Brindis del PP al sol del Senado mientras Sánchez pactaba con Junts
Los populares aprueban un texto sin valor para exigir las mismas medidas que estaba aprobando el Gobierno
El Senado, controlado por la mayoría absoluta del PP, había llamado de urgencia a Madrid a los miembros de la Cámara para un pleno extraordinario este martes. El propósito: aprobar una moción que exigía al Gobierno, de forma inmediata, la subida de las pensiones, los bonos al transporte y las ayudas a los afectados por la dana, tres medidas incluidas en el decreto ómnibus que los populares contribuyeron a tumbar la pasada semana en el Congreso. El texto reclamaba la convocatoria de un Consejo de Ministros extraordinario, al mismo tiempo que en La Moncloa comenzaba un Consejo de Ministros ordinario. El intento de meter presión al Gobierno quedó desinflado a las 13,30, cuando se votó y se aprobó la moción. Para entonces, el Ejecutivo y Junts ya anunciaban un acuerdo con el fin de recuperar las medidas que el PP estaba urgiendo desde la plataforma institucional del Senado.
El tenor de la moción con la que el PP reanudó apresuradamente la actividad de la Cámara alta, todavía fuera del periodo oficial de sesiones, arrancaba así: “El Gobierno de España está sumido en un abismo de ineficiencia e incompetencia”. Los populares querían emplear la Cámara que dominan para disipar cualquier duda sobre lo que hicieron la pasada semana en la Cámara que no dominan y que podía colocarles en una situación comprometida ante algunos colectivos ciudadanos.
Con esa intención, el texto de los populares exigía al Gobierno aprobar de inmediato y “exclusivamente” las tres medidas antes reseñadas. La moción esquivaba el resto de cuestiones contenidas en el fallido decreto ómnibus: desde las subidas del salario mínimo y el ingreso mínimo vital a la actualización de los fondos del Estado para comunidades autónomas y ayuntamientos, cuya parálisis, como recordó el portavoz socialista, Juan Espadas, afectaba mayoritariamente a administraciones gobernadas por los populares. El PP se olvidó incluso de que el decreto ómnibus también contemplaba ayudas a los damnificados por el volcán de La Palma. Y tuvo que presentar una enmienda a su propio texto para no dejarlas fuera.
El pleno sirvió para que la portavoz popular, Alicia García, demostrase que su ímpetu verbal no se queda atrás del ya célebre nivel alcanzado en el Congreso por su compañero Miguel Tellado. Su intervención fue un constante repiqueteo de las palabras “estafa”, “trampa”, “chantaje” y “rehenes”, este último término para definir cómo trata el Gobierno a los ciudadanos. Por no hablar de Pedro Sánchez, un “autócrata de estilo venezolano”, cuyo objetivo es “hacer todo el daño posible a los pensionistas”. Sobre el contenido del decreto ómnibus, García solo acertó a presentar dos objeciones: el consabido rechazo a que se devuelva al PNV el palacete de París incautado en la Segunda Guerra Mundial por la Gestapo y lo que entiende su grupo como medidas a favor de la okupación, defendidas por la izquierda como una moratoria a los desahucios de familias muy vulnerables que no pueden pagar el alquiler.
El PP concitó el apoyo de Vox y UPN, junto a un aluvión de reproches del Gobierno y sus aliados. “Vienen a tapar sus vergüenzas”, coincidieron Carla Antonelli, de Más Madrid, y Enric Morera, de Compromís. Uxue Barkos, de Geroa Bai, lo describió como “cortina de humo”, y Estefanía Beltrán de Heredia, del PNV, como “escaparate para salvar su relato”. “Cuando pongamos en un buscador la palabra chiringuito, nos va a salir el Senado”, ironizó Carme da Silva, del BNG.
Junts, que a esa misma hora cerraba el acuerdo para reconducir sus relaciones con el Gobierno, se abstuvo en la votación después de repartir estacazos a ambos flancos del hemiciclo. Su portavoz, Eduard Pujol, comenzó arreando duro a los socialistas, a quienes acusó de confeccionar “decretos fake, pura apariencia”. “No se puede vivir eternamente haciendo malabares”, aleccionó. Pero a la vez quiso alejar la idea de que su grupo tenga intención de arrimarse al PP. Y acabó dirigiéndose en tono severo a la bancada popular: “Nosotros, ni de derechas ni puñetas, estamos en el centro del centro. El PP y Junts se parecen como un huevo a una castaña”.
El PP ganó sin problemas la votación: 146 a 91, con 6 abstenciones, en medio de tan escaso fervor que ni sus diputados aplaudieron. Por los pasillos del Senado apenas se veían periodistas. Toda la atención estaba en La Moncloa.
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