Sánchez intenta zanjar el debate sucesorio en el PSOE postulándose de nuevo para la reelección
Dirigentes socialistas sostienen que “nadie está en condiciones de dar el paso” después de días en los que el partido se ha situado por primera vez ante el vacío que supondría la dimisión de su líder
El PSOE ha recuperado la compostura tras cinco días de vértigo en los que no solo la presidencia del Gobierno estuvo en el aire. Las filas vuelven a estar prietas en el partido y, aunque todas las fuentes consultadas coinciden en que el liderazgo de Pedro Sánchez no se discute, el secretario general del PSOE abonó el terreno para que se hablase de un escenario que hasta ahora era un tabú: el pos-sanchismo. El líder que estuvo a un paso de dimitir por su familia como segunda autoridad del Estado trata ahora de cortar de raíz que germine la semilla del debate sucesorio que él mismo sembró en el PSOE.
“Estoy con ánimo para estos tres años y los que quieran los españoles con su voto. Desde luego, si los españoles y mi partido quieren que continúe siendo el responsable y el líder, en este caso, del PSOE, mientras yo tenga ganas, convicción e ideas de transformación para mi país, lo voy a hacer”, zanjó a primera hora de la mañana en la Cadena SER. Sánchez, presidente desde 2018 y al timón del partido los últimos diez años —salvo los ocho meses que transcurrieron entre su dimisión en octubre de 2016 y su victoria en las primarias de mayo de 2017—, se postuló de este modo para repetir como candidato en las próximas elecciones generales, que serían en 2027 si se completa la legislatura. “El proyecto del PSOE trasciende a mi persona, eso es así”, aseveró. El partido cumplirá 145 años este jueves: Sánchez los celebrará con Salvador Illa en Sant Boi de Llobregat (Barcelona) en su primer mitin de la campaña de las elecciones catalanas y su reencuentro con la militancia tras el parón para reflexionar sobre su dimisión.
Las palabras de Sánchez llegan tras una semana de especulaciones sobre su futuro, desde la posibilidad de que estuviera aspirando a algún cargo en el ámbito europeo hasta el riesgo real de un vacío repentino de poder, que hizo que todo el partido entrara en “pánico”, así lo reconocen fuentes de Ferraz. Eso fue lo que provocó la movilización para retener al presidente. En esos momentos, nadie en la cúpula del PSOE quiso ponerse en el escenario del paso atrás, a pesar de las preguntas reiteradas de los periodistas, pero inevitablemente la sucesión se coló en las conversaciones en el partido. Los nombres de la vicepresidenta primera y vicesecretaria general, María Jesús Montero, o el de Pilar Alegría, la portavoz del Ejecutivo y ministra de Educación y Deportes, circularon en los corrillos como opciones para una hipotética investidura. En el Comité Federal del sábado, que arrancó con un ambiente de funeral, “no faltó nadie”, según se encargan de subrayar algunos de los asistentes. No pasó desapercibido para algunos miembros de la Ejecutiva el protagonismo de esos días de la ex vicesecretaria general Adriana Lastra, que salió del núcleo duro del presidente hace ya dos años.
En las filas del PSOE ha sido muy comentado además que el presidente solo citara el lunes en la Moncloa para comunicarles su decisión a la vicepresidenta María Jesús Montero; el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, el secretario de Organización, Santos Cerdán, y su director de gabinete, Óscar López. Sánchez no convocó a dos ministros con mucho peso en los últimos tiempos, Pilar Alegría y el ministro de Transportes, Óscar Puente. Fuentes de Ferraz y de La Moncloa justifican que los asistentes representaban a las cúpulas del Gobierno y del partido y que, a partir de ahí, lo demás son conjeturas.
“El debate sucesorio a día de hoy no existe”, zanja tajante un cargo que conoce como nadie los engranajes del partido como del Ejecutivo. “Nadie está en condiciones de dar el paso sin Sánchez”, añade un dirigente territorial, que opina que lo mejor que puede hacer el PSOE es dejar atrás cuanto antes la “situación traumática” de los últimos días. Otros dirigentes consultados apuntan que “hay que esperar al resultado en las elecciones catalanas, en especial, pero también al de las europeas antes de “ponerse con cualquier hipótesis”. Y lo que todos los cuadros socialistas comparten es que, si Pedro Sánchez hubiera dejado el Gobierno, no habría podido continuar como secretario general. “No somos un partido dado a las bicefalias. El PSOE no el PNV”, sentencia un miembro de la dirección federal.
Alejado el temor de la dimisión del secretario general, el PSOE ahora aguarda la celebración de su 41º Congreso Federal para activar la renovación de su Ejecutiva y, sobre todo, de los liderazgos territoriales, que Ferraz quiere reforzar. Hasta ahora solo se han celebrado los congresos de Extremadura, Comunidad Valenciana y Galicia. Lo previsto es que los demás se convoquen después del cónclave federal que, en principio, tiene que celebrarse en 2025 aunque está sobre la mesa la posibilidad de un adelanto al otoño. “Ahí podríamos tener alguna pista de por dónde sopla el viento”, expone un superviviente de tantos procesos orgánicos que ha perdido la cuenta. El adelanto unos meses permitiría que el partido dejara los deberes hechos con tiempo suficiente para preparar las elecciones autonómicas y municipales de 2025.
El anterior fue el Congreso Federal fue en Valencia, en octubre de 2021. Los estatutos del PSOE regulan que el Congreso Federal “se reúne ordinariamente entre el tercer y cuarto año desde la celebración del Congreso Ordinario anterior”, aunque “podrá ser aplazado por un plazo máximo de un año, por decisión expresa del comité federal cuando concurran causas suficientes que lo justifiquen”.
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