Alarma en el Hospital de El Escorial: cinco enfermeras por turno en urgencias para atender 12 municipios y 35 residencias
Los sindicatos llevan años pidiendo a la Consejería de Sanidad aumentar la plantilla mínima para hacer frente al aumento de la población que atiende el hospital y para contener la presión en verano
Todo lo que ya va mal, puede ir a peor en verano. Así se resume el panorama al que se enfrentan las enfermeras de urgencias en el Hospital Universitario El Escorial, que alertan de que no hay una plantilla mínima suficiente para atender de manera completa y digna a una población que ha crecido en los últimos 12 años y que aumenta aún más en época estival. El Escorial ha pasado de atender 114.000 personas a 124.000 en la última década y de tener 77 a 92 camas sin apenas haber aumentado el número de enfermeras, da cobertura a 12 municipios y también a 35 residencias de mayores. En urgencias, la primera línea de batalla, nunca se superan las cinco enfermeras y tres técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) en los turnos de la mañana y de la tarde porque esos son los servicios mínimos que llevan tiempo sin aumentar.
En vacaciones, la presión aumenta por cuenta de los turistas y la gente que llega a descansar en segundas residencias. Municipios como Guadarrama y San Lorenzo de El Escorial aumentan su población hasta en un 36% y un 12%, respectivamente, según los datos del estudio de movilidad estacional hecho por Instituto Nacional de Estadística en 2019. Robledo de Chavela y sus pueblos vecinos registran escaladas de población hasta un 58%. Solo al Camping de El Escorial, uno de los atractivos de la zona, llegan cada día 5.000 personas. “En algunos casos, la población casi que se triplica en vacaciones”, denuncia la concejala de El Escorial Nigora Bakhtiyarova (Más Madrid) que, además, antes de participar en política fue médico de urgencias en la región. Bakhtiyarova y profesionales consultados por este diario confirmar esta época aumentan los ingresos a urgencias por picaduras, por accidentes en bici o en moto o por incidencias en las piscinas.
Además, en los 12 municipios que atiende el hospital, hay 35 residencias de mayores que, a su vez, aumentan su población durante las vacaciones. “En verano, muchas personas mayores se quedan en las residencias mientras sus familias se van de vacaciones”, explica el médico Pablo Cereceda, delegado del sindicato Amyts en el Hospital El Escorial, y agrega que esto añade presión. “No tiene la misma complejidad atender a un joven que se ha hecho un esguince de tobillo al venir a veranear con sus padres que atender a un anciano que llega con insuficiencia respiratoria o cardiaca”, añade el doctor Cereceda. Como si fuera poco, este verano, según denuncian los sindicatos SATSE y CSIF, el hospital ha cerrado 20 camas, lo que causa un cuello de botella en las urgencias, pues tienen menos lugares a los que enviar a los pacientes. “Hemos llegado a tener abuelitos en espera por una cama de hospitalización hasta por cuatro o cinco días”, comenta la enfermera y delegada de SATSE María José Lomas. La Consejería de Sanidad asegura que Madrid no cierra camas en verano. “El hospital tiene sus camas disponibles por si fueran necesarias su uso”, aclara un portavoz.
Para rematar, los profesionales advierten de que a este centro llegan los pacientes que no encuentran médicos en las urgencias extrahospitalarias de sus municipios. “El Punto de Atención Continuada de El Escorial, por ejemplo, ya no tiene médico y solo atiende con dos enfermeras en fin de semana”, recuerda la concejala Nigora Bakhtiyarova y advierte que esa atención que antes se podía dar en ese PAC, ahora se va directamente al hospital.
La crisis se siente primero en urgencias. Allí, en la primera línea de batalla, se atendieron 50.509 urgencias en 2023 , una media de 138 al día. En el área trabajan cinco enfermeras para adultos ―más una dedicada a urgencia pediátrica que viene de otra área― y dos TCAE en el turno de la mañana, al igual que en el turno de la tarde. Y, en la noche, cuatro enfermeras y dos TCAE. Los números no dicen nada hasta que las trabajadoras no explican su día a día. Esther Chamorro, enfermera pediátrica, recuerda un lema que circula en los pasillos del hospital: “Todas somos todo”. Es decir, una misma profesional desempeña múltiples tareas en un delicado sistema en el que una emergencia puede llevar a la plantilla al límite de sus capacidades.
