Detenidos en menos de tres meses 38 presuntos yihadistas en España

La actividad policial en la lucha contra el terrorismo islamista registra cifras de récord. Cuando aún no se han cumplido los tres primeros meses de 2025, la Policía Nacional y la Guardia Civil han arrestado ya a 38 personas acusadas de diferentes delitos relacionados con el yihadismo, según datos del Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso EL PAÍS. Los cinco últimos, entre la madrugada del 17 y la del 18 de marzo, con tan solo 24 horas de diferencia, en tres operaciones desarrolladas en las localidades de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), Granada, Fuencaliente de Lucio (Burgos), Salamanca y Huelva. De seguir este ritmo, el año puede acabar con más de un centenar de arrestos, cifras no registradas desde 2004, cuando se cometieron los atentados del 11-M y fueron detenidos 131 presuntos yihadistas.

Esta tendencia al alza en el número de operaciones antiyihadistas se inició en octubre de 2023, cuando el estallido de la guerra en Gaza tras los ataques terroristas de Hamás y la respuesta militar de Israel obligó a Interior a acelerar muchas de las investigaciones que tenía abiertas sobre sospechosos de actividades islamistas radicales ante el temor de que el conflicto los empujase a atentar, según confirman fuentes policiales. De hecho, desde que estalló la guerra y el 31 de diciembre de aquel año, menos de tres meses, las fuerzas de seguridad arrestaron a 54 presuntos yihadistas, cuando en los nueve meses inmediatamente anteriores solo habían sido detenidas 24 personas por estos delitos, según las estadísticas oficiales. El año acabó con 78 arrestos frente a los 46 de todo el 2022.

Desde entonces, el número de operaciones antiterroristas se ha mantenido en cifras muy altas. Así, en 2024 hubo 81 detenciones (el tercer año con más arrestos, solo superado por 2004 y 2005), a los que ahora se suman los 38 de los tres primeros meses de este año. En total, en el año y medio transcurrido desde el estallido de la guerra en Gaza, las fuerzas de seguridad han arrestado a 173 presuntos terroristas islamistas. Esta cifra, ya de por sí elevada, incluye además un dato preocupante: entre ellos había una veintena de menores de edad. En 2023 habían sido seis los jóvenes de menos de 18 años arrestados; al año siguiente esta cifra se elevó a 15 ―entre ellos un adolescente que había hechos pruebas con explosivos elaborados por él― y en lo que va de año ya son cuatro. Entre 2015 y 2021 solo se había detenido a un total de 11 menores, según las estadísticas de Interior.

Para Álvaro Vicente, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, “la guerra en Gaza ha tenido un impacto en la movilización emocional de ciertos sectores vinculados al yihadismo en España” al encajar “en una narrativa preexistente, según el cual los musulmanes enfrentan una amenaza existencial que justifica la violencia como única respuesta legítima”. Para este experto, “en el caso concreto de España, esta movilización emocional se refleja especialmente en un aumento notable de expresiones radicalizadas en las redes sociales, con algunos individuos mostrando explícitamente apoyo a la violencia”, aunque recalca que “hasta ahora, esto no se ha traducido significativamente en actos violentos concretos”.

Carlos Igualada, director del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), coincide en que “la guerra en Gaza puede estar sirviendo como catalizador a la hora de dar ese impulso a algunas personas a la hora de iniciar los procesos de radicalización”, aunque matiza que “el desarrollo posterior de ese extremismo está más asociado a la propaganda de Estado Islámico [ISIS en sus siglas en inglés], la organización terrorista transnacional que, curiosamente, menos se está aprovechando de ese conflicto en su propaganda”, añade. Sobre el incremento de detenciones, Igualada incide que es una tendencia ya registrada en 2024. “Muchas de las operaciones que se han desarrollado en España durante los últimos años son de carácter preventivo. Es decir, se detiene a individuos que, al mínimo indicio de que se está adentrando en un proceso de radicalización, se actúa a nivel policial para evitar que, en un momento determinado, decidan cometer un atentado terrorista como actor solitario, que son más difíciles de identificar o de evitar”.

En el mismo sentido se pronuncia Manuel R. Torres, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y experto en yihadismo. Torres se muestra convencido que el conflicto en Oriente Medio “ha influido en este aumento de las detenciones”, pero no tanto porque haya incrementado la radicalización yihadista en España, “sino porque ha adelantado la línea de actuación de las fuerzas de seguridad. Hace muchos años siguen una lógica anticipatoria de sacar de la circulación a individuos radicalizados en una fase temprana para no asumir los riesgos de que la vigilancia prolongada no detecte el paso de la acción”, añade. Torres destaca que, precisamente, entre los últimos arrestados “en muy pocos casos han aparecido entre sus motivaciones o los planes que tenían en mente algún tipo de justificación en términos de represalia por lo que está sucediendo en Gaza”.

Lo cierto es que, tras el estallido de la guerra, España reforzó ―al igual que el resto de países de la UE― las medidas de prevención, protección y respuesta antiterrorista dentro del actual nivel 4 de alerta antiterrorista, “riesgo alto” ―en vigor desde junio de 2015―, sobre los cinco existentes. Entre ellas estaba un incremento de la seguridad en diferentes legaciones diplomáticas en España, como las de Israel, Turquía, Palestina, Líbano y Jordania, así como en otros “intereses estratégicos, culturales y económicos” de estos países. También se reforzaron las medidas preventivas antiterroristas en las embajadas de los 26 países de la UE, con especial atención a las de Francia, Suecia y Dinamarca. Otras representaciones diplomáticas que vieron cómo se incrementaban su seguridad fueron las de EE UU y el Reino Unido, así como sus “intereses educativos, económicos o de cualquier tipo”. El pasado 3 de marzo, se produjo el intento frustrado de incendio en un restaurante-pizzería kosher (que sirve alimentos siguiendo preceptos del judaísmo) del centro de Madrid cuando se encontraban en su interior varios clientes. La Policía lo investiga como un ataque antisemita. El autor aún no ha sido detenido.