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Los hosteleros de Cantabria denuncian los “botellones descontrolados” y piden más control y seguridad

Los empresarios denuncian que las verbenas y los botellones propician el consumo de alcohol en la vía pública y también en las playas, sin someterse a la regulación

Ciudadanos en la calle en Santander durante la celebración de la Semana Grande.
Ciudadanos en la calle en Santander durante la celebración de la Semana Grande.Joaquín Gómez Sastre (NurPhoto/Getty Images)
Juan Navarro

La Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria ha mostrado su “preocupación” ante la proliferación de botellones en la región. Los festejos callejeros del verano “descontrolados” se llevan a cabo en playas o ciudades “sin las medidas de seguridad o control” que la patronal reclama con la rigurosidad con la que se le exige a los locales reglados. El colectivo censura la “competencia desleal” efectuada sobre el gremio por parte de esos “eventos y actividades que ejercen su actividad sin contar con las licencias y permisos necesarios” e inciden en la falta de seguridad de esas concentraciones. El Gobierno de Cantabria (PP) aún no se ha pronunciado ante esta reclamación y portavoces de la agrupación afirman estar pendientes de una reunión para tratar la problemática.

La plataforma que concentra a los hosteleros cántabros ha emitido un comunicado donde “muestra su preocupación por la proliferación de actividades irregulares y botellones descontrolados que se están produciendo en la región sin las necesarias medidas de seguridad o de control”. Esta cuestión de seguridad protagoniza las mayores quejas del colectivo, crítico también con “la impunidad total” con la que se extiende la práctica del botellón en ciudades y pueblos. El problema se agrava “sin que se concrete un plan de actuación claro y contundente que acabe con los problemas derivados del mismo, seguridad, altercados, molestias vecinales y suciedad”.

La agrupación de hostelería se centra particularmente en “ferias, discomóviles y verbenas” como fuentes de estas aglomeraciones para el consumo de alcohol en la vía pública, sin consumir en bares con las licencias pertinentes y generando el perjuicio que ellos perciben sobre su actividad económica. Las protestas inciden también en la falta de horarios de esos festejos, pues “el funcionamiento de las ferias, discomóviles y verbenas incumple sistemáticamente la normativa sobre contaminación acústica ya que que se prolongan en horarios absolutamente desproporcionados que alcanzan la madrugada”, ejerciendo así de competencia desleal, bajo su punto de vista, en los locales con un horario definido.

Hostelería de Cantabria ha pedido controlar especialmente esos eventos donde no siempre se actúa con los permisos cumplimentados y lo han comparado especialmente con la plena libertad de esos botellones. “Los locales de ocio y hostelería están sometidos a todo tipo de controles y normativas que ofrecen toda la confianza”, destacan, mientras que esas aglomeraciones carecen de esa seguridad que ellos reivindican. Portavoces del colectivo hostelero aseguran a EL PAÍS que están “pendientes de reunión” con el Gobierno de Cantabria.

La turistificación creciente cada verano en el territorio cántabro propicia botellones de estas características en lugares de todo tipo. En las últimas semanas se han producido encuentros multitudinarios, con cientos de personas, en la playa del Puntal de Somo, un lugar muy popular para bañistas por su paisaje y su tranquilidad frente a Santander. Al lugar se llega en lanchas de empresas de transporte o en los veleros o pequeñas y medianas embarcaciones particulares rumbo a un chiringuito en el arenal. Allí se congregan cientos de personas, especialmente los fines de semana, que también llevan consigo bebidas y acaban generando molestias en el entorno natural. Esa masificación intentó ser controlada por la Guardia Civil, con patrullas marinas, que interpuso cinco multas a conductores de los veleros por excesos de velocidad, falta de documentación o conducción bajo los efectos del alcohol.

La reciente Semana Grande de Santander, celebrada en los últimos días de julio, también ha acarreado macrobotellones en la capital cántabra. Zonas como Cañadío, donde se acumulan varios locales de ocio nocturna, han vivido grandes acumulaciones humanas consumiendo alcohol en la vía pública y causando trastornos en la seguridad, el orden público o la limpieza.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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