico y turístico”, critica el subdelegado del Gobierno en Lleida, José Crespín.
En les Botigues de Sitges, el Globo Beach Club pretende abrir las puertas cuanto antes: “Teníamos que abrir el 23 de marzo y todavía no tengo todos los permisos del Ayuntamiento. Necesito cuanto antes entrar en la fase 3 y que puedan venir clientes”.
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