Page carga ante Sánchez contra el pacto entre PSC y ERC: “No doy por válido ningún documento”
El presidente de Castilla-La Mancha transmite al presidente su rechazo al sistema de financiación singular pactado para Cataluña que posibilitó la investidura de Salvador Illa
Era de lejos la reunión más complicada para Pedro Sánchez en su ronda con los presidentes autonómicos, la que más interés había levantado y, una vez más, Emiliano García-Page no defraudó las expectativas mientras se erigía de nuevo como el verso suelto, y más crítico, del PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha le ha transmitido al presidente del Gobierno en el Palacio de la Moncloa su rechazo al sistema de financiación singular pactado para Cataluña que posibilitó la investidura de Salvador Illa. Lo mismo que lleva diciendo en público y en privado, en el comité federal del PSOE o delante de un micrófono, desde que en julio se conoció el pacto. Pero con un mensaje añadido: ese acuerdo no puede ser los cimientos de la negociación del sistema de financiación autonómico, que debería haberse renovado hace diez años.
“Ninguna comunidad va a tener como base el documento entre PSC y ERC, tiene que ser una propuesta distinta. Yo no doy por válido el documento pactado con los independentistas con aval o sin él. Eso no puede ser ni siquiera como documento de estudio”, ha sentenciado el barón del PSOE tras la reunión de dos horas que ha mantenido con el líder de su partido, el doble de tiempo que los encuentros de Sánchez con el presidente murciano Fernando López Miras y el valenciano Carlos Mazón, ambos del PP.
Page también ha remarcado que el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) “no puede ser el órgano definitivo para pactar” el futuro sistema de financiación. Sánchez se ha comprometido a convocarlo y negociar la financiación en el órgano multilateral como reclaman las comunidades del PP. Una promesa que a Page no le ha convencido, debido a la ventaja con la que partiría el Ejecutivo: “El 50% de los votos en el CPFF los tiene garantizados el Gobierno, en el momento de que una autonomía esté de acuerdo con el Gobierno, ya saben de cuál estoy hablando, ya tendría la mayoría el Gobierno. Antes [del CPFF] tenemos que haber llegado a un acuerdo”.
El reencuentro entre Sánchez y Page en La Moncloa, donde no se veían desde 2018, ha reflejado el estado de la relación. El presidente ha recibido al líder territorial en la escalinata de La Moncloa a las cuatro en punto de la tarde, y el breve apretón de manos, en comparación con el recibimiento a los presidentes autonómicos del PP, posando para la prensa más segundos y de forma más distendida, ha constatado las diferencias que los dos dirigentes socialistas arrastran desde hace años. “La reunión ha sido cordial y respetuosa. Se pueden decir las cosas incluso con más fuerza sin faltar el respeto”, ha recalcado posteriormente el líder territorial del PSOE. “El PP dirá lo de siempre, esperaría poco más o menos que vendría aquí con una bomba lapa”, ha abundado con ironía. “El planteamiento del presidente de Castilla-La Mancha no era desconocido por parte del presidente del Gobierno. Han dialogado, lógicamente, por los que son, compañeros desde el punto de vista institucional y también de una organización, lo cual no significa que tengan que compartir todos los criterios”, ha hecho énfasis el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que ha añadido que ambos han concluido el encuentro dándose un abrazo.
El presidente de Castilla-La Mancha ha mantenido siempre el mismo discurso crítico sobre la estrategia de distensión que Sánchez ha aplicado con el independentismo para tratar de resolver el conflicto territorial en Cataluña. García-Page se ha erigido en la voz discrepante dentro del PSOE, junto al expresidente aragonés Javier Lambán, con la concesión de los indultos a los encausados del procés, con la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación y con la ley de amnistía. El último motivo de desencuentro ha sido el acuerdo entre PSC y ERC, que ha tensado aún más la relación.
El barón del PSOE tampoco se arrugó en el comité federal del 7 de septiembre: mientras otros líderes territoriales rebajaban el tono, Page reprochó a su llegada a Ferraz que nadie de la dirección federal hubiese hablado con él desde finales de julio tras conocerse el pacto fiscal con Esquerra. “Sería un honor para mí atender llamadas, pero me vale con que me den una copia del acuerdo firmado. Yo sé que es el cupón independentista o el cupón para la independencia. Y sé que lo que refleja ese documento, lo que dice Esquerra, me gustaría hoy poder verificar que no es exactamente lo que avala el PSOE”, dijo antes de irrumpir en la reunión del principal órgano de decisión entre congresos. Horas después, García-Page se fue de Ferraz sin una copia del documento.
Con estos precedentes la financiación ha acaparado, como era de esperar, la reunión. Page ha entregado un documento en el que defiende una financiación en la que, de entrada, Cataluña no salga del conjunto de comunidades de régimen común, es decir todas salvo Euskadi y Navarra. “El acuerdo de PSC y ERC es un concierto como la copa de un pino, pueden escribirlo en arameo. Se mira en el concierto vasco y hay que nombrar a las cosas por su nombre”, ha afirmado, en la misma línea que Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, expresó en verano. Page basa su propuesta en dos documentos: el Pacto de Santiago que firmaron en 2021 las ocho autonomías más penalizadas por la despoblación (Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia y La Rioja) y su propuesta de financiación en base a la población ajustada, enviada al Ministerio de Hacienda al año siguiente. El interés de Page es que la lucha contra la despoblación se incluya como variable y factor corrector en el próximo modelo.
“Salgo idéntico”, ha resumido Page acerca de si dejaba La Moncloa con un buen o mal sabor de boca. “Mi posición pienso que es muy mayoritaria y transversal en España, y sería la misma si en vez del modelo que han planteado el PSC o ERC lo hubiera planteado Madrid, la comunidad más rica de España. Yo habría dicho lo mismo y estoy convencido de que toda la izquierda habría salido en tromba a decir lo mismo”, ha apostillado. Las andanadas contra el Gobierno no se han quedado ahí. “Mi discrepancia es clara en política territorial y en las compañías, en los pactos que nos llevan a veces a perder nuestro espacio, la centralidad (…) Es imposible entenderse con Puigdemont y ponerse de acuerdo con quienes influyen en el Gobierno y marcan la legislatura”, ha sido otro de sus dardos a Sánchez.
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