Sánchez cede con gestos a Junts para aprobar el decreto de las pensiones y el escudo social: “Al final todo sale”
La coalición tramitará la iniciativa de Puigdemont sobre la cuestión de confianza con otra redacción, pero el presidente no se someterá a ella tras un acuerdo que desbloquea el resto de negociaciones
La crisis por la revocación en el Congreso del llamado decreto ómnibus, que contenía, entre otras muchas medidas, la actualización de las pensiones y ayudas al transporte y a la recuperación de Valencia tras la dana, se resolvió finalmente en menos de una semana. Después de una intensa negociación con Junts, que obligó incluso a retrasar varias horas el Consejo de Ministros mientras los miembros del Ejecutivo esperaban en una sala contigua, Pedro Sánchez decidió ceder y entregar a Carles Puigdemont dos cosas en las que dijo que no se movería: tramitar la iniciativa sobre la cuestión de confianza que le reclamaban los independentistas catalanes, aunque con otra redacción y sin efecto práctico real, y partir el decreto ómnibus en dos. Por un lado, las cuestiones sociales, incluidas la subida de las pensiones, que se aprobaron ayer en el Consejo de Ministros y que previsiblemente serán aprobadas con los votos de los nacionalistas, y por otro las económicas, que irán más adelante.
Y con esas dos cesiones, y algunas cuestiones más de detalle como una reformulación del escudo antidesahucios para que haya más garantías para los propietarios, Sánchez y su equipo negociador lograron desbloquear el decreto que esperan con inquietud 12 millones de pensionistas y de paso dejar sin argumentos al PP, que esta mañana metía presión en el pleno del Senado aprovechando su mayoría absoluta para aprobar una iniciativa en la que pedía al Gobierno que suba las pensiones, algo que el Ejecutivo ya ha aprobado. Los negociadores del Ejecutivo han sido Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán, siempre con el respaldo en la sombra de José Luis Rodríguez Zapatero, con entrada directa a Puigdemont, y por Sumar ha estado en todo momento Ernest Urtasun, el hombre de Yolanda Díaz en todas las discusiones, que vela para garantizar que los cambios son respaldados por toda la coalición. Sumar se esforzó especialmente para que no cayera el escudo antidesahucios que Junts había criticado, y también en presionar para que se resolviera hoy. Díaz dijo este lunes que debía aprobarse “mañana mismo [por este martes]” el nuevo decreto. Ahora el texto tendrá que ser respaldado por toda la mayoría, algo que Sánchez dio por garantizado después de que los negociadores hablaran con todos, aunque siempre puede haber sorpresas.
Sánchez compareció visiblemente satisfecho por un nuevo requiebro que le permite seguir adelante con la legislatura y demostrar que sigue teniendo una mayoría con la que gobernar. “Al final todo sale”, dijo para resumir sus casi siete años de mandato al límite y siempre en minoría parlamentaria, lejísimos de la absoluta que disfrutaron la mayoría de sus antecesores. El presidente no quiso hablar del siguiente paso, esto es la negociación de Presupuestos, pero el comunicado con el que Junts dio cuenta del acuerdo habla de la senda de déficit y la reforma de la financiación autonómica, y, por tanto, abre la puerta a negociaciones más de fondo una vez que se da por finalizado el periodo de suspensión que había planteado Puigdemont en diciembre.
El gesto político que más ha costado pactar, más simbólico que otra cosa, es el de la iniciativa de Junts para reclamar una moción de confianza. Según fuentes de los dos grupos, se ha pactado una nueva redacción que deje más claro que la cuestión de confianza es algo que corresponde en exclusiva al presidente del Gobierno. Así lo explicó Sánchez ―”hemos llegado a un acuerdo [en la redacción], ya verán que lo que se reconoce es lo que dice la Constitución, que la competencia recae en la Presidencia del Gobierno”, dijo―, que además insistió en que él no ve necesaria esa cuestión de confianza y no se someterá a ella.
Junts ofrecía en las negociaciones que se tramitara la iniciativa, que no tiene efecto real porque el Congreso no puede obligar al presidente a presentarla, para después retirarla en el último momento si había acuerdo en los demás asuntos. Era todo una cuestión simbólica, para mostrar control de la situación. Pero Sánchez había ordenado a los suyos que no la tramitaran porque la veía completamente improcedente. Esto llevó las relaciones entre ambos grupos al límite y finalmente se ha encontrado una redacción que satisface a las dos partes y todos ceden: el presidente acepta tramitar después de decir que no lo haría y Puigdemont acepta una nueva redacción que deje claro que la cuestión de confianza corresponde en exclusiva a Sánchez. Ahora habrá que ver si finalmente se llega a votar o se retira antes si hay algún otro acuerdo, pero en cualquier caso no tendría efectos prácticos, aunque sí simbólicos.
