Mazón, el escudo protector del Gobierno ante la ofensiva del PP por la corrupción
La portavoz popular acusa a la líder de Sumar de ser “la avalista solidaria de la corrupción que rodea” a Sánchez


Carlos Mazón ha dimitido como presidente de la Generalitat valenciana, pero sigue siendo un gran escudo de protección para el Gobierno central. En la sesión de control al Ejecutivo de este martes en el Senado el Gobierno se refugió tras el papel representado por Mazón el lunes para protegerse frente a la sucesión de ataques del PP a distintos ministros de Pedro Sánchez por diversos casos de corrupción, ya investigados judicialmente o presuntos. Ante la ausencia de Sánchez, el PP se volcó particularmente contra la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, a la que imputaron ser “la avalista solidaria de la corrupción que rodea al Gobierno”. Todos los ministros replicaron con “la indecencia de Mazón” o recordaron los escándalos y crisis de gestión que afectan a otros presidentes autonómicos populares como Isabel Díaz Ayuso o Juan Manuel Moreno.
Ante la semana sin pleno en el Congreso el escenario habitual de los duelos dialécticos parlamentarios se trasladó al Senado en otra jornada plagada de referencias judiciales. A la portavoz popular en la Cámara alta, Alicia García, le dio igual que no estuviera presente el presidente Sánchez, porque volcó toda su ira política contra la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la que acusó de estar “salpicada” por la corrupción que entiende circunda a todo el Ejecutivo. García concluyó así que el actual “Gobierno de corrupción es una farsa, y está acabado y bajo sospecha” por autos judiciales del Tribunal Supremo sobre el presunto y no demostrado blanqueo de financiación irregular del PSOE o por las indagaciones sobre el dinero manejado por el exministro socialista José Luis Ábalos.
La vicepresidenta segunda y líder de Sumar marcó el terreno a seguir desde el primer segundo de su réplica al achacar de “farsa” la actuación de Carlos Mazón el lunes, en el discurso en el que avanzó que piensa dejar el cargo, y también la del presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, por respaldarle todo este tiempo transcurrido desde el desastre de la dana ocurrida hace un año y que se llevó la vida de 229 personas en esa comunidad.
La popular García argumentó sus ataques a Díaz en que en julio pasado anunció que para Sumar sería una línea roja para abandonar al PSOE en el Gobierno que se demostrase en alguno de los escándalos que afectan a cargos de ese partido que hubiera financiación ilegal y lo dio por hecho. Fue ahí cuando le reprochó a la vicepresidenta “que se haya comido a la sindicalista”, que continúe en el cargo y le reprochó que “gobernar no es resistir”.
Yolanda Díaz se explayó a continuación en construir su defensa en cuestionar que el líder del PP, Feijóo, hubiera calificado de “equivocaciones” los errores, fallos, mentiras y ausencias de Mazón, pero también “las maneras” de gestionar grandes crisis de otros presidentes autonómicos, en el pasado, como ocurrió en Galicia durante el naufragio del Prestige, o más recientemente en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia en la que se registraron 7.291 muertes o ahora con los cribados de las enfermas de cáncer de mama en la Andalucía de Juan Manuel Moreno.
Al presidente del Senado, el popular Pedro Rollán, como le ha sucedido en otros plenos recientes, no le gustó ese tipo de estrategia política del Ejecutivo socialista e intentó cortarla de cuajo con una advertencia sobre que no estaba “contextualizada”. Díaz le recordó a Rollán que su respuesta estaba “igual de contextualizada” que el tipo de pregunta efectuada y ese juego político se reprodujo más tarde en otros duelos. El primero que abundó en esa queja frente a Rollán y el PP fue el ministro de Justicia, Félix Bolaños, que antes de responder a una pregunta sobre las injerencias del Ejecutivo en el mundo judicial aprovechó para encontrar “contexto” en difundir una imagen de “Feijóo de rodillas implorando a Vox para que se mantenga el Gobierno valenciano” y eludir la convocatoria de elecciones tras la marcha de Mazón.
El debate pareció descarrilar ya sin ningún contexto cuando un senador del PP, Vicente Azpitarte, para cuestionar que según sus datos la ministra Pilar Alegría apenas dedique esfuerzos en su cartera de competencias al deporte, le exigió que se disculpara por haber almorzado este lunes en un restaurante de Madrid con un exalto cargo de La Moncloa, Francisco Salazar, que dejó su puesto tras ser acusado por varias mujeres del PSOE de acoso sexual. Alegría obvió ese episodio e inundó a Azpitarte con una catarata de inversiones y partidas incrementadas durante su mandato hacia todo tipo de deportes, federaciones y acontecimientos deportivos.
Otro senador popular, José Antonio Monago, lo intentó por su parte asegurando que el Gobierno actual no es nada transparente sobre los contratos firmados en su día por el exministro Ábalos y se niega a aportar información sobre fondos reservados. Alegría encontró acomodo ahí en el tipo de comparecencia atropellada desarrollada el viernes pasado por otro senador del PP, Alejo Miranda, ante la citación al presidente Sánchez ante la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado. “Metralleta Miranda”, lo denominó Alegría y abundó en la táctica utilizada antes por la vicepresidenta Díaz al comparar esa presencia del presidente frente a las ausencias, falta de transparencia y negación de ese tipo de comisiones en la Asamblea de Madrid por el caso de las residencias en la pandemia o en la Andalucía de Moreno por los cribados.
A esas alturas del pleno en el Senado las cartas de ambos bandos en disputa estaban ya bastante claras. La ministra de Sanidad, la madrileña Mónica García, de Sumar, aprovechó otra pregunta de un senador del PP, Enrique Ruiz Escudero, exconsejero de Sanidad con Ayuso, para profundizar en esa línea de crítica contra los ejecutivos autonómicos del PP a los que achacó “las muertes evitables” causadas por la dana, las residencias y los cribados. Al secretario general del grupo popular, el veterano Javier Arenas, esa alusión le pareció “homicida” y “las risas de la desvergüenza” con que se lo tomó la ministra le llevaron a retarla a que las repitiera fuera del Senado para llevarla a los tribunales. La ministra aclaró en otro turno que “muertes evitables” es un término médico y científico. Y un portavoz del PSOE, Alfonso Gil, le echó en cara al presidente en funciones en ese momento, el popular Javier Maroto, que se le diesen al PP esos “regalos” de turnos de réplica cada vez que tenían necesidad de responder a cualquier componente del Gobierno.
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