En una noche normal, la enfermera del triage de adultos es la misma que hace el triage de niños y la que los atiende luego, es decir, hay una sola persona para tres tareas distintas. También hay escenarios en los que un paciente en estado crítico puede poner el sistema en jaque. Por ejemplo, si una persona llega al box vital ―donde se lleva a los pacientes cuya vida corre peligro―, se echa mano de otros equipos para que en el box vital haya personal suficiente. Eso implica dejar otras salas de urgencias sin enfermeras que vigilen y cuiden a los pacientes. Así le sucedió a la enfermera María José Lomas, que tuvo que dejar su puesto en la sala de monitores para atender a un joven que había llegado apuñalado. En la sala de monitores, usualmente, se ven personas mayores que necesitan que se les monitorice. “Tuve que salir corriendo a atender el box vital y estuve fuera de mi puesto más de una hora”, recuerda Lomas. Este escenario no es inusual: en 2023, hubo 221 pacientes en el box vital, 1 cada 1,65 días, de acuerdo con datos que le entregó Sanidad al Ayuntamiento de Guadarrama.
La situación se complica todavía más cuando las urgencias deben ampliar su capacidad para atender a todos los pacientes que llegan. En ese caso, ya no solo habría las ocho camas de monitorización que se instalan normalmente en el área; sino hasta 16. Y todo con el mismo personal. Para enredar más el asunto, las camas se nombran 1 y 1 bis. Esto, según las profesionales, aumenta la posibilidad de que se equivoquen al cuidar o al administrar medicamentos. En las últimas semanas se han registrado hasta 70 incidentes de seguridad, según la delegada de SATSE. Esto son episodios en los que un error podría haber hecho daño al paciente. “No se da al paciente una atención integral porque no da tiempo”, asegura Lomas.
Los sindicatos piden subir los mínimos
Las enfermeras y las TCAE del Hospital El Escorial protestaron en febrero por esta situación y, en los últimos meses, han enviado cartas a todos los Ayuntamientos de los municipios que atienden. Los concejales de Guadarrama y El Escorial atendieron el llamado y llevaron las peticiones a los plenos. Sin embargo, cuando los gobiernos municipales elevaron el tema a la Consejería de Sanidad, esta aseguró que había personal suficiente. Al Ayuntamiento de Guadarrama, por ejemplo, le aseguraron que quedaba garantizada la atención con seis enfermeras y dos TCAE en el turno de la mañana, seis enfermeras y tres TCAE en la tarde y cuatro enfermeras y dos TCAE en la noche. Así lo confirma la Consejería de Sanidad a este diario: “Este año, a diferencia de 2023, se ha pedido contratar a más enfermeras de las que había el verano pasado. Tenemos una mas por turno: uuna por la mañana y otra en turno de tarde”.
Los delegados sindicales reconocen que la Consejería ha enviado una enfermera más en algunas noches ―para completar cinco en el turno― y que se ha permitido reforzar los turnos en la tarde y la mañana; pero, insisten, no siempre se alcanzan esos números y tampoco han aumentado los los números de los servicios mínimos. Si hay incidencias, bajas o emergencias, la plantilla vuelve a quedar bajo presión. “La gerencia del hospital debería pedirle a Sanidad que suba ese número de mínimos. Si no, no hay manera de prestar un servicio seguro”, asegura César Core, delegado de CSIF. Corte explica que con los mínimos actuales y sin un pool―es decir, una cantera de refuerzos―, una baja implica deshacer otros equipos para tratar de mantener las urgencias bajo control.
La dirección también argumentó que no necesario aumentar la plantilla porque en 2023 se habían atendido 1.650 urgencias menos que en 2022. Sin embargo, si se comparan las cifras de 2023 con las del resto de la década, se deduce que han aumentado los casos. Por ejemplo, se han atendido 2.511 urgencias más con respecto a 2019 y 7.052 más con respecto a 2013.
Lo que sucede en El Escorial es uno de los ejemplos más latentes de la situación de la enfermería en la sanidad pública de la Comunidad de Madrid. Esta es una de las regiones que menos enfermeras tiene por cada mil habitantes, de acuerdo con el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2023. De media en España hay 0,70 enfermeras en la Atención Primaria por cada mil habitantes, pero en la Comunidad de Madrid hay 0,51. Lo que la convierte en la región a la cola en este indicador, junto a Ceuta y Melilla. En los hospitales, la tasa es de 3,43, frente a la media nacional de 3,6. La Comunidad de Madrid defiende que los datos que utiliza el Ministerio de Sanidad corresponden a 2021 y 2022 cuando aún no se habían dado los aumentos de inversiones en sanidad en Madrid.
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