Lo más importante desde el punto de vista político es que la crisis se resuelve de manera rápida y sobre todo que el Gobierno logra garantizarse la aprobación de la práctica totalidad del decreto ómnibus que se tumbó la semana pasada, o al menos en eso confía Sánchez, que aseguró que todo se había pactado no solo con Junts sino con todos los demás grupos. Ahora habrá que aprobar primero el decreto social y en las próximas semanas las cuestiones económicas que han quedado fuera.
Sánchez vuelve así a demostrar que los intentos de la oposición por tumbarlo y forzar un adelanto electoral conducen a la melancolía. Sigue teniendo la capacidad de ceder ―y desmentirse a sí mismo con frecuencia sobre lo que no hará en ningún caso para luego hacerlo― y negociar con quien sea necesario para sacar adelante su proyecto político, por muy agónicas que sean las discusiones, siempre en el último minuto e incluso retrasando horas el Consejo de Ministros.
“Les anuncio que tras una larga negociación, el Gobierno ha aprobado un nuevo decreto que contiene la práctica totalidad del escudo social que decayó la semana pasada. Son 29 medidas, entre ellas la revalorización de las pensiones, las ayudas a la dana, al transporte público, a los afectados por el volcán de La Palma”, anunció Sánchez. También el escudo antidesahucios, que criticaban el PP y Junts y reivindicaba la izquierda. “Hemos añadido una medida adicional que no estaba, la creación de un sistema público de avales y garantías para propietarios e inquilinos”, remató. “Y ya estamos negociando el paquete económico para llevarlo en las próximas semanas, con medidas para industria electrointensiva, las entregas a cuenta para las autonomías, o el plan MOVES [que ayuda a la compra de vehículos]. Medidas que son necesarias, que son buenas para el país”, insistió para explicar lo que había quedado fuera.
Sánchez hizo una reflexión general sobre la resistencia de su Gobierno, siempre agónica. “Yo creo que estos últimos días nos han enseñado muchas cosas. Que a pesar de todas las dificultades, de estar en minoría, este es el Gobierno de los acuerdos. El ruido de la democracia puede resultar incómodo, pero siempre será mejor que el silencio de las autocracias, en España lo sabemos bien”, remató. Y ahí aprovechó para lanzar una andanada al PP, al que reprocha que no se abstuvo en este decreto, lo que habría permitido aprobarlo, y votó en contra de un texto que contenía la subida de las pensiones. El PP ha intentado durante toda la semana volcar todo el coste político sobre Sánchez, con recogida de firmas incluida, pero el presidente trató de darle la vuelta. “Estos seis días nos han mostrado la enorme capacidad de la coalición negacionista de PP y Vox para intoxicar el debate con bulos. Dijeron que estas medidas harían subir el precio de la luz. Es falso, este decreto mejora el bono social para las familias más vulnerables. Dijeron que se regalaba un palacete al PNV. Es falso, se devuelve un inmueble arrebatado por la Gestapo a su legítimo propietario. Dijeron que este decreto subía el IVA de los alimentos, otra mentira. La estrategia del PP y Vox es dañina para España. Quiero decirles que lejos de afectar al Gobierno, le hace más fuerte”.
La partida en la que el Gobierno se jugaba su mayoría y la oposición apostó fuerte a tumbarlo termina con un nuevo acuerdo con Junts que reabre el juego político y hace pensar en pactos más de fondo o incluso Presupuestos, aunque una vez más queda claro que la política española es completamente imprevisible. En realidad, se mueve permanentemente en zig zag con un solo hilo conductor: Sánchez logra salir casi siempre, aunque nunca sin heridas.
El PP no desvela el sentido de voto
“Hasta que no veamos negro sobre blanco el contenido de lo que ha pactado Sánchez con Puigdemont, no comprometeremos nuestro voto”, ha afirmado el portavoz del PP, Borja Sémper, tras conocerse el acuerdo. Inmediatamente después de la comparecencia de Pedro Sánchez, el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, se ha declarado “muy satisfecho” por el pacto alcanzado para aprobar las medidas del escudo social y ha asegurado que se han cumplido los “dos grandes objetivos” que ellos mismos se habían marcado después de que el decreto ómnibus decayera por la “votación irresponsable del PP”: que las medidas se aprobaran lo antes posible y que el escudo social obtuviera el respaldo “en su totalidad”. Fuentes de Sumar añaden que la eliminación de la moratoria de los desahucios era una “línea roja” para la formación. ERC ha reaccionado de manera opuesta. Su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, se ha preguntado: “¿Y había que perder una semana para esto?”. “Es humo pero es humo que vende en Cataluña. Y es un mal mensaje: joder a la gente tiene premio”, ha lamentado.
Con información de Paula Chouza y Elsa García de Blas.
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