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La Guardia Civil desmantela en Málaga un ‘banco paralelo’ que financiaba a criminales

Tres ciudadanos alemanes asentados en la Costa del Sol facilitaban a delincuentes fondos para adquirir alijos y el blanqueo a cambio de una comisión de hasta el 5%

Óscar López-Fonseca
Agentes de la Guardia Civil custodian a dos de los detenidos en la Operación Razmennik-Vanilla Sky contra una supuesta estructura que financiaba a grupos criminales, en una imagen facilitada por el Ministerio del Interior.
Agentes de la Guardia Civil custodian a dos de los detenidos en la Operación Razmennik-Vanilla Sky contra una supuesta estructura que financiaba a grupos criminales, en una imagen facilitada por el Ministerio del Interior.

No tenían sucursales ni se anunciaban, pero funcionaban prácticamente como un banco que ofrecía sus servicios para realizar transferencias de dinero o financiar operaciones. Eso sí, para unos clientes muy particulares: organizaciones criminales, en su mayoría dedicadas al narcotráfico. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha detenido a tres ciudadanos de origen ruso, filipino y kazajo, todos ellos nacionalizados alemanes, que habían creado desde Málaga un complejo entramado financiero que llegó a mover en un solo día 5 millones de euros procedentes de otros grupos delictivos. La trama cobraba a estos por sus servicios un porcentaje que podía llegar hasta el 5% del importe, en función del riesgo de la operación, la cantidad y la confianza que les generase el cliente. Este “banco paralelo” al circuito legal, como lo describen los investigadores, operaba principalmente en España y Alemania, pero se investiga si tenía conexiones con otros países, principalmente Turquía y Dubai.

La Operación Razmennik (”cambista” en ruso, bautizada así porque el presunto cabecilla de la trama era originario de Rusia) se inició a principios de años dentro de las investigaciones abiertas por el Departamento de Delincuencia Económica de UCO para localizar estructuras financieras utilizadas por las organizaciones delictivas, en notable auge en los dos últimos años, según destacan fuentes de la Guardia Civil. Una de esas gestiones policiales permitió detectar la presencia en la provincia de Málaga de los ahora arrestados, todos ellos buscados por la justicia alemana desde 2020 por blanqueo y narcotráfico, a los que en un primer momento se les consideró simples intermediarios de una organización mayor. Sin embargo, posteriormente se comprobó que eran los supuestos máximos responsables de uno de estos bancos para criminales.

Las pesquisas, en las que ha colaborado la Oficina Federal de la Policía Criminal (BKA) de Alemania y la agencia policial de la UE Europol, reveló que la trama ofrecía a otras organizaciones criminales canalizar de forma discreta y segura grandes cantidades de dinero en efectivo tanto para su lavado como para financiar operaciones de compra de droga o de tráfico de armas en España y en otros países europeos. Para ambos tipos de transacciones, la trama utilizaba el sistema conocido como “de compensación”, que permite mover el dinero sin desplazarlo físicamente, lo que evita riesgos y, además, no deja rastro.

Los contactos entre la trama y sus clientes se hacía siempre mediante aplicaciones de mensajería instantánea que encriptan automáticamente los mensajes. En ese intercambio, se fijaban la cantidad, las condiciones y el lugar de entrega. Luego, un integrante de la trama acudía al punto acordado, habitualmente zonas poco concurridas como descampados o callejones de la provincia de Málaga. Una vez allí, y tras identificarse mutuamente mediante un código ―a veces comprobaban que ambos tenía la misma foto del sitio elegido para la cita y que la red había enviado al cliente por mensaje de móvil―, la transacción se hacía en cuestión de segundos con el dinero oculto en simples bolsas de plástico. “No se paraban a contar el dinero. La confianza entre la trama y sus clientes era clave para el funcionamiento del sistema”, destacan fuentes cercanas a la investigación. Estas añaden que el sistema tenía “un dinamismo brutal; estaban constantemente operando”.

Durante los seguimientos, los agentes constataron que los tres detenidos adoptaban importantes medidas de seguridad. Para dormir, utilizaban habitualmente alojamientos turísticos que alquilaban para pocas noches e, incluso, solo una. Para ello, aprovechaban portales de internet especializados en este tipo de reservas y se identificaban con los documentos búlgaros y alemanes falsos de los que disponían. “En los cinco días previos a su arresto, durmieron en cinco sitios diferentes”, ponen como ejemplo fuentes de la Guardia Civil. Para garantizar esa movilidad, llevaban poco equipaje ―“lo que les entraba en una mochila”―, en el que, sin embargo, nunca faltaba equipos informáticos y teléfonos móviles de última generación. “Los vehículos en los que se movían también eran de alquiler y los cambiaban casi a diario”, añaden estas fuentes, que recalcan que eso no les impedía disfrutar de un alto nivel de vida que incluía acudir a restaurantes de lujo.

En el momento de las detenciones ―realizadas el pasado abril, aunque el Ministerio del Interior no ha informado hasta este jueves―, a los tres presuntos integrantes de la red se les intervino algo más de 100.000 euros en efectivo, así como máquinas para contar el dinero, equipos informáticos y de telefonía, y documentación tanto en soporte informático como en papel. Según fuentes cercanas a la investigación, entre esta última figuran anotaciones con parte de las transacciones económicas que la trama ejecutaba, entre ellas los 5 millones de euros que este banco paralelo llegó a mover en un solo día para facilitar su blanqueo a una organización criminal que había acudido a ella como cliente. Por ese único movimiento se habían embolsado 250.000 euros.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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