El PP cierra filas con la consejera de Salud mientras Moreno baraja un cambio de Gobierno
Todos los consejeros y el equipo de sanidad asisten al debate en el Parlamento en el que la izquierda ha pedido su dimisión
El PP ha hecho este viernes gala de un cierre de filas espectacular, exagerado, infrecuente y nada espontáneo, sino ordenado desde la cúpula, con la consejera andaluza de Salud, Catalina García. Todos los miembros del Gobierno, menos el presidente de la Junta, y todo el equipo directivo de la consejería, incluidos los delegados provinciales, han asistido al pleno del Parlamento en el que se debatía su reprobación, defendida por el PSOE. Los tres grupos de izquierda han pedido su dimisión por la situación desorbitada de las listas de espera y la apuesta por un modelo que, según la oposición, es “altamente tóxico” para la sanidad pública. El férreo apoyo se produce cuando Juan Manuel Moreno deshoja la margarita de si hace una crisis de Gobierno mayor tras la salida obligada de la consejera de Agricultura para concurrir en las listas al Parlamento europeo.
A lo largo de su historia, el Parlamento de Andalucía ha debatido en 19 ocasiones la reprobación de algún miembro del Gobierno, una iniciativa que no implica ni dimisión ni cese, aunque sí un reproche político. Solo en una ocasión salió aprobada: fue en 2016 y afectó al entonces consejero de Justicia, Emilio de Llera, por criticar en una entrevista a jueces y fiscales.
La mayoría absoluta del PP ha impedido que prosperase la reprobación de García, que ha asistido desde su escaño a una retahíla de críticas desde los bancos del PSOE, Por Andalucía (la marca de Sumar) y Adelante. El Gobierno andaluz ha dado la mayor importancia a este debate, no se lo ha tomado como una rabieta de la oposición y le ha querido dar el mayor relieve mostrando su apoyo a García. No solo de palabra, sino también con grandes aplausos, abrazos y besos. Salvo Moreno ―que sí ha estado en la votación final―, todos los consejeros han permanecido en sus escaños. Y en la tribuna de público estaban los altos cargos de la consejería y los delegados territoriales.
Es un hecho muy excepcional en la Cámara autónoma, solo reservado para los grandes debates parlamentarios en los que interviene el presidente de la Junta. En la oposición ha causado sorpresa, y no lo han visto como un signo de fortaleza, sino todo lo contrario, de debilidad. De todos los miembros del Gobierno andaluz, García es el más cuestionado. Los datos están ahí: 873.266 andaluces aguardan a que lo vea un especialista y 205.005 están en la lista de espera para una operación quirúrgica. Las cifras son de finales de 2023. Andalucía es la segunda comunidad con más tiempo medio de espera, con 174, detrás de Extremadura (181 días), y lejos de la media nacional (128 días). Y también la que tiene más pacientes esperando por encima de seis meses.
El fichaje del antiguo ‘número dos’ de la Consejería de Salud, Miguel Ángel Guzmán, por la aseguradora privada Asisa, a cuyo grupo de hospitales concedió contratos por 43,67 millones de euros sin concurrencia competitiva provocó una explosión de indignación en los partidos y los sindicatos. La misma reacción ocasionó la consejería cuando publicó una orden de tarificación en la que actualizaba los precios de los conciertos con la sanidad privada, en la que abría las puertas a la privatización de la atención primaria. Moreno ordenó dar marcha atrás.
Cuando este jueves el presidente de la Junta dejó abierta la puerta a hacer más cambios en el Gobierno, todas las miradas se dirigieron a la consejera de Salud. El hecho de que Moreno no cerrara este debate es poco habitual en él porque en otras ocasiones sí lo ha hecho. Cuando mandó a su consejera de Fomento, Marifran Carazo, a recuperar la alcaldía de Granada en las pasadas elecciones municipales, despejó al mismo tiempo otras salidas. Moreno es reacio a prescindir de sus consejeros, pese a que él mismo admite que la situación en la sanidad “le quita el sueño”. Tampoco es frecuente que haya delegado sine die las competencias de Agricultura en el consejero de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno, Ramón Fernández Pacheco, una situación que puede alargarse hasta julio.
Críticas al modelo de gestión
“Sobran las razones para que usted después de poner en riesgo la salud de los andaluces se hubiera marchado, Si usted fuera decente ya se hubiera ido. Se ha agarrado bien al sillón”, le ha espetado la socialista Ángeles Ferriz a la consejera. La portavoz del PSOE-A ha criticado el aumento en un 54%, según ella, de los conciertos privados y en un 34% del gasto “en empresas farmacéuticas”.
También la portavoz de Por Andalucía, Inma Nieto, le ha pedido la dimisión por “el sufrimiento social” que provoca la “inaceptable distracción de fondos públicos a la privada y otras cosas”, aunque ha reconocido que el problema de fondo es “el modelo” que defiende el PP. “Ustedes consideran que la atención sanitaria se puede hacer de cualquier manera, lo importante para ustedes es que el gato cace ratones da igual si en la privada o en la pública”, ha dicho. “Por favor, dimita”, le ha pedido al menos una docena de veces la portavoz del grupo mixto-Adelante Andalucía, Maribel Mora, por su gestión “altamente tóxica”, el “aumento a mansalva de los conciertos privados” y el “desmantelamiento de la sanidad pública para beneficiar” a la privada. “Váyase ya, a ver si viene alguien que arregle el destrozo que está haciendo”, ha rogado.
Incluso se han escuchado críticas por parte del portavoz de Vox, Rafael Segovia, aunque este grupo se abstenido en la votación. “No reprobamos a la consejera, sino el modelo que está siguiendo” que, según él, es el mismo que el de los socialistas.
La portavoz del PP, Beatriz Jurado, ha defendido a la responsable de Salud, con la que se ha fundido en un abrazo al término del debate con toda la bancada del PP y del Gobierno puesta en pie. La popular ha despachado la cuestión como una “campaña machista y misógina” y de “acoso y derribo de una mujer”. Jurado ha vaticinado que García contará con “todo el apoyo y el respaldo” del PP. El día anterior, en otra iniciativa, la consejera aseguró que “seguirá trabajando el tiempo que se decida”. Moreno, que ha aplaudido desde su escaño cuando la reprobación ha salido derrotada, tiene la última palabra.
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