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Los testigos de las discotecas incendiadas en Murcia coinciden en que no hubo alarmas ni luces de emergencia

“Había humo azul y negro, se fue la luz, me faltaba la respiración”, ha relatado uno de los animadores del local a la jueza, que ha terminado este viernes la toma de testimonios

Incendio discotecas Murcia
Valeria C., una de las supervivientes de la tragedia de las discotecas, llega a la Ciudad de la Justicia de Murcia, este viernes.Juan Carlos Caval (EFE)
Virginia Vadillo

El incendio que el pasado 1 de octubre arrasó dos discotecas de Murcia y provocó la muerte de 13 personas fue extremadamente rápido y no hubo alarmas ni luces de emergencia, según han explicado este viernes media docena de testigos que se encontraban en las salas la noche de la tragedia a la jueza que instruye el caso. “Todo fue en menos de tres o cuatro minutos, fue un abrir y cerrar de ojos”, ha dicho a los periodistas al terminar la vista Richard U., una de las personas que aquel fatídico día estaba en Fonda Milagros. Esa noche había estado animando el local, de ambiente latino, tocando percusiones, y ha narrado que, en un momento dado, entró al aseo y, al salir, toda la sala estaba ya llena de humo y empleados y clientes gritaban que había que salir. Él se encontraba en la planta baja y vio un extintor, lo cogió y trató de subir con él a los palcos, de donde salía el humo, sin ser consciente de que el incendio, que la policía cree que se desató en la sala contigua, Teatre, estaba ya completamente descontrolado. De hecho, el percusionista reconoce que solo pudo subir la escalera de los palcos y decidió volver a bajarla: “Había humo azul y negro, se fue la luz, me faltaba la respiración”, ha rememorado, y ha señalado que tuvo que pasar todo un día hospitalizado a causa del humo que había respirado.

En uno de esos palcos, se encontraba esa noche Valeria C., otra de las personas que ha declarado este viernes. Su recuerdo de la tragedia coincide con lo que contaron a la jueza también la pasada semana otros clientes de Fonda Milagros: nadie dio aviso en los palcos superiores de que había un incendio y de que había que desalojar la sala. Tampoco sonaron alarmas, ni había luces de emergencia. La luz se fue en la discoteca y el humo impedía ver nada. “Uno piensa en la familia y en salir como sea, buscar la salida. Es muy duro, es difícil explicado en palabras. Es horroroso y muy duro”, ha dicho a los periodistas en la puerta del juzgado. Ella fue la última en abandonar la zona de los palcos, que ocupaba con otros cinco amigos. Todos ellos están representados por la abogada Rosa Egea, que defiende también a la familia de uno de los fallecidos y que por el momento ha preferido no hacer declaraciones.

Fuentes presentes en las vistas de este viernes han confirmado a EL PAÍS que entre los testigos citados ha comparecido uno de los trabajadores de control de accesos de la discoteca Teatre, donde habría comenzado el fuego. Él mismo, al detectar el incendio, avisó por pinganillo a otros empleados de la sala para que comenzaran la evacuación. Esa discoteca se vació varios minutos antes que Fonda Milagros, un tiempo que los informes policiales consideran crucial, pues el retraso en la evacuación de este último local dificultó la salida de los clientes. El trabajador ha corroborado también, según las mismas fuentes, que no sonó ninguna alarma, y ha dicho que desconocía que Teatre tuviera una salida de emergencia trasera. Los bomberos, en el informe pericial enviado a la jueza, relataron que esa salida trasera estaba bloqueada con candados y rejas que tuvieron que forzar para acceder a la sala.

Los testigos que han declarado este viernes eran las últimas personas citadas por la jueza hasta el momento en la fase de instrucción, en la que también ha escuchado las versiones de las seis personas que están imputadas por 13 presuntos delitos de homicidios por imprudencia: tres responsables de Teatre, el DJ que organizó la fiesta que se celebraba esa noche en la discoteca, el propietario de la máquina de chispas, cuyo uso negligente la policía considera causante del incendio, y el propietario de Fonda Milagros.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.
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