Un billete roto como señal para mover millones de euros en dinero negro
La Guardia Civil grabó a miembros de la trama china desmantelada en la Operación Guanxi durante las entregas de importantes cantidades en efectivo para sacarlo de España
El individuo sale de una nave del polígono Cobo Calleja, en Fuenlabrada (Madrid), con una bolsa de plástico en la mano. Se dirige a un automóvil gris aparcado junto a ella, abre la puerta y la deja en el asiento del conductor. Junto al vehículo hay un segundo hombre que parece mirar un teléfono móvil y que es el que le ha dicho que lo deje ahí. Solo han pasado unos segundos cuando un tercer sujeto se acerca a ellos y entrega un pequeño papel al segundo individuo, que parece cotejarlo con algo que tiene en la mano. Instantes después este da el visto bueno para que el hombre que había introducido la bolsa en el automóvil la saque y se la entregue al que acaba de llegar. Tras recibirla, este se marcha caminando.
La escena, recogida en el vídeo que acompaña esta información, fue captada por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil durante la Operación Guanxi, que ha desembocado en la detención de 13 personas y ha permitido desmantelar una supuesta trama de blanqueo de capitales que funcionaba como un banco clandestino para sacar de España rumbo a China una media de tres millones de euros semanales. No fue la única secuencia similar que grabaron. A lo largo de los más de dos años que duró la investigación, la escena se repitió numerosas veces. Lo que los miembros del instituto armado estaban registrando con sus cámaras era la entrega de importantes cantidades de dinero negro a plena luz del día mediante un sistema de control tan tradicional como efectivo: un billete roto como señal, lo que se conoce como token (código o señal, en inglés).
La Operación Guanxi se inició a finales de 2021, después de que en un control rutinario se interceptara en Tarancón (Cuenca) a un ciudadano de origen chino que transportaba en su coche una importante cantidad de dinero en efectivo cuyo origen no pudo aclarar. Las pesquisas iniciadas a partir de ese momento revelaron que detrás de esos fondos existía una compleja organización que funcionaba como un banco paralelo al circuito legal que se estructuraba en varios grupos con funciones diferenciadas y con amplios márgenes de autonomía entre ellos. Uno de esos grupos era el encargado de recoger semanalmente el dinero en efectivo que varios empresarios chinos establecidos en el polígono de Fuenlabrada generaban con la supuesta venta irregular de productos falsificados o que no habían sido declarados cuando entraban en España.
A él pertenecía, presuntamente, el individuo que aparece en la primera escena del vídeo llevándose la bolsa de dinero. Para ser identificado por los integrantes de la trama como la persona encargada de recoger el dinero, este portaba como token físico la mitad de un billete, cuya otra parte la tenían los que debían hacerle la entrega. Sólo cuando estos últimos comprobaban que coincidía el número de serie de ambas mitades o, incluso, la firma que a veces plasmaban sobre el billete para reforzar la garantías, le entregaban el dinero. “Es un protocolo de autentificación tan simple como efectivo”, destacan fuentes cercanas a la investigación. De hecho, las imágenes grabadas revelan que la persona que recogía el dinero no se paraba a contarlo. La confianza entre los diferentes grupos de la trama era total.
Una vez con los billetes en su poder, este grupo los trasladaba a “guarderías” —como se conoce en jerga los lugares donde se guarda de manera ilegal material o dinero— donde eran empaquetados para, poco tiempo después, enviarlos rápidamente por diferentes vías fuera de España, principalmente a China, en partidas que iban de los 10.000 a los 100.000 euros, aunque en una ocasión se detectó una de más de medio millón, según detallan fuentes cercanas a la investigación. De ello se encargaba un tercer grupo, formado mayoritariamente por ciudadanos de origen chino, pero también de nacionalidad ucrania. Para ello, la red utilizaba dos “canales de extracción”, en la jerga policial. Una era terrestre, para lo que se ocultaban el dinero en los camiones en los que los empresarios presuntamente implicados trasladaban productos de bazar hacia otros países europeos para su venta. En este operativo jugaba un papel clave una compañía de transporte con sede en Polonia y conexiones con Hungría. Este era el cauce por el que la red conseguía sacar dos millones de euros a la semana.
La otra era la vía aérea, mediante las conocidas como mulas, personas que escondían el dinero en sus equipajes y que partían por avión rumbo a China. El pasado lunes, la Guardia Civil localizó en un piso del madrileño barrio de Carabanchel dos maletas ya cargadas con dinero y listas para que un integrante de la trama viajara con ellas al país asiático. A través de este canal ponían fuera de España un millón de euros a la semana, según las estimaciones de los investigadores.
Durante los dos años de la investigación, la Guardia Civil intervino en distintas fases más de cinco millones de euros en efectivo tanto en España como en otros países. A esa cantidad se unen los más de 1,7 millones de euros localizados el pasado lunes durante los 40 registros realizado por la Guardia Civil en naves y domicilios. En la mayoría, los agentes localizaron cantidades que iban de los 40.000 a los 60.000, aunque en uno de los lugares se intervinieron cerca de 300.000 euros, según detallan fuentes cercanas a la investigación. En el vídeo grabado por los agentes, se observa como los billetes en fajos se encontraban escondidos en cajas fuertes, pero también en cajones, bolsas o una simple caja de zapatos camuflada entre otras similares.
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