Los “infundios” de Andalucía son las “mismas mierdas” de Madrid: el PP tropieza de nuevo con las víctimas
Hay un patrón de comportamiento compartido: señalar a la asociación de mujeres y poner en duda la honestidad de su causa


Sin estridencias ni alharacas, Juan Manuel Moreno Bonilla se ha dedicado en sus siete años de gobierno en Andalucía a marcar la diferencia, a reivindicar una forma de hacer política dentro del PP contrapuesta a la de tierra quemada de Isabel Díaz Ayuso y la incompetencia de Carlos Mazón. La crisis de los cribados del cáncer de mama ha hecho saltar las costuras también de esa estrategia y el PP andaluz ha transitado esta semana por el carril que frecuenta el madrileño: los “infundios” de los que el nuevo consejero andaluz acusó a la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama) suenan a algo parecido a las “mismas mierdas” de las que habló Díaz Ayuso para referirse a las muertes en las residencias de ancianos durante la pandemia.
No son crisis con la misma entidad, pero hay un patrón de comportamiento compartido entre los tres gobiernos del PP: señalar a las víctimas y sembrar dudas sobre la honestidad de su causa. Fue lo que hizo entonces la presidenta madrileña al no desautorizar a su director de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, cuando acusó al familiar de un fallecido de inventarse un testimonio. “Siempre están criticándonos con lo mismo, siempre nos están llevando con las mismas mierdas”, reprochó a la oposición, ignorando el dolor de quienes perdieron a sus padres y abuelos tras la aplicación de los “protocolos de la vergüenza”. “Desde el cariño”, dijo Antonio Sanz a la asociación Amama, “dejen de lanzar infundios y dejen de intentar desprestigiar al sistema sanitario”.
La estrategia de dibujar a las integrantes de la asociación de mujeres con cáncer de mama como activistas de izquierdas suena demasiado a lo que hemos visto en Madrid y, deberían saberlo, tiene muy poco recorrido político. La crisis de confianza en la sanidad andaluza no se debe a las declaraciones que hace Ángela Claverol, la presidenta de Amama, sino a la experiencia personal que muchos andaluces evocan cada vez que la escuchan o la Junta se enreda en sus explicaciones. Lo debe de saber bien el nuevo consejero andaluz, que es un veterano dirigente político. La reunión de su antecesora con Amama complicó la relación con la Junta y la asociación, por ahora, no ha querido reunirse con el presidente. Debería de mirarse en el espejo de sus colegas en otros territorios, quizá en el de la Comunidad Valenciana, donde Carlos Mazón está pagando su frivolidad en el trato a los afectados: “No ha abierto las puertas, no está, no tiende la mano, no hace nada de todo eso”, se lamentó Rosa Álvarez, presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales de la Dana, el día que abandonó las Cortes tras oír al president decir todo lo contrario.
Señalar a las víctimas está en el manual de lo que no se tiene que hacer en política, pero Moreno Bonilla está en un escenario inédito en su trayectoria. Ha habitado hasta ahora en un ecosistema muy particular en el que la política nacional ha servido para reforzarse sin tener que rendir demasiadas cuentas por los asuntos de su competencia. En el Parlamento andaluz se ha estado debatiendo del Gobierno de España más que de Andalucía, con la amplificación pertinente de la televisión pública autonómica. Canal Sur hablando de Pedro Sánchez a todas horas mientras los focos nacionales solo apuntaban a Moreno Bonilla para glosar su perfil antagónico al de Díaz Ayuso.
Todo esto ha cambiado. La política nacional ahora se le vuelve en contra porque Andalucía está en el centro del debate, la Fiscalía ha abierto una investigación y Génova tiene su propia dinámica. Moreno Bonilla no puede restablecer la confianza en el sistema sanitario sin transparencia, pero Alberto Núñez Feijóo justifica que las comunidades autónomas se niegan a ofrecer datos al ministerio sobre los cribados de cáncer. “Todo parece indicar que tiene que ver con un interés más político y partidista que sanitario”, argumenta el líder del PP. Lo que puede valerle a Feijóo en este contexto, perjudica a Moreno Bonilla. Andalucía, de hecho, ha garantizado al Gobierno que ofrecerá datos.
Que Andalucía deje de ser una isla es una mala noticia para Moreno Bonilla porque le resulta mucho más difícil controlar el relato y porque todo se parece demasiado a las piedras con las que han tropezado los populares. Los comentarios despreocupados sobre las víctimas recuerdan los de otros dirigentes en otras crisis, igual que el intento de confundir las críticas a su gestión con el ataque a los profesionales; eso también lo vimos en Madrid en la pandemia. Y, por supuesto, el recurso de matar al mensajero y acusar a los medios de difundir bulos a cuenta de las dudas que Amama ha expresado sobre el acceso a las historias clínicas de las pacientes. “No todo vale en política”, se lamentó el PP andaluz en X, acusando a Pedro Sánchez de “hacerse eco de un bulo que ha levantado el PSOE de Andalucía”. Habrá que ver cómo avanzan las investigaciones en marcha. Y lo de la difusión de bulos en el Congreso de los Diputados que se lo pregunten a algunos compañeros de partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.






























































